La directora Mar Olid (Aída, Días mejores) se ha propuesto hacernos reír y, de paso, enseñarnos un par de cosas, todo, en su primer largometraje, Al otro barrio, una comedia que pone a prueba el cliché y honra la vida vecinal.
A Andrés Ocaña le va fenomenal, o eso parece, porque tras falsear la dirección de la sede de su empresa para aprovecharse de una jugosa subvención, ha pasado lo que creía que a la gente como él no le pasaba: le han pillado. Tendrá que trasladar sus oficinas a Los Caños, lo que él y sus compañeros consideran una zona marginal “Llegan con todos los prejuicios del mundo y los hay por ambas partes”, nos explica Mar Olid, que dirige Al otro barrio, su primera película tras una larga trayectoria en series que son historia de la ficción española, como Los Serrano.
Con esta premisa, Andrés, interpretado por Quim Gutiérrez (Primos), lleva a sus publicistas de clase alta a un barrio “muy jodido”. Comparte protagonismo y clase social con el personaje de Sara Sálamo (El favor), Sara también en la película.
En el reparto les acompañan Hamza Zaidi y Javier Herrera, que no es que interpreten a dos chicos de barrio, es que son dos chicos de barrio. De padres migrantes, comparten experiencia vital con sus personajes. El de Benja fue el más difícil de encontrar. “Hasta que apareció Herrera, dominicano y de segunda generación, nos conquistó con su espíritu ingenuo”, recuerda Olid. “Y luego, ocurrió algo: todavía durante las pruebas hizo una amistad increíble con Hamza, tanto, que pensábamos que eran amigos de antes, así que ya les teníamos”.
Este no es el primer contacto de la directora con la creación del relato de un barrio. Olid ya construyó Esperanza Sur para la icónica serie Aída, pero desde entonces ha pasado una década y la realidad de Madrid es bien distinta: “Lo que más ha cambiado es la gente, en esa época el personaje de Machu Picchu era la excepción, ahora la diversidad de los barrios es enorme”.
Además, la película es una adaptación de la francesa Bienvenidos al barrio (Mohamed Hamidi, 2019), lo que ha supuesto un constante proceso de construcción de identidad. “Poniendo y quitando elementos para adaptarla te das cuenta de que España es muy particular”, explica Olid. “Los barrios tienen una personalidad muy propia y casi irrepetible”. Cuando los dos mundos colisionan nace la gran paradoja que nos propone Al otro barrio. Cree el ladrón que todos son de su condición, y Ocaña llega con recelos y algo de miedo a Los Caños, donde cree que germina el peligro y la delincuencia, a pesar de que el que está allí por un delito (fiscal) es él.
La directora adelanta que “esto se lo terminará echando en cara el personaje de Benja (Herrera), que trabaja en un mercadillo con sus padres”. “Parece que, si eres rico, puedes permitirte ciertos engaños”, dice Olid. “¿Pero aquí quién es el ladrón?”.
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