Hablamos con Javier Fesser sobre su primera serie, ‘Custodia repartida’: “Me enamoró el tono de la serie. Es un drama real y profundo, pero a la vez divertidísimo“

Custodia repartida

Javier Fesser dirige su primera serie, Custodia repartida, un drama sobre la separación de una pareja que no necesita chistes para invitarte a reír "por pura empatía".

Fue “un flechazo”, asegura Javier Fesser (Campeones), lo que tuvo con los guiones de Custodia repartida, escritos por Juanjo Moscardó y María Mínguez.

Era la primera vez que el director se ponía al frente de una serie y, además, de una historia no escrita por él, pero no lo dudó. “Me enamoró el tono de la serie. Es un drama real y profundo, pero a la vez divertidísimo, habitado por personajes tan de carne y hueso que me parece imposible no empatizar, sufrir y sonreír con sus peripecias cotidianas. Qué fácil ponerse en la piel de cada uno de ellos, por muy diferentes a ti mismo que te resulten”, explica. “Los sentí muy cerca de mi manera de entender la vida y la forma de contársela a los demás”.

Custodia repartida arranca con el anuncio de Cris (Lorena López, Las largas sombras) y Diego (Richard Farré, Los buenos modales) a sus respectivas familias sobre su separación. Tienen una hija, Chloe y, por el bien de ella, quieren hacerlo bien. Cada uno vuelve a casa de sus padres, porque no pueden hacer otra cosa de momento, pasan una semana con la niña y en esa nueva vida deben ir encontrando nuevas rutinas, pero la paz, para bien o para mal, acaba pronto. “Para nosotros es una feel good serie”, dice Fesser. “Es un drama real, muy humano, con mucha verdad en el que, sin gags ni chistes, te acabas riendo por pura empatía”.

Él, en concreto, cuenta que se rio “a carcajadas leyendo el guion”. “Me emocioné bastante colocándome en la piel de la pareja protagonista, tan distintos los dos en su modo de la vida y el amor, y a la vez tan parecidos en su capacidad para no entenderse por muy de acuerdo que estén en un asunto”, continúa Fesser, que dirige los ocho episodios “porque no lo entendía de otra manera”.

“Cada fotograma de la serie forma parte de un todo y considero que es mi responsabilidad la coherencia de la temporada completa”, dice. “Esta serie tiene un proceso muy artesanal, todo está mimado al milímetro, cada detalle de un capítulo está relacionado y tien consecuencias en los demás”.

Se enfrentó al rodaje como al de una película, pero con las ventajas de profundidad que permite la serie, “descendiendo al detalle, explorando las sutilezas”. “Por encima de la eficiencia en la producción, hemos buscado hacer una serie personal, original, auténtica, distinta”, cuenta. “Ojalá se lea como una serie de autor difícil de clasificar”.

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