Adam Elliot dirige ‘Memorias de un caracol’, una película de animación con plastilina nominada al Oscar: “Todas mis películas siempre han sido sobre el marginado”

Adam Elliot

La nueva película de animación con plastilina del australiano Adam Elliot, Memorias de un caracol, emociona con una historia tristísima, provocadora, con momentos de humor negro y muchos caracoles.

Grace Pudel, una niña inadaptada que colecciona figuras de caracoles y ama los libros, es la protagonista de la nueva película de animación de Adam Elliot, Memorias de un caracol, cine de animación muy artesanal, sin un solo fotograma generado por ordenador y que necesitó un año para fabricar los 7.000 objetos que aparecen en la historia. Un relato en el que este cineasta vuelve a mezclar tragedia y humor negro, “como la vida misma”, y en el que, otra vez, mata a alguno de sus personajes. Al morir el padre de Grace, la separan de su hermano mellizo, Gilbert, y entra en una espiral de angustia vital, pero la luz regresa a su vida cuando conoce a Pinky, una anciana excéntrica y libre que ama la vida.

LOS CARACOLES Y LOS MARGINADOS

“El primer borrador del guion era un libro de memorias de una mariquita, pero era todo demasiado cursi y un poco empalagoso. Pensé que debía haber una criatura mejor allá afuera”, explica Elliot, que ganó el último Festival de Annecy, el más prestigioso certamen de animación.

Una vez investigado todo el reino animal, el director se decidió por los caracoles. “Pensé que eran introvertidos en muchos sentidos, porque siempre se están retirando, que es lo que Grace hace toda su vida. Y porque la concha de caracol me encanta como símbolo, es muy cíclico y simbólico de la vida”, cuenta. “Además, pensé que sería un motivo visual realmente encantador. Creo que los caracoles son bastante hermosos y alienígenas, tienen mucha gracia y son muy elegantes”.

Grace, Gilbert y Pinky son, como otros personajes en los anteriores trabajos del cineasta, marginados o personas percibidas como diferentes. “Todas mis películas siempre han sido sobre el marginado, pero siempre he querido celebrar a esas personas porque son las de mi vida. Yo también siempre me he sentido como un inadaptado”, afirma.

TRAGEDIA Y COMEDIA

A pesar de las dificultades por las que pasan los personajes, que son muchas y dolorosas, la película ofrece momentos de alivio con su negro sentido del humor. “Estoy tratando de reflejar la vida, porque no creo que la vida de nadie sea completamente miserable”, reflexiona.

“Además, se necesitan momentos más ligeros en la película para cuando lleguen las otras escenas. La comedia es una gran manera de aliviar la tensión”. Angustia, tristeza, ansiedad y hasta desesperación que llevan los personajes dentro y que nacen de historias y de personas reales de la vida del director, y de él mismo.

“Sí, porque todos mis personajes están basados en personas reales de mi vida, pero también son extensiones de mí mismo”.

CONTRA EL CINE RANCIO

Experiencias y recuerdos del pasado que le llevan a denunciar en su película las terapias de conversión para homosexuales o a quemar una iglesia entera. “Esas terapias se siguen practicando ampliamente en todas partes, pero estamos en 2024 y ¡es ridículo!”, dice Elliot, que reconoce que las reacciones han sido peores ante el incendio del crucifijo que muestra en la película. Malas o buenas, estas respuestas son las que busca a su trabajo y así loasegura: “Me gustan las películas que invitan a la reflexión, que arriesgan. Creo que hay que hacer estas cosas, de lo contrario el cine se vuelve rancio y aburrido. Hay tanta animación por ahí que es sólo para merchandising y para ganar dinero… Yo prefiero hacer películas animadas sofisticadas y desafiantes, pero también entretenidas. Siempre digo que, si al final de mis películas no eres un desastre emocional, entonces fracasé. Mi intención es emocionar a la audiencia”.

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Fotos: Emma MacIntyre-Getty Images

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