Por Irene Crespo
“Cuando estudias guion, una de las primeras cosas que te enseñan es que no debes dejar nada en manos del azar, y voy yo y hago una película en la que el azar es un protagonista más”. Así habla Juan Galiñanes de Fatum, su primer largometraje como guionista (coescrito con Alberto Marini) y director. Fatum es destino y el destino es tan protagonista aquí como lo son los cabezas de cartel, Luis Tosar y Álex García. El destino se cruzará en la vida de estos dos personajes y les unirá en este thriller dramático guiado más por las emociones que por la acción. O para ser más exactos, aquí la acción es emoción.
“Se mueve entre el thriller y el drama, todo el rato te está llevando de un lado a otro, el tono trepidante viene con esas emociones”, insiste Galiñanes, que se estrena en el largo como director, pero tiene una curtida carrera como montador y cortometrajista.
Tampoco es casualidad que Fatum sea más emocional que los thrillers españoles de éxito estrenados en los últimos años, ese fue el punto de partida de Galiñanes. “El guion lo escribo hace años, poco después de terminar Quien a hierro mata [que acabó dirigiendo Paco Plaza] y mi corto 3-1=0”, recuerda. “Es un momento en el que me pongo a escribir después de una etapa de muchos años en animación, después de tanto tiempo ahí, preocupado porque los niños no escuchen palabras que no deben, de repente digo: ‘Voy a escribir lo que me dé la gana”.
Se puso entonces a explorar “sentimientos más básicos y sensaciones más universales, como pueden ser la culpa, la venganza… Emociones más puras, más viscerales que conectan con los espectadores de una manera muy sencilla” porque las trabaja desde el estómago. Terminado en plena crisis, el guion cae en un cajón durante un tiempo hasta que lo vuelven a retomar. La productora Emma Lustres (Celda 211, El desconocido) reconoce el potencial de la historia y llaman a Alberto Marini (Mientras duermes, La Unidad) para darle una vuelta “con más acción, más género, más entretenimiento”, comenta Lustres. “La historia en esencia no cambia nada”, cuenta Galiñanes. “Pero nos lo llevamos al mundo de las casas de apuestas, que es un acierto maravilloso porque tiene mucho que ver con el azar y el destino”.
Sergio (Luis Tosar) es un ludópata. Por él, la acción de la película en seguida entra en una casa de apuestas. Le ha prometido a su mujer (Luisa Mayol) que lo va a dejar, pero un soplo de un partido de fútbol amañado le empuja a intentarlo una vez más, y arrastrando a sus hijos. La jugada le sale bien, pero en el preciso momento de euforia y felicidad, Alejo (Arón Piper) irrumpe armado en el local. Todo se torcerá rápidamente. El dispositivo policial ante el atraco con rehenes incluye a la comisaria Costa (Elena Anaya) al frente y a Pablo (Álex García), francotirador del GEO, que acude a la llamada dejando a su hijo en el hospital esperando un trasplante.
“Es una película de personajes, muy de personajes, son el centro de todo”, dice la productora gallega. “Es una película donde la trama no se come a los personajes. Donde la emoción y el sentimiento son los que, como espectador, te llevan todo el rato. Y creo que es una de las razones por la que los actores entraron tan rápidamente”.
Cuando tuvieron terminado el guion, Galiñanes tenía proyectados actores de primera línea. Todos dijeron que sí. “Todos fueron propuestas mías y eran mis primeros candidatos”, recuerda el director. Todos se enamoraron enseguida de sus respectivos papeles y del torbellino emocional en el que se metían a los pocos minutos del metraje.
“Mi personaje empezaba en acción a los cinco minutos e iba in crescendo, es muy difícil mantener ese nivel de intensidad”, dice Álex García que define a Pablo como “un hombre normal, un padre de familia cariñoso, cercano, que tiene un trabajo poco habitual, pero que lo lleva con naturalidad”. “Y lo bonito es que una series de decisiones no tomadas con el corazón desde el minuto siete de la película le llevan a una situación fuera de lo normal y de la que tiene que responsabilizarse”, explica el actor de Antidisturbios. “Me parece precioso porque la película dice que cualquiera nos podemos ver en una situación muy complicada en nuestro día a día, te ayuda a empatizar con los errores, todos nos podemos equivocar y es muy bonito aprender a perdonar”.
AUTORÍA COMERCIAL
Y si algo tienen en común todos los personajes, además del maldito destino, es que son padres. “Lo importante en esta historia siempre han sido los padres: la importancia de mantener a salvo a sus hijos, de cómo enfocar y afrontar la paternidad y la maternidad en situaciones al límite”, cuenta Galiñanes. “Todos comparten una visión actual de cómo deberíamos ser padres o madres. Sin ser nada autobiográfica, en este sentido todos los personajes tienen mucho de mí, como padre”.
Por eso el filme está cargado de detalles: la comisaria llamando a su casa incluso en los momentos de alta tensión, la conciliación laboral y de pareja… En ese sentido, el director se alegra hasta de que el guion cayera en un cajón un tiempo. “Me permitió retomarlo con una madurez como montador y como director y una relación con la paternidad más cercana a la que cuenta la historia porque ahora mis hijos tienen una edad similar a la de los personajes”.
Su experiencia como montador le ayudó a conseguir despegarse, a veces, brevemente, del material para tener muy claro qué rodar y cómo iba a acabar de escribir la película en la sala de edición. Sabía medir muy bien los tiempos, clave en las partes dramáticas de Fatum, pero también en la acción. En ese sentido, no había nada dejado al azar.
Es una película muy pensada, cuidada, “pero honesta”, resalta Galiñanes. Es un filme con ambiciones y vocación comercial, como buen thriller quiere llegar a un gran público, pero no por eso está reñido con un autoría y una voz y firma concretas. “Todo está absolutamente pensado, nada es gratuito… Desde cómo metemos el título a los reflejos de los personajes que muestran su peor cara… Me importa que haya una impronta y no creo que esté reñido con ser comercial”, insiste citando a referentes aspiracionales como Villeneuve o Fincher. “¿Fatum pretende ser eso? Claro. Otra cosa es que luego…”. De nuevo, el destino, el fatum, el azar.
Álex García
Lleva más de media vida dedicado a la interpretación. Ha sabido moverse con soltura en todos los medios (teatro, cine y televisión) y distintos géneros.
Vaya viaje emocional que hace en Fatum.
A mí fue lo que más me emocionó de la película, son todos personajes con emociones reales. Los dos protagonistas se equivocan mucho, pero son conscientes de sus errores, en una película de acción eso es muy poco habitual
¿Cree en el destino?
Creo que gran parte de las situaciones que vivimos en nuestra vida estaban ahí para nosotros, pero que nosotros podemos elegir qué hacer con ellas. Cada uno tiene la oportunidad de decidir qué hacer con lo que le ocurre en la vida.
En su carrera, ¿cree que ha tenido el poder de la elección o el azar ha jugado un papel importante?
Siento que soy muy responsable de todo lo que me ha pasado… Para empezar, si no me vengo a Madrid con 17 años no ocurre nada de esto. Ahí ya está la primera decisión. Y si no envío videobooks, y si no me paro a aprender… Hay un porcentaje de suerte, por supuesto, pero cada uno tiene que responsabilizarse de quién es y tomar decisiones para que la vida sea la que uno quiera que sea. Y en ello estoy yo. Yo he estado en proyectos que han sido muy malos para el público, pero también he aprendido de ellos para elegir mejor la siguiente vez. Para que te toque la lotería hay que comprarla.
¿Qué proyectos cree que han marcado antes y después en su carrera?
Siento que aprendí mucho en Kamikaze porque fue el primer protagonista como con una proyección grande en salas de cine, pero se estrenó a la vez que Ocho apellidos vascos y no la vio nadie [se ríe]. No se reflejó en taquilla ni tuvo repercusión, pero esa película me enseñó que cualquier cosa que hagas, si la haces de corazón y porque te apetece, vale la pena. Y luego, por supuesto, la obra de teatro Incendios la sigo recordando, fue un gran aprendizaje.
Lleva unos años sin parar, suerte y trabajo, ¿cómo vive el momento?
Lo vivo con calma. Pues al final llevo media vida dedicándome exclusivamente a esto, y sé que es muy difícil trabajar en esta profesión y me siento muy afortunado de poder estar en proyectos que cuentan historias que me apetecen contar. Pero me lo tomo con calma, porque no deja de ser mi trabajo, y conozco de cerca esta profesión después de tantos años y sé que todo lo que sube baja a un ritmo impresionante. Y, al final, lo más importante es que yo crezca como persona y es en lo que más centrado estoy ahora mismo. Lo más importante, y no lo enseñan en las escuelas, es trabajarte tú como persona, entenderte, y saber que lo que me genera la felicidad últimamente es estar presente en mi día a día, pararme, darme el tiempo… Hasta hace poco, priorizaba los tiempos de trabajo sobre los de vida. Eso también es una elección.
Fatum se estrena en cines el 28 de abril
Fotos: Pablo Cuadra y Joel Saget (Getty Images)
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