Chloé Wallace (Un cuento perfecto) se pone al frente de su primera película como directora, Mala influencia, adaptación de la novela homónima superventas, un fenómeno juvenil nacido en la plataforma literaria Wattpad.
Cuando a Chloé Wallace (Madrid, 1994) le propusieron adaptar y dirigir Mala influencia, la novela juvenil que arrasó en la plataforma de lectura y escritura social Wattpad y después en librerías, le pareció “una oportunidad súper guay para que una directora joven dirigiera una película adolescente”, explica.
“Quería hacer una peli que a mí me habría gustado ver en mi adolescencia”. La adaptación de una novela siempre es un desafío, pero en este caso el reto tenía un plus de dificultad. Además de que en “el libro pasan mogollón de cosas todo el rato”, Wallace sentía la responsabilidad de darles una vuelta para contarlas desde un lugar más actual.
“Lo interesante era coger esos tópicos de chico malo y chica buena y darles una vuelta y que siguiesen existiendo porque creo que es algo que nos ha llamado la atención a todas y todos siendo adolescentes, pero que no fuese, aparte de tóxico, peligroso de consumir”.
Junto a la guionista Diana Muro, Chloé Wallace dio forma a un guion en base a la obra que había escrito TeensSpirit (seudónimo de la creadora de este fanfiction) para contar de otra forma la historia de amor entre Reese Russell y Eros Douglas.
El punto de arranque es el clásico. Ella, una adolescente de 17 años de clase alta, habituada al lujo e inmersa en su burbuja de instituto pijo; él, un joven huérfano de clase baja habituado a meterse en líos con la justicia. Sus mundos se cruzan cuando Reese empieza a recibir amenazas y su padre contrata a Eros como su guardaespaldas.
A partir de ahí, en la película, los tiras y aflojas propios de una historia de amor conviven con las redes que tejen los amigos que se sienten familia y se intercalan con elementos de thriller y, por momentos, el foco se centra más en averiguar quién es la persona que acosa a la protagonista que en saber si ellos dos terminarán juntos o no.
MOMENTO FAN
La directora está contenta, mucho, con el resultado, pero no puede evitar soltar un “veremos cuando salga la película si las fans se me echan a la espalda”, consciente de las pasiones que ha despertado esta historia.
En Wattpad, Mala influencia tuvo más de 44 millones de lecturas y basta con darse una vuelta por los perfiles que la propia película, la directora y los protagonistas (Alberto Olmo y Eléa Rochera) tienen en Instagram para encontrar cientos de comentarios ansiosos por ver cómo cobra vida lo que imaginaron leyendo la novela. “Pertenezco a una familia en la que hay muchas adaptaciones, lo de los fans lo tenemos bastante interiorizado: hay a gente que le va a gustar y a gente que no”, dice la directora. Luego, reflexiona y comenta: “Para mí lo importante era mantener la esencia. ¿Qué es lo que gusta de esta novela? ¿Qué es lo que gusta de estas historias? He rescatado algunas frases, algunos momentos y los he actualizado un poquito”.
Uno de ellos bien puede ser el de la escena de sexo en la que Eros utiliza preservativo y Reese dice abiertamente que ella todavía no ha llegado al orgasmo. “En muchas de las pelis y de las series adolescentes que se están haciendo ahora, veía que el sexo era como todo increíble la primera vez y no es real”, explica. Chloé quería algo realista, pero que no dejara de ser romántico, bonito y sexy.
SE HIZO LA QUÍMICA
“Lo más guay de la peli es el cast, las dinámicas que han formado, la química que tienen todos. Para mí, Mala influencia son ellos, los protagonistas tan maravillosos que tenemos”, afirma Chloé Wallace refiriéndose a la pareja principal Alberto Olmo y Eléa Rochera. “Son unos pedazos de actores increíbles.
Alberto es una persona muy seria con su trabajo, súper dedicado y siente mucha responsabilidad”, continúa. “Eléa también es muy dedicada, pero desde un lugar más relajado, más de ‘me acompañan mis compañeros, el equipo”.
Encontrar a Eros fue sencillo. “Me lo enseñó una amiga y quise verle porque físicamente me gustaba mucho. Hizo el casting y todos tuvimos clarísimo que era Eros desde el principio”, dice sobre el actor que debutó en el filme El agua, de Elena López Riera y ya tenía experiencia en series (Montecristo).
Dar con Reese costó algo más. “Era un personaje más complicado que Eros porque le están pasando un montón de cosas y tiene que mostrarlas, pero no. Teníamos muy buenas opciones, pero no acababa de llegar”, relata. Hasta que apareció Eléa que se presentó al casting para el personaje de Lily, la mejor amiga de Reese. Gustó y con Alberto se hizo la química, algo imprescindible ya que no disponían de mucho tiempo entre el cierre del casting y el inicio del rodaje.
QUÉ DIRECTORA NO QUIERO SER
Chloé Wallace describiendo el rodaje de Mala influencia dibuja en la mente de quien la escucha una especie de red de cuidados que fluyeron en todas direcciones. De ella hacia los actores (“Para mí era súper importante que se sintieran seguros”), del equipo, técnico y artístico, entre sí (“Hemos tenido una suerte increíble, con muchísimas mujeres que han creado un espacio súper divertido y seguro”) y, por supuesto, de sus compañeros hacia ella.
“He tenido una suerte de compañeros y compañeras que me han acompañado y me han sostenido y, sobre todo, he sentido que creían en mí y que cada decisión que tomaba o que proponía era recibida desde un lugar de entusiasmo, de creer y de proponer que eso creciera”, confiesa.
Asegura que no se había planteado qué tipo de directora quería ser, pero sí lo que no quería ser y eso pasaba por no hacer sentir a la gente incómoda, porque todos se sintieran escuchados, por no provocar miedo… “Mi trabajo es igual de importante que el de otros, lo que pasa es que al final del día yo tomo más decisiones y tengo más responsabilidad”, reflexiona. “La diferencia es responsabilidad versus poder. Yo soy muy consciente del poder que puedo tener, pero no lo quiero usar”.
LA IMPORTANCIA DEL ‘PACKAGING’
Rodada en diferentes puntos de Valencia y en la Ciudad de la Luz de Alicante, Mala influencia es una película de imponentes paisajes, de esos que se recorren en moto transmitiendo libertad y de localizaciones y casas muy grandes para que quede claro que en esa historia hay quien tiene dinero.
“Cuando algo va a ser consumido por adolescentes la estética es muy importante. Para mí, una de las referencias era Euphoria que tiene esta cosa súper esteta, divertida y adolescente. Mucho más cañera obviamente”, asegura Chloé.
Junto a la estética, su otro innegociable era la banda sonora (entre los temas que escuchamos se cuelan canciones recientes como Los Perros, de Arde Bogotá y otras con algún año más como Doctor Jones, de Aqua).
Porque Chloé sabe que, dirigiéndose a un público adolescente, pensar el contenido es necesario, pero cuidar el packaging es imprescindible. “Este tipo de películas, como no son para una audiencia que tiene un ojo más fino, están hechas un poco de fábrica”, dice.
“Pero todos los proyectos que yo haga los quiero hacer con cariño y que todos los departamentos tengan la misma intención, el mismo respeto".