El Imperio romano según Emmerich

El maestro del cine de catástrofes Roland Emmerich abandona temporalmente las hecatombes y la ciencia ficción para llevarnos en un intenso viaje a la Roma de los gladiadores. Nos ha hablado de su primera experiencia con una serie de televisión, que se estrena en Prime Video el 9 de agosto. Y nada menos que con Anthony Hopkins en el reparto. Nos lo cuenta desde Italia nuestra corresponsal Alice Cucchetti.

El Imperio romano gobernado por el emperador Vespasiano (Anthony Hopkins) está en su apogeo. El mundo del espectáculo que lo rodea, dominado por los combates de gladiadores, está en su cénit y es un negocio muy próspero. Inspirada en el clásico de no ficción de Daniel P. Mannix (que también fue la fuente de inspiración de Ridley Scott para Gladiator) Those About to Die cuenta la historia de la antigua Roma desde un nuevo punto de vista: el del peligroso y corrupto negocio del entretenimiento de masas, diseñado para satisfacer los deseos de las multitudes que se aglomeran en las gradas. Un universo de combates y sangre en el que los intereses de diversos personajes que provienen de todos los rincones del imperio chocan en la explosiva intersección entre deporte, política y luchas de poder.

Dejó que los alienígenas de Independence Day derribasen los símbolos de Estados Unidos, que Godzilla devastara Nueva York, evocó los estragos de la emergencia climática adelantándose a su tiempo en El día de mañana y con 2012 escenificó una profecía apocalíptica. En su última película, Moonfall, la Luna se convirtió en una amenaza para la Tierra. Así es Roland Emmerich, el cineasta alemán hijo adoptivo de Hollywood, alias “el maestro del desastre” por su afición a las películas catastróficas. Pero es el mismo que ha demostrado saber escenificar el pasado, desde la muy lejana 10,000 BC hasta la historia reciente de Stonewall.

 

 

Ahora, como director de Those About to Die, la que ha sido su primera experiencia real en el plató de una serie de televisión, nos traslada a la época del Imperio romano y al mundo de los gladiadores siguiendo la estela del libro homónimo de Daniel P. Mannix. “Siempre me ha interesado mucho ese período histórico”, nos cuenta Emmerich. “Un amigo me regaló el libro de Mannix, que relata con todo lujo de detalles el porqué de las carreras de cuadrigas y las peleas de gladiadores, cuál era su trasfondo religioso y en qué se convirtieron a lo largo de la historia. Y así empezó todo”.

 

Esta es una gran producción. Cuenta con un reparto amplio y variado y unos decorados impresionantes. ¿Cuáles fueron los mayores retos a la hora de coordinar un proyecto de esta envergadura?

Como siempre, el punto crucial es el coste. Tuvimos que pensar cómo hacerlo todo y con qué presupuesto. Tuvimos mucha suerte de rodar en Cinecittà, que además de tener muchos decorados que nos fueron de maravilla, dispone de un estudio de rodaje llamado The Volume, un cubo enorme dentro del cual se rueda con una tecnología que permite proyectar imágenes ambientales casi definitivas a través de paneles led de alta resolución 4K en las paredes y el techo. No podíamos utilizar la pantalla verde, así que The Volume nos vino de perlas. La serie The Mandalorian fue la primera en rodarse con éxito mediante esta técnica, y la utilizamos muchísimo. Rodamos en ese estudio durante 108 días.

 

¿Era la primera vez que utilizaba esta tecnología? ¿Cómo fue la experiencia?
¡Me encantó! Porque lo que puedes hacer es congelar la luz en el tiempo. Puedes crear una imagen de fondo, por ejemplo, un cielo espectacular, y modular la iluminación que necesites, y en ese momento puedes rodar durante todo el día sin miedo a perder la luz adecuada, ni nada por el estilo. Es extraordinario.

 

En su extensa carrera, ha sido testigo de notables cambios tecnológicos. ¿Hay algo de lo que se arrepiente de las técnicas del pasado?
No, la verdad es que no. Me interesa simplificar los procesos. Y The Volume lo hace. Puedes verlo todo en tiempo real, tener a los actores allí, en el contexto, en el mundo de la serie, y eso es maravilloso.

 

Una serie sobre gladiadores obliga a dosis de violencia. Especialmente en un producto generalista para la pequeña pantalla, puede ser complejo encontrar el equilibrio adecuado en este sentido. ¿Cómo se ha trabajado este punto?
Tiene razón, aunque en cualquier caso la serie no es para menores. Hay sexo y violencia, pero intentamos adoptar un enfoque minimalista. Incluso si de vez en cuanto hay irremediablemente alguna explosión. Aquel era un mundo muy violento, y no mostrarlo no habría sido honesto.

 

 

Es usted ampliamente conocido por su estilo maximalista, que alcanza su máximo esplendor en la gran pantalla. ¿Cómo ha sido tener que adaptarlo a la televisión?
No he cambiado nada. Hemos rodado con cámaras de muy alta resolución de 8K. Y lo hicimos para poder grabar desde muchos ángulos al mismo tiempo y gestionar la iluminación de la serie, que es compleja y delicada.

 

La mayoría de sus películas son de ciencia-ficción o catastróficas, aunque de vez en cuando hace el salto a proyectos de época, como El patriota o Anonymous… ¿Es un cambio de perspectiva que le gusta?
Sí, me encanta hacer películas ambientadas en el pasado, me gusta mostrar al público cómo era la vida en otra época. En Anonymous disfruté mucho, por ejemplo, explorando el Renacimiento. Y esto es algo que hoy podemos hacer con relativa facilidad, las películas históricas ya no son tan caras como las superproducciones de antes.

 

En este sentido, el género péplum, al que pertenece básicamente Those About to Die, fue muy popular en su día. ¿Se inspiró por casualidad en alguna película antigua para hacer esta serie?
No, también porque buscábamos escenas de la vida cotidiana de la época dotadas de realismo. Existen muchas ideas erróneas sobre la antigua Roma. Incluso en el estilo de la fotografía, en la que quisimos usar toda la luz posible desde el exterior hacia el interior, la que se cuela a través de las ventanas, porque esa era la realidad en aquel momento. También nos interesaba mostrar el contraste entre el modo de vida de los ricos y el de los pobres. No me he dedicado a ver ninguna otra película histórica, ni de capa y espada, porque cuando estoy involucrado en un proyecto, generalmente veo otras cosas. No quiero tener imágenes de otras películas similares en la retina… Prefiero olvidar durante un tiempo lo que otros ya han hecho.

 

¿Ha oído hablar de la tendencia “Imperio romano” en TikTok? Esa que nos muestra que son muchos los chicos y hombres que piensan a menudo en el Imperio romano…

¡No tengo TikTok, pero algo de eso oí!

 

¿Cuál es, en su opinión, el origen de este fenómeno?
Era un mundo gobernado por hombres, para hombres. Creo que mucha gente siente nostalgia de aquello, sobre todo ahora que historias sobre mujeres se multiplican, incluso en las películas de acción. En parte porque nos hemos dado cuenta de que las mujeres ven más películas y series que los hombres… No obstante, los hay que anhelan volver a su juventud.

 

En cambio, en Those About to Die hay varios personajes femeninos potentes.
¡Sí! Veréis a algunas actrices fantásticas, entre ellas la italiana Gabriella Pession. O Sara Martins, que interpreta a Carla, una actriz extraordinaria, aunque todavía poco conocida. Me gusta mucho trabajar con actrices. No sé por qué… Soy gay, pero me encanta filmar a las mujeres.

 

Hablando de actores, no podemos dejar de mencionar que Anthony Hopkins, uno de los grandes, forma parte del reparto. ¿Cómo ha sido trabajar con él?
Le tengo un respeto infinito, es uno de los mejores actores en activo. Es muy meticuloso. Además, es una persona sencilla, de trato fácil a la que le encanta su trabajo. Ha sido genial. Era la persona adecuada para interpretar a Vespasiano, lo hacía con cierta rudeza y fuerza. Y también le interesa ese período histórico.

 

 

Tras décadas en la industria cinematográfica, esta es su primera experiencia real con una serie de televisión. ¿Cómo se ha sentido? ¿Ha sido algo muy diferente?

En absoluto. La forma de trabajar y la pasión son las mismas. La única diferencia es que tienes un poco menos de tiempo. De una forma u otra, estás siempre contando los minutos. Cada episodio dura unos 55 minutos, lo que significa que tienes 18 días por episodio. En cualquier caso, intentamos hacerlo lo mejor que pudimos, y fue una experiencia maravillosa.

 

¿Repetiría?
Nuestra industria ha cambiado por completo. Como director me interesa más trabajar en formatos más largos. Hice este proyecto para la televisión para tener más tiempo que en una película. Ha sido como hacer una película de nueve horas, puedes desarrollar ciertos personajes, su profundidad, etc.

 

¿La historia de Those About to Die habla de nuestro presente?
Hay sin duda claros paralelismos. Por suerte las cosas han cambiado mucho, y hoy en día ya no mueren deportistas, salvo en trágicos accidentes. Pero la emoción de las carreras sigue siendo la misma, la llevamos dentro. Lo que sentimos cuando vemos a dos personas luchar o una carrera de Fórmula 1… Es la misma admiración, la misma adrenalina.

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