Eléa Rochera y Alberto Olmo son los protagonistas de ‘Mala Influencia’: "Va a gustar más la adaptación que hemos hecho que el libro"

Mala influencia

No ha llegado todavía a los cines y los fans de la novela Mala influencia ya llenan las redes sociales con comentarios sobre la adaptación. Eléa Rochera y Alberto Olmo son los protagonistas de la que puede ser una de las películas adolescentes del año.

Es más que probable que dentro de poco a Eléa Rochera (Valencia, 2002) empiecen a llamarla Reese por la calle y que a Alberto Olmo (Murcia, 1999) le hagan preguntas sobre Eros. Los dos actores interpretan a los protagonistas de Mala influencia, la adaptación al cine de la novela adolescente que TeensSpirit (seudónimo de la autora que quiere permanecer en el anonimato) publicó en la plataforma Wattpad. Los millones de lecturas que acumuló llevaron a Penguin a editar el libro y mucho estaba tardando, viendo el éxito de estos fanfictions, en llegar su adaptación a la gran pantalla.

Alberto venía de hacer El agua (Elena López Riera, 2023), estrenada en el Festival de Cannes, y de participar en las series Montecristo y Amar es para siempre. La directora, Chloé Wallace, tuvo claro desde el principio que él era Eros Douglas. Para Eléa se trata de su primera película. “Tenía una cosa en la mirada que me gustaba mucho y físicamente era muy dulce, pero también un poco dura”, cuenta Chloé. Era perfecta para dar vida a Reese Russell, una adolescente a la que le está pasando de todo, pero no quiere contarlo.

La química hizo el resto. “Es que hubo unas miradas entre ellos que hasta tengo capturas”, recuerda la cineasta. Esa química entre Eléa y Alberto era imprescindible para construir la intensidad en la relación que se espera de una película teen, pero cuidándose mucho de contarla desde un lugar más “sanote”, dejando fuera la toxicidad que acompaña estas tramas.

¿Habéis tenido ocasión de ver la película?

Eléa Rochera: Sí, la primera vez me sentí muy rara y estaba nerviosa. Me acuerdo de que le daba golpecitos a Alberto como diciendo “no me lo puedo creer”. La segunda vez la disfruté más y pude divertirme. Es mi primer proyecto y he visto cosas muy bien hechas. Creo que he defendido muy bien el personaje, igual que veo cosas que no me gustan tanto, pero todo va de aprender.

Alberto Olmo: La primera vez me impactó mucho porque la primera vez que ves algo es el primer juicio que le pones. La segunda, viéndolo desde un punto de vista separado del ego, me he quedado muy contento. Creo que es una peli que le va a gustar a todo el mundo, que puede verla gente de diversas edades y que conseguimos quitar un poco esa toxicidad, contarlo todo desde una perspectiva un poco más sensible.

Esa toxicidad que abundan en las relaciones de este tipo de películas. ¿Queríais que la de Reese y Eros se alejara de esto?

AO: Sí, lo teníamos en mente. Chloé desde el guion dejó claro que quería quitar toda esa parte, hacer cosas más cercanas a la realidad. La idea era también poder educar desde la película y dar otra versión de lo que se ha venido haciendo.

ER: Creo que es una película donde no se muestra algo muy tóxico. Se refleja muy bien en la escena de sexo. La veo muy bonita y el hecho de que él se ponga un condón o de que ella le diga “oye, que no he acabado” es muy real. Es una relación muy humana para este tipo de pelis más adolescentes.

¿Y cómo construisteis estos personajes?

AO: Cuando leí la separata y la descripción en el proceso de casting, ya me sentí afín al personaje por toda la movida de barrio, de pueblo, de moto, de coleguillas, de estar como en una familia, pero que son amigos. Después, el mundo interior de Eros no tiene nada que ver conmigo y eso lo he trabajado poco a poco, quedando con Eléa, con ensayos en grupo para crear las relaciones que iba a haber en la película.

ER: Con Reese es al revés. Siento que todo lo de fuera no es tan parecido a mí: dónde vive, el instituto al que va… Yo no he tenido tantas comodidades como ella. Siento que le he regalado muchas cosas a Reese que tengo yo y que algunas me gustan y otras no tanto. Al ser mi primer proyecto, desde el proceso de casting y toda la película la he preparado con Mónica Vic, que es mi coach, para darme un poco más de seguridad.

Chloé cuenta que tuvisteis química desde el primer momento.

AO: Yo me acuerdo de que me llamaron para un casting, en el que estaba Chloé y lo hice con dos chicas. Luego me volvieron a llamar para hacer prueba de química porque tenían claro que querían que fuera yo. Fui a hacer la prueba con siete actrices y una de ellas era Eléa, que era la última del día.

ER: Cuando llegué, Alberto estaba tirado en el sofá y pensé: “Este chico… ¿qué le pasa? Está muy cansado”.

AO: Sí, estaba ya un poco cansado, pero recuerdo que fue entrar ella y ya había otra cosa. Me activé e hicimos el casting. ¿Cómo te sentiste tú en ese momento?

ER: Como yo no había hecho el casting con nadie más, pensé que habría sido así con todo el mundo. Sentí muy fácil todo, que había mucha química. Me lo pasé bien, era como que había algo de los personajes dentro de nosotros y que se iba dando fácilmente.

Eléa, para ti va de primeras veces; y en tu caso, Alberto, venías de hacer El agua, una película bastante diferente. ¿Cómo habéis vivido este rodaje?

ER: Me siento muy afortunada no por haber tenido la oportunidad de rodar una película como protagonista que va a cines, sino por haberla vivido de la manera en la que la he vivido. Chloé nos ha cuidado en el rodaje, nos ha mimado mucho con la cámara y en el montaje de la película también. Me he sentido muy acompañada.

AO: No tiene nada que ver un rodaje con otro. Voy aprendiendo en cada uno. Con lo que me quedo de Mala influencia es con los compañeros y compañeras, con el ambiente de trabajo, con el quitarse también uno de en medio, de su exigencia, de su trabajo, de lo que él quiere hacer y centrarse en el equipo en general y dejarse fluir.

En este sentiros cuidados, ha tenido un peso importante la figura de la coordinadora de intimidad.

AO: Me parece esencial. Creo que se ha tardado muchísimo en que esta figura esté y es importante para que no haya abusos, para no pasar por encima de la otra compañera. Además, es importante no sólo por esto. En nuestras escenas íntimas, ya no sólo las de sexo, porque no tenemos que estar desnudos para que sea una escena íntima, tiene que haber intimidad y un cuidado para que esto se dé. Sí, somos actores y tenemos que llegar a ese punto a base de un trabajo, pero, si cuando llegamos al set, el equipo ayuda para que esa intimidad se pueda dar es el ambiente de trabajo perfecto porque todos nos estamos sintiendo a gusto.

ER: Nos ayuda a poner límites antes de ir al set, es un lugar de privacidad con una persona que se dedica a esto y que va a guardar 100% mi intimidad. Me siento protegida.

El rodaje suena idílico, ¿cómo os planteáis el estreno? Siendo la adaptación de una novela tan popular, ¿os preocupa la reacción de los seguidores?

AO: Yo estoy tranquilo. No le hago mucho caso a las redes y a los comentarios porque hasta que no salga, la gente no sabe realmente qué va a ver. Se imaginan cosas y está claro que a mucha gente fanática de la novela le va a molestar, pero creo que les va a gustar más la adaptación que hemos hecho que lo que hay en el libro.

ER: Yo estoy contenta. Creo que les va a gustar un montón. También hay escenas muy bonitas, de más acercamiento, hay mucha química… porque no haya toxicidad no digo que no les vaya a gustar. De hecho, estoy tranquila con eso.

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