Entrevista a Dani Rovira en plena promoción de ‘El bus de la vida’ y ‘Cuerpo Escombro’: “El humor es escudo, no espada”

Dani Rovira

Dani Rovira (Málaga, 1980) bromea y dice que no es que curre mucho, que se le han juntado varias promos. Primero le veremos en El bus de la vida (Ibon Cormenzana), en la que da vida a Andrés, un profesor de música que, tras ser diagnosticado de cáncer, empieza a viajar diariamente en un autocar junto a otros enfermos para recibir su tratamiento.

Después llegará Cuerpo escombro (Curro Velázquez), donde interpreta a Javi, un tipo que se hace pasar por discapacitado para conseguir un puesto de trabajo.

Por María Sanz

¿Qué pensaste cuando te llegó el guion de El bus de la vida?

Más que qué pensé, me lo pensé mucho porque supongo que, en algún momento de mi carrera, tendría que afrontar alguna película que tuviera que ver con esta enfermedad, pero no sabía si estaba preparado. Leí el guion, me pegué una llorera que no te puedes ni imaginar, pero iban pasando los meses y me fui viendo fuerte y capaz. Lo hice por mí, pero también porque podía darle algo al personaje que podía resultar útil para el espectador. Muy hablado con Ibon [Cormenzana] porque el guion es suyo, pero sí que hubo cositas que le dije que yo creía que era importante que se trataran así o asá.

¿Algún ejemplo?

La escena donde el médico me da el diagnóstico, en el guion había un poquito de comedia, un tema de confusión. Yo tengo grabado en audio cuando a mí me dieron el diagnóstico, porque no sabía lo que me iban a decir y le dije: “Ibon, no sé todo el mundo, pero cuando te dan una noticia así no hay mucha réplica. El que recibe la noticia respira de milagro”. Le dije que esta secuencia creía que tenía que ser, no solemne, pero sí tratada con la crudeza que realmente es.

Una vez metido en rodaje, ¿Cómo lo llevaste?

Me lo he pasado muy bien. Creo que lo poquito que todavía tenía de herida y de cicatriz y lo poquito que había de dolor lo pasé en las lecturas de guion, en los ensayos. Cuando llegó la peli, yo pensaba que iba a estar llorando en todas las secuencias, pero no, llegué bastante fuerte anímicamente y me lo he pasado genial. Ibon es un director maravilloso.

El reparto ha sido maravilloso con Elena Irureta, Susana Abaitua, que ha sido un descubrimiento como compañera; y Pablo [Scapigliati], el chavalito joven, que no sé qué es lo que hará en su vida, pero va a iluminar. En la película se ven diferentes maneras de afrontar la enfermedad.

Socialmente, ¿tenemos ideas preconcebidas de cómo debería hacerse?

¿Sabes qué pasa? Que cada persona es un mundo y cada enfermedad es diferente. De las poquitas cosas que aprendí es que es muy difícil, a nivel de familia o a nivel de amigos, saber acompañar de manera correcta. Nadie te enseña a tener cáncer, pero nadie te enseña a tener un familiar con cáncer. En el momento que una persona está enferma, la prioridad es esa persona, pero muchas veces cuando uno está enfermo gasta más energía en intentar que todo su contexto y todo su ambiente estén bien que en preocuparse de uno mismo. En la peli también se ve, el decir “oye, que yo no quiero caras tristes, que bastante mierda me están metiendo en las venas, bastante mal me siento, bastante miedo tengo como para que encima mi círculo más cercano venga con carita de Candy Candy”.

Este verano, te vamos a ver también en Cuerpo escombro.

Es una comedia pura y dura, muy loca, pero tiene un par de capas que hizo que quisiera hacerla. Una de ellas es que es una excusa para tratar el tema de la discapacidad. A través del humor, esta película normaliza un poquito la discapacidad y es muy inclusiva porque es muy macarra, porque hacemos muchas bromas sobre la discapacidad y creo que tiene que ser así. Me encantan todos los colores de humor, pero es importante poner el foco en de dónde sale esa broma: si sale con el ánimo de simplemente pasárnoslo bien, está todo bien. Sí que critico el que hace humor para escarnio.

Creo que el humor es escudo y no es espada. Me animó mucho saber que estaba Curro [Velázquez] detrás, que es uno de los tíos que más se ha especializado en este tipo de guiones, de colectivos un poco más minoritarios y sin complejos. Y, obviamente, el reparto es maravilloso. Por ejemplo, que estuviera El Langui, me daba mucha tranquilidad, porque su presencia valida también la película.

¿Vamos con pies de plomo cuando tratamos ciertos temas a través del humor?

Supongo que sí, porque estamos en el momento social en el que estamos. Te vuelvo a decir: lo que nace del corazón llega al corazón, aunque sean bromas. Ten en cuenta que, en la peli, no sólo está El Langui, sino que hay cuatro actores que son discapacitados y tienen cierto peso en la historia; y luego casi toda la figuración. Más presentes no se les ha podido tener en este proyecto y son ellos mismos los que se han prestado a la broma. Con esta película quien se ofenda, tiene trabajo por delante que hacer.

Fotos: Carlos Álvarez (Getty Images)

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