Entrevista a Joaquín Mazón por ‘La familia Benetón’: un Cromañón en el Siglo XXI

La familia Benetón

Por Pelayo Sánchez

Tras estrenar La navidad en sus manos el pasado diciembre, el director Joaquín Mazón repite con Bowfinger Pictures (la productora dirigida por Santiago Segura) en la nueva comedia familiar de Atresmedia: La familia Benetón. En ella, Toni, un cincuentón cascarrabias, soltero y sin descendencia, se ve obligado a ejercer como tutor temporal de los cinco hijos de su hermana -cada uno de un país y procedencia diferente- cuando ésta, de la noche a la mañana, fallece inesperadamente.

A la cabeza del reparto están Leo Harlem, protagonista, y Juan Manuel Montilla “El Langui”, que hace las veces de un particular Pepito Grillo. Cuenta Mazón que, a la hora de juntar a ambos en la pantalla, su referencia más directa fue La extraña pareja (1966), el gran clásico de Gene Sacks protagonizado por Jack Lemmon y Walter Matthau. “Leo y Juanma (Langui) son una pareja cómica brillante. A Leo no le conocía previamente, y ahora puedo decir que es un tipo genial, muy culto, muy implicado y muy diferente al personaje que interpreta aquí. Con Juanma ya había trabajado antes: hicimos juntos la serie Cuerpo de élite, y desde entonces somos muy amigos. Es un tipo con una fuerza y un sentido del humor impresionantes. Ambos tuvieron, además, una paciencia increíble: el 90% de esta película implicaba trabajar con niños, y desde el primer momento estuvieron muy a favor del proyecto.”

¿Qué tal fue trabajar con cinco niños debutantes o con muy poca experiencia previa?

La gran suerte es que todos han sido muy educados y nada resabiados. Durante el rodaje, fueron siempre muy respetuosos conmigo y con todo el equipo. Además, los mayores hacían las veces de cuidadores de los más pequeños, como una familia. Todo ha sido muy sencillo en ese sentido. Dar con ellos, eso sí, no era tarea fácil: en el casting, necesitábamos encontrar a cinco niños de nacionalidades diferentes que hablasen español y que, además, tuviesen carisma en pantalla. Pero lo conseguimos. Y acertamos.

¿Alguna anécdota rodando con ellos?

En una ocasión en la que Leo estaba cansado, yo me encargué de sustituirle y dar la réplica a los niños. Fueron muy educados, pero también muy sinceros: “Oye, Joaquín… casi mejor que vuelva Leo”. Y yo me reía: “¡Vaya! ¡Pues muchas gracias por vuestro voto de confianza, chicos!”.

La familia Benetón es tu quinto largometraje y, con ello, tu quinta comedia. ¿Cuáles son tus referentes dentro del cine de humor?

Crecí viendo a José Luis López Vázquez sentado a la mesa en Navidad, así que puedo citarle como el referente más absoluto. Y me imagino que esto lo diría todo el mundo, pero Berlanga y Azcona no pueden faltar. Más allá de que fueran comedias, las suyas eran películas con un mensaje, algo que yo, humildemente, intento aplicar siempre a mis historias. No es solo cuestión de contar chistes. Las películas tienen que tener corazón.

¿Y cuál sería la moraleja detrás de La familia Benetón?

Es la historia de un cromañón (Harlem) anclado en el pasado que, tras un cambio inesperado en su vida, tiene que aprender a convivir con cosas que son nuevas para él. Al final, la película habla de aceptar y respetar al diferente, y de cómo conocer culturas distintas a la nuestra no puede más que enriquecernos.

¿Qué opinas del estado actual de la comedia familiar en España?Claramente, tenemos mucho que agradecerle a Santiago Segura. Con la primera película de Padre no hay más que uno, y como él mismo contó (pese al aluvión de críticas), no pretendía otra cosa que hacer un homenaje a La gran familia, pero en el Siglo XXI. Y funcionó maravillosamente. El éxito de público de estas películas está generando, además, una gran cantera de cinéfilos, algo importantísimo a la hora de transmitir a las nuevas generaciones lo bonito que es asistir a las salas de cine.

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