Entrevistamos en exclusiva a Jason Reitman, director de ‘Saturday Night’, que revive el histórico estreno de Saturday Night Live

Jason Reitman

Saturday Night, de Jason Reitman, narra los entresijos de la noche en que el legendario programa Saturday Night Live se emitió por primera vez en directo en la cadena nacional NBC, en toda América, el 11 de octubre de 1975.

Por Elisa Leonelli

Desde entonces, y durante los 50 años siguientes, SNL ha lanzado las carreras de actores que se han hecho mundialmente famosos: Chevy Chase, Dan Aykroyd, John Belushi, Bill Murray, Gilda Radner, Eddie Murphy, Chris Rock, Billy Crystal, Ben Stiller, Tina Fey, Amy Poehler, Will Ferrell, Adam Sandler, Dana Carvey, Jason Sudeikis, Bill Hader, Kristen Wiig, Kate McKinnon, Andy Samberg, y muchos más.

Además de los cómicos habituales, actores y cantantes famosos también aceptaron con entusiasmo la invitación para participar en el programa. Sólo en la primera temporada de 1975-1976 aparecieron nombres como George Carlin, Richard Pryor, Lily Tomlin, Rob Reiner y Penny Marshall, Candice Bergen, Buck Henry, Elliot Gould, Dudley Moore y Peter Cook, Dick Cavett, Anthony Perkins, Jill Clayburg, Raquel Welch, Paul Simon, Randy Newman, Patti Smith, Carly Simon, Kris Kristofferson y Rita Coolidge.

En los años transcurridos desde su lanzamiento, muchas personalidades conocidas del mundo del espectáculo han aparecido en el escenario del SNL. Steve Martin, por citar sólo a uno, ha tenido el papel de presentador 16 veces.

Best Movie ha entrevistado en exclusiva al director Jason Reitman, que se ha distinguido con películas como Juno (2007) y Up in the air (2009), así como por su estrecha relación con un auténtico icono del cine mundial: de hecho, es hijo de Ivan Reitman, el aclamado director de Los Cazafantasmas (1984) y muchos otros largometrajes.

¿Qué temas le interesaba explorar con esta película?

Con mi coguionista Gil Kenan entrevistamos a más de 30 personas que estuvieron presentes durante aquellas semanas en el estudio 8H de la NBC en el Rockefeller Center de Nueva York, y nos contaron muchas historias a menudo contradictorias, porque la memoria juega malas pasadas 50 años. Pero conseguimos tejer una intrincada red de lo que ocurrió en esos últimos 90 caóticos minutos de preparación y cuenta atrás para un programa que se emitiría en directo y no pregrabado. Queríamos captar el tipo de adrenalina y euforia que sólo experimentan los pilotos de pruebas o los heroinómanos.

Desde su infancia, conoce a Dan Aykroyd y Bill Murray, estrellas de las películas de su padre. ¿Cuándo descubrió a otros cómicos?

Igual que todos recordamos las canciones que nos encantaban cuando éramos adolescentes, lo mismo ocurre con los cómicos que adorábamos de jóvenes y que definen una generación. En cuanto me saqué el carné de conducir, a los 16 años, fui al teatro Groundlings, en Melrose, donde vi a cómicos como Will Farrell. Me gustaban Adam Sandler, Phil Hartman y Dana Carvey. En 2008 Lorne Michaels me envió a escribir para Saturday Night Live durante una semana, y los grandes nombres de entonces eran Amy Poheler, Kristen Wiig y Andy Samberg.

¿Cómo explica el talento de Lorne Michaels, productor de Saturday Night Live, personaje central de su película?

A principios de los 70 había un hervidero de nuevos cómicos en Chicago y Toronto, como reacción al tipo de comedia anterior, y tanto Lorne como mi padre, ambos judíos nacidos en Toronto (Canadá), tenían facilidad para este tipo de talento cómico. Al igual que mi padre hizo con el cine, Lorne tenía una visión de la comedia para televisión que no siempre podía articular con palabras, pero consiguió convencer a todo el mundo, incluidos los directivos de la NBC, para que creyeran en su idea. Ahí reside su genialidad.

¿Por qué eligió a Gabriel LaBelle, que había interpretado a Steven Spielberg adolescente en la película autobiográfica Los Fabelman (2022), para encarnar a Lorne Michaels?

Aunque Gabe sólo tenía 21 años cuando le conocí, supe inmediatamente que tenía el tipo de energía para ser un padre para estos jóvenes actores cómicos y escritores. Lorne, que había crecido sin padre, que murió cuando él tenía 14 años, creó una especie de orfanato para estos cómicos perdidos. Bromeamos con Gabe diciendo que después de estas dos películas interpretará a todos los judíos más famosos del siglo XX: Groucho Marx, Ernie Kovacs, Mel Brooks, Woody Allen. Con todo lo que les ha pasado a los judíos durante 3.000 años, si no tuviéramos sentido del humor no habríamos sobrevivido.

¿Qué tenía de disruptivo y revolucionario este tipo de programa, que nunca antes había existido en la televisión nacional?

Todos reconocemos esos momentos en los que nos damos cuenta de que la cultura está cambiando ante nuestros ojos. Si vivías en Estados Unidos a finales de los 60, sabías lo que significaban el festival de Woodstock y películas como El graduado, Easy Rider-Freedom and Fear, Five Easy Pieces. Lo mismo ocurrió con Saturday Night Live, este programa contracultural, que consiguió reinventarse durante 50 años, se convirtió en el centro de la comedia, la música y la política estadounidenses.

En el episodio del 28 de septiembre de Saturday Night Live, el primero de esta temporada, los dibujos animados que preceden al programa (Cold Open) satirizan a los candidatos a las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos. Maya Rudolph personifica a Kamala Harris, Dana Carvey es Joe Biden. ¿Qué relevancia tiene este tipo de sátira política en los Estados Unidos de hoy?

Sin duda, Saturday Night Live es el programa más importante de la televisión estadounidense en lo que respecta a las elecciones presidenciales, porque tiene muchos espectadores, aunque los jóvenes como mi hija de 18 años quizá lo vean en YouTube en el móvil en lugar de en la televisión. Durante décadas, desde que Chevy Chase se burló de Gerald Ford, nos hemos divertido cada año adivinando quién interpretará al Presidente de Estados Unidos en Saturday Night Live. La sátira política nos da la oportunidad de debatir sobre temas políticos en un foro menos serio que de otro modo no tendríamos, ya que las conversaciones genuinas que nos permiten hablar de política son muy raras hoy en día»

 

 

 

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