Fabricante de lágrimas, la esperada película basada en el fenómeno literario adolescente del mismo nombre, ya está disponible en streaming en Netflix para deleite de todos los fans de la novela escrita por Erin Doom en 2021.
La obra original resultó ser uno de los casos literarios más llamativos de los últimos años, consiguiendo de inmediato un gran número de seguidores en Wattpad, la plataforma de autopublicación en la que la autora propuso por primera vez sus escritos. La popularidad de Fabricante de lágrimas se vio reforzada por su llegada a las librerías, a la que siguió un boca a boca imparable en las redes sociales impulsado por la comunidad BookTok en TikTok. Llegó a casi medio millón de ejemplares vendidos.
El anuncio de una adaptación para la pequeña pantalla despertó inevitablemente una gran expectación entre los fans, impacientes por poder sumergirse de nuevo en las atormentadas vicisitudes de los jóvenes protagonistas, Nica y Rigel, interpretados para la ocasión por Caterina Ferioli y Simone Baldasseroni.
Con motivo del estreno en Netflix, hemos entrevistado a la guionista de la película , Eleonora Fiorini, que nos ha hablado del trabajo que ha realizado para llevar la novela de Erin Doom a la pequeña pantalla.
Por Emil Cargalli
¿Cuál fue el mayor reto a la hora de adaptar la novela original, y conocía ya el fenómeno literario de La plañidera de lágrimas y su génesis antes de ponerse manos a la obra?
No había leído el libro antes de que me lo propusieran, pero sabía de su gran éxito por tener una hija veinteañera. Lo leí de un tirón, gemí por Nica y Rigel desde el principio.
El mayor reto al adaptar una novela es no traicionar su significado más profundo. Aunque aportes tu propia lectura, tienes que tener en cuenta que la obra fue creada por otra persona antes que tú. La fase más difícil fue encontrar un encaje cinematográfico al material narrativo denso en sugerencias y temas. Este es un libro en el que la forma literaria se convierte en contenido, y en el que predomina una atmósfera inquietante y envolvente que no se puede ignorar. Fue un trabajo minucioso compartido paso a paso por los productores Iginio Straffi y Alessandro Usai, por Paula Boschi, una de las productoras ejecutivas, y más tarde por el director.
Has coescrito el guion con Alessandro Genovesi, que también dirigió la película. ¿Qué ideas intercambiaron sobre el material literario original? ¿En qué elementos de la novela decidió centrarse más durante la adaptación?
Cuando escribo tengo ojo de directora, así que trabajar con el director siempre es un enriquecimiento. Alessandro llegó cuando yo ya había establecido el tratamiento y tenía que elegir qué cortar para convertirlo en película. El libro es tan rico en ideas que habría escrito una serie, o más bien una saga, lo admito. Pero más allá del material narrativo, es una atormentada y poderosa historia de amor. Espero que hayamos conseguido transmitir toda la gama emocional de Nica y Rigel.
Durante el desarrollo de la historia, emerge con fuerza todo el alcance de los traumas que afligen tanto a los protagonistas como a los personajes secundarios. ¿Cómo han alimentado su trabajo esas señales?
Sin dolor nunca hay historia. En la jerga cinematográfica, la herida del pasado se llama defecto fatal. El viaje del héroe consiste siempre en superar el defecto fatal. Además de luchar contra enemigos externos, los personajes tienen que luchar contra sus propias heridas y curarlas. Sólo entonces están preparados para enfrentarse al mundo y encontrar el amor. La «curación» es el tema tanto del libro como de la película y, por consiguiente, al ser el tema general, afecta no sólo a Nica y Rigel, sino también a los demás personajes.
Caterina Ferioli y Simone Baldasseroni prestan sus rostros a las dos jóvenes protagonistas Nica Dover y Rigel Wilde. En su opinión, ¿qué facetas psicológicas de los dos personajes captaron mejor y cómo las plasmaron en la pantalla?
Son perfectos, ella tiene una cara limpia pero sus ojos tienen toda la inquietud de Nica en ellos, él es, admitámoslo, irresistible. Los productores y el director tuvieron una gran idea al elegir a dos actores que son bastante nuevos en la pantalla. Ambos restituyen plenamente el alma atormentada, llena de dolor y pasión, de los protagonistas de la novela.
Casi todos los personajes de Fábricante de lágrimas tienen -al menos al principio- una relación complicada con sus emociones y con vivirlas plenamente. ¿Cómo se dirige la historia a la Generación Z y en qué medida es representativa de los traumas y angustias que viven los jóvenes de hoy?
Como he dicho, el tema que más me interesa en el libro es la curación, que en este caso significa deshacerse de los miedos. Los chicos de la Generación Z viven en un mundo competitivo que ya no tiene límites, son bombardeados con información e imágenes violentas, la escuela (y no los profesores, sino el sistema) no está a la altura de los cambios de época, los padres suelen estar llenos de problemas. Faltan puntos de referencia y esto aumenta la ansiedad y el pánico, la gente tiene miedo no sólo del futuro sino también del presente, de amar y ser feliz. Nica y Rigel, con su experiencia traumática, encarnan este malestar. A lo largo de la historia, los dos personajes luchan contra sus miedos y vencen, por lo que espero que la película transmita cuánta fuerza puede haber en cada uno de nosotros.
La película también está producida por una figura fundamental del fantástico italiano como Iginio Straffi. ¿Cómo fue colaborar con él y qué aportación creativa hizo al proyecto?
Iginio Straffi es un productor en sintonía con los tiempos, que entiende lo que le gusta a la gente joven. Hay que agradecerle que decidiera hacer una película de Il Fabbricante. Una elección muy valiente y no previsible, ya que el libro es muy leído. Como verdadero productor, siguió todas las etapas de la producción. Propuso las sugerencias visuales, visionarias y simbólicas más fuertes.
¿Qué deben esperar de esta adaptación los numerosos fans y lectores de la novela?
Dejarse embelesar por las atmósferas, succionar por las palabras perturbadoras de los dos protagonistas, palpitar por Nica y Rigel, entrar en su dolor más ancestral y junto con ellos superarlo para despertar al final sintiéndose más fuertes. Deben vivir una experiencia catártica, para eso están la literatura y el cine.
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