Por Davide Stanzione
El salto al cine del videojuego Gran Turismo gira alrededor de la historia real de Jann Mardenborough, un jugador que se convirtió en piloto profesional. El director Neill Blomkamp (Distrito 9) pasa de la ciencia-ficción al circuito de carreras.
Pasar muchas horas delante de un videojuego, a veces (¡a veces!), tiene recompensa. Es lo que le ocurrió a Jann Mardenborough, un fanático del videojuego Gran Turismo que rentabilizó con creces las horas que pasó con la Playstation. Tras ganar una serie de competiciones de Nissan PlayStation GT Academy, se convirtió en piloto profesional. Su historia real ha sido la elegida para adaptar el juego con más de 90 millones de copias vendidas en el mundo en una película de acción y velocidad en pantalla grande.
Archie Madekwe (Midsommar) interpreta al protagonista y, junto a él, David Harbour (Stranger Things) es el entrenador del equipo Nissan que le dio la oportunidad; Orlando Bloom es el ejecutivo de marketing que se inventó esa competición entre chavales gamers de todo el mundo, Djimon Hounsou (Guardianes de la galaxia) interpreta al padre de Jann, y la exSpice Girl (Halliwell) Horner, a la madre.
Después de pasar por las manos de Joseph Kosinski (Top Gun: Maverick), Neill Blomkamp acabó al frente del proyecto. Conocido por su mirada distópica y su pasión por la ciencia- ficción, sale de su zona de confort para entregarse a un gran desafío técnico. Nos lo contó durante el preestreno de Gran Turismo en el pasado Festival de Cannes.
¿Cómo llegas a dirigir la adaptación de Gran Turismo?
Estábamos en pleno proceso de preproducción de otro proyecto de ciencia-ficción distópica que vendí a Sony cuando me lo propusieron. Mi primera reacción fue pensar: “¿Cómo se hace una película sobre un simulador de carreras?”. Todo el reto partió de esta simple pregunta.
Tu trayectoria hasta ahora había seguido otro tipo de cine.
Sin duda, en el pasado he hecho muchas películas oscuras y distópicas, pero en este caso quería que el público saliera del cine con una sensación diferente. Me atraía la idea de salir de mi zona de confort y ofrecer al espectador una historia inspiradora con rasgos de parábola motivacional. En cualquier caso, ¡en mi vida me hubiera esperado dirigir algo así! El primer sorprendido fui yo mismo.
¿Y cuál fue el mayor reto dentro de algo tan distinto a tu cine habitual?
Las escenas más difíciles de rodar fueron, sin duda, las de las carreras de coches, con 20 cámaras moviéndose por el plató al mismo tiempo, captando el movimiento desde ángulos muy diferentes. Gastamos mucho en drones, cámaras giratorias con sensores IMAX incorporados, y hubo que montar brazos mecánicos en los coches para captar la frenética carrera de unos vehículos que no daban tregua. Claro, también había que captar el punto de vista del piloto desde el interior del habitáculo, reproduciendo exactamente las imágenes subjetivas y las perspectivas que se ven en el juego, por lo que el doble tuvo que rodar con una cámara fija en la cabeza. Trabajar los diferentes ángulos era esencial para que el espectador se sintiera inmerso en las carreras y poder transmitir la emoción y la adrenalina.
¿Los fans del videojuego pueden estar tranquilos con la adaptación?
Hemos respetado muchísimo la estética del videojuego, utilizando muchos de sus elementos visuales, mejorando los puntos de control, las recompensas que tienes que ganar para subir de nivel en Gran Turismo y las fases gráficas de la experiencia. También hemos incluido un montón de pequeños Easter Eggs, que esperamos hagan las delicias de los fans, como las poses de los ganadores al final de las carreras, que hemos hecho recrear a nuestros actores. Creo que en este sentido, los aficionados al juego no quedarán decepcionados.
Pero Gran Turismo también parece un drama deportivo clásico, un género que el cine estadounidense ha tocado en muchas ocasiones.
¡Lo es! Mi mayor fuente de inspiración fue, obviamente, Rocky, una película que de niño vi muchísimas veces y en la que uno no puede evitar pensar cuando cuentas este tipo de historias. James Mangold hizo un gran trabajo hace poco con Le Mans ’66. Sin embargo, mi mayor referente, cuando hablamos de coches en el cine, es Las veinticuatro horas de Le Mans, con Steve McQueen, una película que considero extraordinaria. Viéndola, puedes sentir todo, la velocidad, el peligro, incluso el nivel de contaminación de los coches. Hay una escena en Gran Turismo que rinde homenaje a esa película.
Fotos: Stephane Cardinale – Corbis y Juan Naharro Gimenez (Getty Images)