Hablamos con el director Robert Guédiguian, que estrena ‘Que la fiesta continúe’: “Es una llamada a la acción colectiva”

Robert Guédiguian

Robert Guédiguian lleva más de 40 años de carrera comprometida con sus ideales, con su mensaje y, sobre todo, con su pequeña familia cinematográfica. Armenia, la lucha colectiva y el amor como fuerza política se repiten en Que la fiesta continúe.

El reparto de Que la fiesta continúe lo componen nombres como Jean-Pierre Darroussin, Lola Neymark o Robinson Stevenin, todos habituales en las películas de Robert Guédiguian, y, por supuesto, Ariane Ascaride, su mujer en la vida real. Aquí, ella interpreta a Rosa, una mujer dedicada a su familia, a la enfermería y ahora, al activismo político, hasta que, en plena campaña electoral por las municipales se enamora de Henri (Jean-Pierre Darroussin), y enfrenta su lucha más difícil: elegirse a sí misma por encima del resto.

El título no es casual, para Guédiguian lucha y fiesta van de la mano y para los regímenes autoritarios es el primer
enemigo, de ello hablaba en Mali Twist (2021), y partiendo de ese concepto construyó esta película y buena parte de su carrera, homenajeada en 2022 en la Mostra de València con Palmera de Honor que dedicó “a todos los obreros del mundo”.

“Lo digo sin tapujos, hablo y transmito mis ideas a través de mis personajes, en este caso, a través de Rosa en varias escenas”, nos explica en su visita a Madrid.

Sobre ella recaen todos los cuidados posibles, es activista, enfermera, cuida de sus hijos y se sus nietos: “Es una mujer que existe, es la imagen de lo que hacemos las mujeres”, añade Ascaride, sentada a su lado. La película comienza con el derrumbe de dos edificios con víctimas mortales, un suceso real ocurrido en Marsella en 2018 que abrió un debate social y de clase sobre el pésimo estado de algunos barrios: “Decido incorporarlo como metáfora del derrumbe del sistema en el que vivimos”.

Un relato sobre activismo en medio de un suceso trágico, una protesta ciudadana y una campaña electoral, pero ni rastro de las redes sociales: “Sí, creo que hay que volver a la lucha cuerpo a cuerpo, ¡hay que entrar en los edificios, llamar a las puertas, hablar con los vecinos!”.

Podría parecer que algo determinante ha pasado desde su último título rodado bajo el sol de Marsella, Gloria Mundi (2019), totalmente desesperanzador, a este, un canto al optimismo revolucionario. “Conocí a una mujer”, bromea delante de su pareja, Ascaride.

Ambos se ríen a carcajadas. “No, pero… tuvimos un nieto, eso es cierto”, contesta ella. Pero en realidad, añade
Guédiguian: “Es la intervención que puedo hacer con mi cine, a veces hay que animar a la gente y otras hay
que ser trágico, pero creo que ambas realidades conviven en el mundo”.

Como en todas sus películas lo personal es político y, por eso Rosa, el centro neurálgico de la familia, ya era activista
sin saberlo: “No entiendo la familia en el sentido conservador burgués, sino de manera extensa, incluyendo
a los amigos y compañeros”. ¿Es una llamada a la acción? “Sin ninguna duda, pero a la acción colectiva”.

 

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