Hablamos con Paul Mescal sobre ‘Desconocidos’: «La película es un ejercicio romántico de meditación»

Mescal

La intimidad, el aislamiento y la inseguridad son algunos de los temas tratados por el actor irlandés que se hizo famoso el año pasado con Aftersun. Interpreta a Harry, el misterioso vecino del que Adam se enamora en Desconocidos.

Por Roberto Croci

¿Qué te motivó a hacer esta película?
Especialmente Andrew Haigh, en mi opinión uno de los pocos autores contemporáneos, uno de mis directores favoritos. Y cuando me dijeron que también estaba Andrew Scott… Para mí, es un actor fantástico. Y después de mis
últimos proyectos, quería hacer algo más personal. Y Andrew y yo teníamos tantas ganas de trabajar juntos que, en cuanto terminamos de leer el guion, nos dimos cuenta de que podía ser una bonita historia de amor entre dos hombres que a pesar de todo se enamoran. Queer y muy romántica.

¿Conocías la novela de Taichi Yamada?

Sí. Tras leerla, y vistos los cambios, supe que Andrew haría de la película algo muy personal. En cualquier caso, como actor creo que siempre es útil leer el original.

¿Qué pensaste cuando viste la película acabada por primera vez?

Me pareció muy bonita, maravillosamente poética y profunda, una especie de ejercicio romántico
de meditación.

¿Cómo preparaste tu personaje?

Digamos, de entrada, que quiero a Harry, es una persona fácil de querer. Su construcción es, principalmente,
psicológica. Luego está la construcción de cómo habla, de su dialecto. Para mí era importante que no fuera de Londres, lo veía aislado, lo más alejado posible de la familia y los amigos, y, por eso, cuando encuentra a Adam, le resulta más fácil acercarse y enamorarse de él. Por supuesto, confié en el director, porque la película tampoco iba sobre mí. Harry es un alma perdida, una persona que no tiene los pies en la tierra, que se siente inseguro y no ha encontrado todavía su lugar en el mundo.

¿Y cómo se preparó para esos momentos íntimos con Scott?

Andrew y yo nos conocíamos antes del rodaje, tenemos amigos comunes. Luego, ensayando, leyendo y releyendo el guion, nos sentimos muy unidos, como ocurre cuando ruedas películas de este tipo.

En cuanto a la intimidad en el plató, no estaba nervioso… Bueno, al principio sí… Siempre son escenas algo estresantes, pero a estas alturas, ya he hecho muchas, y tener intimidad física con Andrew fue una forma de profundizar en nuestra amistad. Me encantó rodarlas, porque son escenas increíblemente importantes
en la estructura narrativa de la película.

Una de las escenas más sensibles e importantes es cuando Adam se pone a hablar con su madre muerta sobre su infancia y su homosexualidad. ¿Alguna vez has tenido ganas de hablar con alguien que ya no esté en tu vida?

Todavía no, mis padres están vivos y no tengo secretos para ellos. Aunque se nota una diferencia generacional entre
la salida del armario de los personajes. Un hecho importante de la película es que su soledad no está relacionada con
sexualidad, que es más bien moderna y está basada en la realidad, sino con lo diferentes que son Harry y Adam. Creo
que el aislamiento de Adam hay que buscarlo en el dolor no procesado por la muerte de sus padres, mientras que el de Harry tiene su origen en su proceso de duelo hacia sus padres vivos, que no aceptaron su homosexualidad.

Fotos: Gareth Cattermole / Dave Benett (Getty Images)

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