El director mexicano Michael Franco cuenta en Memory con dos estrellas de Hollywood, Jessica Chastain y Peter Saarsgard.
Por Nando Salvá
Película a película, Michel Franco ha dejado clara su inclinación tanto a hablar de asuntos perturbadores –acoso escolar en Después de Lucía (2012), eutanasia en Chronic (2015), terrorismo de Estado en Nuevo orden (2020)–como a retratar las vidas de gente marginal. “Siempre me han fascinado los outsiders, seguramente porque yo mismo lo era en la adolescencia”, confiesa el mexicano. “Sentía que no encajaba en ningún lado, y creo que la necesidad de explorar esa sensación me llevó a escribir historias”.
El origen de su nueva película, eso sí, tiene una segunda explicación. “Lo que más temo en esta vida es la posibilidad de perder la cordura, y por eso decidí abordar el tema. Si dejas de saber quién eres, ¿sigues siendo tú? Es un dilema fascinante”. Memory es la historia de una mujer que trata desesperadamente de olvidar, pero no puede, y también la de un hombre cada vez más incapaz de recordar.
Él padece demencia, y ella se ha pasado la vida adulta batallando contra la depresión y el alcoholismo a causa de su convicción de haber sido víctima de abusos sexuales en la niñez; mientras desarrolla la relación sentimental que surge entre ambos pese a la desaprobación de sus familiares, Franco recurre a la austeridad visual y el afán provocador presentes en todas sus películas. “Que dos personas como ellos se embarquen en un romance es un tabú, algo prohibido”, lamenta el director acerca de los personajes encarnados por Jessica Chastain y Peter Sarsgaard, quien ganó la Coppa Volpi al Mejor Actor en la pasada Mostra de Venecia gracias a la película. “La sociedad se empeña en impedir que quienes sufren ciertos daños psicológicos y emocionales vivan sus vidas”.
Uno de los grandes retos de Franco al hacer la película, asegura, fue no caer en el simplismo o la frivolidad a la hora de retratar la enfermedad y el trauma. “Me esforcé por no convertir a mis personajes en meros contenedores de esos males, y por no caer en el simplismo o el tremendismo”. De hecho, la negativa de Memory a ofrecer explicaciones y soluciones fáciles a los problemas de sus personajes es el principal motivo por el que Chastain se decidió a protagonizarla tras leer el guion. “Muchas películas tienen la mala costumbre de dar al espectador lecciones de comportamiento”, comenta la actriz.
“Esta, en cambio, prefiere transitar zonas grises”. En cualquier caso, tuvo que convencer al director de que sería capaz de adaptarse a la medida de un rodaje tan alejado de Hollywood. “Conectamos a través de Zoom, y Michel me preguntó: ‘¿Eres consciente de que no tendrás tu propio tráiler? ¿Y de que tendrás que peinarte y maquillarte
tú misma?’. Yo le contesté: ‘No hay problema”. Al final, Franco y Chastain se entendieron tan bien que ya han rodado otra película juntos, Dreams.