Gilles de Maistre dirige ‘Moon, mi amigo panda’, es la primera película con un ejemplar auténtico: “Queríamos dar la visión que un pequeño de 12 años tiene de su abuela”

mi amigo panda

El oso panda es una de las especies más icónicas del mundo. A pesar de las limitada zonas de China donde habita y de su pequeña población, de menos de 2.000 ejemplares, su imagen es ampliamente reconocida y ha sido el símbolo de la lucha por la conservación del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) desde 1961. Con esos datos en mente, sabiendo que el solitario comedor de bambú es adorado por el público infantil, Gilles de Maistre dirige la película familiar Moon, mi amigo panda, sobre un niño que supera sus problemas de acoso escolar a través de la amistad con una cría de esta especie. “Es un animal en el que las personas proyectamos la dulzura y la suavidad, así que, en nuestra propuesta, un panda ejerce de guía en una tierna historia donde un crío logra salir de la prisión mental y los demonios asociados al fracaso académico, la soledad y la tensa relación con un padre difícil”, resume el realizador francés.

No es la primera vez que los pandas gigantes se convierten en el polo de atracción en la ficción audiovisual, como muestra, ahí está la franquicia Kung Fu Panda y la serie animada Somos osos, pero nunca antes se había rodado con un ejemplar de carne y hueso. Al director, de hecho, le ha costado cinco años conseguir una autorización del gobierno chino, ya que, aunque ya no se halla en peligro de extinción, la actividad humana ha puesto en peligro su supervivencia.

Firma el guion su propia mujer, Prune de Maistre, con la que comparte la crianza de seis hijos. La autora también fue la responsable de otros tres títulos de su marido también dedicados a historias iniciáticas de seres humanos en su vinculación a alguna especie animal: Mia y el león blanco (2018), El lobo y el león (2021) y Emma y el jaguar negro (2024).

Son películas donde sus protagonistas pueden encontrar su voz, conocer otro mundo y un poco de paz en la naturaleza. En este caso, el niño descubre que puede ser hermoso caminar por el bosque o ver a un panda recibir gotas de agua en la cabeza”, se explaya De Maistre.

El padre del protagonista es chino y la madre, francesa. Se trata de una pareja mixta marcada por las diferencias culturales: él obsesionado con la escuela y el trabajo, y ella, una artista que apuesta por una educación más ajustada al ritmo de sus hijos. La familia se completa con su hermana, que también vive su propia transformación, y su abuela, que conspira para el bien de los niños.

Queríamos dar la visión que un pequeño de 12 años tiene de su abuela. De niños, cuando pensamos en nuestros abuelos, los asociamos con algo mágico: vamos a su casa y es la felicidad, siempre viven en el campo o junto al mar, nos aceptan como somos y pasamos una temporada con ellos durante las vacaciones. La nuestra en la ficción es como un hada que trata de devolverles la humanidad y reconectarles con la naturaleza”, remata el director.

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