Con Heretic (Hereje), Hugh Grant deja para siempre atrás su imagen de galán de comedia romántica. Un papel por el que, por ahora, ha sido nominado a los Globos de Oro.
Por Irene Crespo
Hugh Grant (Londres, 1960) señala el papel que le dieron las hermanas Wachowski en El atlas de las nubes (2012) como la película que cambió la forma en la que la industria le veía y, de hecho, revivió su carrera. Hasta ese momento, y por pura casualidad, había construido una filmografía y una fama desmedida sobre su imagen de galán (en general, torpón) de comedia romántica.
Cuatro bodas y un funeral (1994), Nueve meses (1995), Notting Hill (1999), El diario de Bridget Jones (2001), Amor con preaviso (2002), Love Actually (2003)… Una etapa que, asegura, ya quedó atrás porque ser el villano en Paddington 2, un Oompa Loompa en Wonka o sus papeles de macarra con Guy Ritchie le han ido allanando el camino para llegar a Mr. Reid, el protagonista de Heretic (Hereje), en el que ha podido usar todo ese pasado de gentleman encantador para enseguida darle una vuelta oscura a su charme y convertirse en la peor pesadilla de sus coprotagonistas, Sophie Thatcher (Yellowjackets) y Chloe East (Los Fabelman).
UN ACTOR DE MÉTODO
Scott Beck y Bryan Woods pensaron pronto en Hugh Grant para interpretar a este hombre solitario con serios conflictos de fe. Y el actor aportó a Mr. Reid mucho más de lo que ellos llegaron a imaginar. “Llevo toda la vida creando historias y pasados a mis personajes, diría que ha ido a peor con los años”, se reía mientras lo contaba en su visita a Madrid el pasado mes de noviembre. “Se trata de ir atrás y atrás. ¿Cómo fue su infancia? ¿La relación con su madre? ¿Cómo era su madre? Me gusta mucho esa parte, es creativa y es como marinar durante meses un trozo de carne para que cuando llegas al rodaje la cámara capte esos detalles y no tengas que interpretarlos”. Y añade. “Esa es la teoría loca, no sé si funciona. Porque también lo hago para calmar mis nervios, pienso en el rodaje y entro en pánico, pero dedicar horas a la preparación me calma”.
FIN DE LAS COMEDIAS ROMÁNTICAS
“Prometo que ya no me llegan guiones”, asegura. ¿Y Bridget Jones: Loca por él? “No soy el interés romántico, y creo que ya he hecho bastantes de todas formas. Los protagonistas románticos son muy difíciles porque están siempre rozando el límite del aburrimiento. Y todos sabemos que en este género a la audiencia le atrae el cuerpo”, se ríe. En cualquier caso, con distancia, se atreve a decir qué hace una comedia romántica buena y duradera, como algunos de los títulos de su carrera. “Necesitas un escritor realmente gracioso, Marc Lawrence lo era y Richard Curtis también. Y luego creo que también necesitas dolor…Lo dijo mi mujer viendo Love Actually: ‘Esta película va del dolor –ella es sueca, así que es bastante oscura–, pero tiene razón, todo el humor nace de cómo lidian con el dolor por el amor no correspondido, por la pérdida… Y eso es lo que hace que estas películas sean eternas, no son algo ligero, son bastante profundas”.
DISFRUTANDO DE SER EL MALO
“Estoy de acuerdo en que hay algo siniestro en el hecho de que me sigan llegando papeles de malos y yo siga haciéndolos. Todos ellos comparten que son delirantes narcisistas”, se
ríe. “Pero también es muy liberadora esta etapa de mi carrera en la que puedo hacer cualquier tipo de género y proyecto. Aún soy un poco pijo sobre la televisión, porque no me gusta, he hecho dos clásicas (una en HBO, otra en BBC), pero no me interesa el streaming. Si en algo creo fuertemente ahora es que odio las redes sociales, internet y las plataformas porque están matando la conexión humana. Prefiero trabajar con dos directores como Beck y Woods que tienen su propio cine en Iowa y creen en la experiencia compartida de la sala. Ver una película que se ha pensado para la pantalla grande solo en tu casa con tu perro, en vez de con cientos de personas, llorando y riendo juntos, honestamente, me parece muy triste”.