Jacques Audiard dirige ‘Emilia Pérez’: "No habría podido ser una ópera en inglés, por ejemplo. Entre otras cosas porque es una ópera de pobres"

Jacques Audiard

Un musical mexicano de narcos, desaparecidos y transexuales es la nueva sorpresa cinematográfica que nos regala el cineasta Jacques Audiard (Un profeta). Música, amor, denuncia social y acción en una singular propuesta con la que conquistó el Premio del Jurado en Cannes, y sus cuatro actrices protagonistas, Karla Sofía Gascón, Zoe Saldaña, Selena Gomez y Adriana Paz, ganaron el galardón a la mejor interpretación femenina.

Por Begoña Piña

“Yo no me levanto por las mañanas pensando en la locura que voy a hacer hoy”. Jacques Audiard no planeó rodar un musical en español, en México, sobre un peligroso narcotraficante, Manitas, que siempre se ha sentido mal con su cuerpo y un día decide hacer la transición a mujer.

Entonces se convierte en Emilia Pérez y empieza a ayudar a las familias de los desaparecidos. No fue premeditado, sino el resultado de un proceso que nació en forma de ópera. Antes hubo una inspiración, la de un personaje de una novela, un narco que quería cambiar de sexo. “Eso me inspiró, me estimuló y empecé a escribir un proyecto de guion”, contó a su paso por el Festival de San Sebastián. Era el año 2019. Y de ese primer trabajo surgió una ópera con diferentes actos, con personajes buenos y malos, blancos y de color, con “poco desarrollo psicológico”.

Lo siguiente fue la adaptación para pasar de la ópera a la idea del musical y de ahí, a un drama musical.

LA TRANSICIÓN

Manitas es un narco criminal, violento, sanguinario. Emilia Pérez es una mujer entregada a una causa muy noble. Es monumental el abismo creado entre ambas identidades desde la transición de sexo. “Quería hablar precisamente de eso, de la violencia y de cómo los hombres han demostrado que son muy buenos para el mal y la violencia. Y pensé que lo que había que hacer era convertir todo esto en una comedia y caminar por esa idea de la transición, de tratar de enmendar y mejorar en la vida”, dice Audiard, que coloca a su personaje protagonista en una delicada situación.

CARGO DE CONCIENCIA

“El personaje de Emilia quiere reparar el mal que ha hecho, quiere mejorar el mundo, pero al final el mundo la alcanza, ella cambia; el mundo, no, las cosas van a una velocidad diferente”, añade el cineasta que reconoce en esta película algunos de los temas recurrentes en su filmografía.

“Sí, he visto que hay un tema recurrente en mis películas. En De latir, mi corazón se ha parado (2005), en Lee mis labios (2001) y en Un profeta (2009) también está el tema de a cuántas vidas tenemos derecho”, continúa. “Sabemos cuánto cuesta la primera vida, cuánto cuesta la segunda, cuál es el precio a pagar por esta segunda vida… Emilia quiere huir de ese cuerpo y para conseguir esta segunda vida tiene que dejar a sus hijos, y ese es el precio a pagar. Y, al final, el mundo la alcanza y es lo que provoca su muerte”, dice al tiempo que confiesa que al principio no quiso que la actriz Karla Sofía Gascón, una mujer trans, interpretara al personaje de Manitas “porque tenía cargo de conciencia”.

MIRAR HACIA ATRÁS

Cuando rodaba Los hermanos Sisters (2018), quiso que una de las actrices se pareciera a la mujer de una foto que mostraba a la dueña de un burdel en 1850. El director fue entonces a Inglaterra a buscar a la intérprete perfecta, a la que pusieron un bigote para que pudiera interpretar ese papel. “Por la noche, al quitarse el bigote, se provocó un edema facial y hubo que llevarla al hospital. No quería que ahora pasara lo mismo. Como pequeño hombre blanco que soy, ahí había cosas que no podía plantearme porque me daba cargo de conciencia”, explica.

Fue la propia actriz española la que quiso hacer el trabajo, interpretar un papel que podía significar mirar hacia atrás en su propia vida. Ahora, Audiard sentencia: “No habría podido trabajar con nadie más para interpretar a Manitas. Esto no habría funcionado con una mujer y con un hombre”.

EN ESPAÑOL

Tampoco habría funcionado Emilia Pérez en francés. El personaje de la novela que le inspiró es mexicano y eso ya creó un deseo en el director de contar esta historia en español. “Me reafirmó en eso que los músicos querían trabajar en español, porque es una lengua muy adecuada para la ópera, a diferencia del francés”, razona.

“El español es una lengua que se canta, que se habla con la garganta, con la boca, es perfecta para la ópera, igual que el italiano o incluso quizás el alemán. Pero no habría podido ser una ópera en inglés, por ejemplo. Entre otras cosas porque es una ópera de pobres, no es una ópera de países emergentes”. Así, Jacques Audiard escribía en francés y luego se lo traducían al español.

“Musicalmente, la idea era que estuvieran las canciones por un lado y por otro, la banda sonora. Las canciones traerían contraste y dinamismo, y la banda sonora iba a unificar y generar un universo sonoro”.

Fotos: Gareth Cattermole-Matthias Narayek-Getty Images

© REPRODUCCIÓN RESERVADA