En Marco, de Jon Garaño y Aitor Arregui, Eduard Fernández se mete en la piel del hombre que fingió ser un superviviente del campo de concentración de Flossebürg y que quiso aguantar la Farsa de esta identidad hasta el final, incluso después de ser desenmascarado.
Por Begoña Piña.
“Si él crea un Enric Marco, ¿por qué no crear nosotros un tercer Enric Marco? Es como crear nuestra visión de Enric Marco y de esta historia”, explica Jon Garaño, codirector con Aitor Arregi de Marco, la película que cuenta la historia real de este hombre, un tipo que mintió al hacerse pasar por superviviente de los campos de concentración nazis y que llegó a ser presidente de la Asociación Amical de Mauthausen en España. “Borró su yo y creó uno nuevo. Decidió romper con todo y empezar una nueva vida, y le funciona tan bien que cuando saltó el escándalo, quiso retener ese personaje hasta el final”, continúa.
Estrenada en el Festival de Venecia y clausura de la sección Perlak en el de San Sebastián, Marco es una reflexión sobre la construcción de la mentira y la realidad.
UNA MENTIRA PARA CONTAR LA VERDAD
La mentira de Enric Marco fue descubierta por el historiador Benito Bermejo y, sin embargo, aquel hombre quiso mantener el engaño, convencido de que con ello hacía bien al colectivo de deportados en el mundo. Hasta dónde su impostura fue realmente beneficiosa o no es una de las preguntas que se hacen los directores de Loreak o Handia, que han rodado sobre un guion propio, escrito junto a José Mari Goenaga y Jorge Gil Munárriz.
Cómo una mentira o, en el caso del cine, una ficción, puede revelar una verdad es otro de los asuntos que ha rondado la cabeza de Arregi y Garaño. “La película en el fondo está constantemente hablando de eso. O sea, tenemos un pequeño prólogo donde ponemos en contexto la historia de los deportados españoles, que es diferente a la del resto de Europa, y a partir de ahí dejamos claro qué es lo que vamos a contar. Es una ficción y mostramos una claqueta y vemos a unos actores que están esperando a que les digamos acción”.
Es la construcción de una mentira sorprendente. ¿Cómo se hace? ¿Cuánto es verdad? “Creo que es una pregunta interesante. Si se muestra algo en un noticiario, parece que es verdad, o si se muestra en un documental…”, explica Garaño. “Pero el documental también se edita, es manipulativo, cuenta la historia según convenga… Y nosotros hacemos lo propio”.
UN PLAN B PROTAGONISTA
Nathalie Poza, Sonia Almarcha, Chani Martín y Fermí Reixach acompañan en la película al actor principal, Eduard Fernández, sin duda, una de las piezas clave de este trabajo. “Es el motor de la película”, consiente el director Jon Garaño, que confiesa que tenían una opción B en caso de que Eduard Fernández no aceptara. “Pero, aunque teníamos un plan alternativo, obviamente era mucho peor”.
“Eduard Fernández le ha dado todo al personaje. Le ha dado la comedia, por ejemplo”, dice el director, que recuerda cómo decidieron incluirlo, para no imitar al auténtico Enric Marco, a quien conocieron en profundidad. “Teníamos 15 horas de material de entrevista con él. Además, era una entrevista en la que pasaba por diferentes estados de ánimo. De repente se enfadaba con nosotros, estaba contento… Lo tenía todo, pero la idea no era hacer una imitación de Marco, no queríamos caricaturizarlo, sino coger la esencia de lo que era”.
UN SEDUCTOR MUY MANIPULADOR
El alma de este personaje es lo que Garaño y Arregi quisieron capturar al principio desde el documental. Y trabajaron en ello hasta que Enric Marco les confesó que ya estaba colaborando con otro equipo para hacer una película.
Cuando, poco después, el propio Marco fue a buscarlos para ponerse de nuevo en sus manos, los cineastas abrazaron otra vez el proyecto.
Si la relación intermitente, llena de trampas, que tuvieron con él afectó a la forma en que ahora le muestran en su ficción no es una pregunta fácil de contestar. “No tengo una respuesta clara a eso, la verdad. Era una persona muy especial, obviamente una persona muy compleja. Después de lo que nos hizo, seguimos adelante con la historia, se nos había metido tanto en el cuerpo que decidimos continuar”.
“Al final, no hicimos lo que él quería”, dice Garaño, que en alguna ocasión ha comentado que Enric Marco les perseguía para que contaran desde el cine una historia que le redimiera de sus mentiras. “No hemos hecho eso, pero casi, porque al final sí consiguió que contásemos su historia. Él era un personaje muy, muy complejo, muy inteligente, muy seductor, muy manipulador, si le preguntabas algo que no le gustaba, se iba por los cerros de Úbeda y se enfadaba. Podía ser muy simpático también. Pero Enric Marco nunca, nunca, nunca nos preguntó nada sobre nosotros o nuestras vidas, le dábamos absolutamente igual”.
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