Hoy, miércoles 6 de diciembre, llega a las salas de cine Anatomía de una caída, con la que la directora francesa Justine Triet (Los casos de Victoria) se convirtió el pasado mayo en la tercera mujer en ganar la Palma de Oro en Cannes.
Por Begoña Donat
Lugares comunes en el cine de juicios.
“No es la primera vez que hago una película en torno a un juicio: en 2016 estrené la comedia Los casos de Victoria. Pero esta vez quería desarrollar un largometraje mucho más cercano al documental, así que me tomé un tiempo para abordarlo de manera exhaustiva. Hay muchos clichés en el cine judicial que provienen de Hollywood y he intentado evitar. Las plataformas están plagadas de dramas legales, así que necesitaba librarme de su influjo haciendo algo muy personal. Quería rodar una película francesa. Pactamos no incluir flashbacks narrativos muy clásicos ni trocear la información de modo que, al final, se completasen las piezas del puzzle al mismo tiempo”.
La virilidad en caída libre.
“He vivido obsesionada con los títulos de crédito de Mad Men durante años, con esa caída infinita de un hombre sin que nunca llegue a tocar el suelo. He visto la serie entera hasta tres veces. Mi película tiene que ver con esa virilidad en caída libre, con la manera en la que los hombres experimentan la convivencia con mujeres que quieren tener un lugar más predominante o, al menos, de igualdad en el trabajo. Ya había trabajado con Sandra Hüller en 2019 en El reflejo de Sibyl, y tenía muchas ganas de darle un papel protagonista. Me gustaba mucho la idea de una extranjera que ha de afrontar un juicio en mi país”.
Un palmarés agridulce.
“El día que gané la Palma de Oro en Cannes fue uno de los más felices de mi vida, pero también lo viví con tristeza, porque Sandra se fue de vacío. Su actuación había gustado mucho al jurado, pero ahora hay una norma que antes no existía, por la que una misma película no puede ganar dos premios. Pero ella estuvo junto a mí esa noche y compartimos el galardón, porque se trata de un proyecto muy colectivo. Al que sí se reconoció fue al perro de la película con un premio alternativo que entrega la crítica y se llama la Palm Dog. Me encanta trabajar con animales y con bebés. Te ponen en tu sitio y te devuelven el absurdo de esta profesión. No mienten y miran a la cámara, así que hay que buscar estratagemas que a veces resultan muy divertidas. Soy muy considerada con los animales y trabajo con personas que los respetan, cosa que no siempre es habitual. Los filmo a su altura, no desde arriba, no como un perro que esté de accesorio de los actores, sino como un personaje que forma parte de la escena”.
Fotos: Amanda Edwards y Lionel Hahn (Getty Images)