Por Álex Montoya
Fernando Fernán-Gómez contó la misma historia en Mi hija Hildegart (1977), pero la mirada de Paula Ortiz va por otro lado. “La virgen roja termina donde empezaba la de Fernán-Gómez”, advierte la cineasta aragonesa. No desvelaremos el punto en cuestión, aunque sí que el filme nace de unos hechos reales que le permiten realizar una reflexión de gran calado.
Con Alba Planas (Días mejores) en la piel de la protagonista, y Najwa Nimri en la de su madre, Aurora, La virgen roja nos lleva a una España que se acerca a la Segunda República, para mostrar a una joven educada para liderar a la mujer del futuro. Dice Paula Ortiz: “Fue una pionera, defendía que no podía haber igualdad entre hombres y mujeres sin una emancipación femenina desde su cuerpo, a partir de una conciencia de su sexualidad y con un plan estatal de acceso a los anticonceptivos.
Su discurso era también social, preguntándose por qué dar a luz tantos brazos a los que no podrían alimentar, perpetuando un círculo de miseria, sin salida para la mayoría”. Y sigue: “Es una metáfora de la civilización y la barbarie. Aurora no era una psicópata, sino una fanática. Y, de alguna manera, la película es un análisis del fascismo nacido desde el feminismo”.
SOPA DE GANSO (LEO MCCAREY, 1933)
“Hay algo en los hermanos Marx, en su mundo, que marcó mi niñez. Esa risa que abarca desde el slapstick, la música, el absurdo, la audacia, la ironía… Y, al mismo tiempo, me parece que siempre he pertenecido a su universo. Es que Groucho ha sido parte de nuestra educación sentimental, marxismo a muerte, y menos mal, porque si no… ¿dónde estaríamos?”.
ORDET. LA PALABRA (CARL THEODOR DREYER, 1955)
“Debí revisarla cuando hice Teresa, pero no quise. La vi con 14 o 15 años en el programa de Garci. Recuerdo que grababa en VHS todas las películas que emitía. No creo que la entendiera en su momento, y dudo que la entienda ahora, pero es una película que remueve cosas que están en otro lugar, que me afectó muchísimo y que fue parte de mi educación sentimental”.
ESPLENDOR EN LA HIERBA (ELIA KAZAN, 1961)
“Personalmente me parece una película de terror, que me abre unos abismos emocionales… Hablo del terror que significa salir de la infancia, de la ingenuidad y entrar en la dureza, la contradicción y el dolor que implica ser adulto. Y me parece durísima. Me gusta mucho ese mundo de la Norteamérica de los años 50”.
EL ÁNGEL EXTERMINADOR (LUIS BUÑUEL, 1962)
“Otra que descubrí siendo muy joven, en la tele, una madrugada que no podía dormir y sin saber de quién era, fíjate, viniendo de dónde vengo, de Zaragoza. Me parece fascinante, sigue siendo una película increíble. Cada vez que la veo, aunque sea solamente un fragmento, o que oiga parte de su diálogo, pienso: ¿cómo alguien fue capaz de hacer esto en ese momento?”.
RETRATO DE UNA MUJER EN LLAMAS (CÉLINE SCIAMMA, 2019)
“Me fascina esta película, y, en realidad, todo el trabajo de Céline Sciamma. Una mujer, una verdadera directora que está tomando decisiones todo el tiempo. Decisiones narrativas, dramáticas, que tienen una consistencia enorme después, en la manera de vivir los personajes, lo que está ocurriendo, con una sutilidad invisible; y, sin embargo, llenísima de directrices brutales”.
DÍAS DEL CIELO (TERRENCE MALICK, 1978)
“De Malick podría decir también Malas tierras o El árbol de la vida, que fue tan discutida… pero Días del cielo me afectó muchísimo. Todas esas herramientas, esos momentos, que te lanza, y que no todo, o quizás no todo junto, pero sí hay cosas que he absorbido fuertemente. Hay algo en el cine de Terrence Malick, como en el de Martin Scorsese, de la lucha por una fe, o contra sus propias creencias, que me interesa muchísimo”.
EL SUR (VÍCTOR ERICE, 1983)
“Entre mis padres espirituales está Erice. Ahora me pilláis en Teruel, en el pueblo de mi madre, Villahermosa del Campo, que tiene 15 habitantes. Y El sur, su tempo, sus atmósferas, todas sus formas, todo eso me provoca un sentimiento de pertenencia respecto a la película. Hay algo como genealógico, como de que efectivamente eres hija de ese universo, lo respiras. Esos paisajes, esas paredes, esas familias, esos silencios. Hay algo como muy directo que me habla por encima de cualquier cosa racional”.
MUNICH (STEVEN SPIELBERG, 2005)
“Aunque pueda no parecerlo, soy muy spielbergiana. Y con La virgen roja he tratado de serlo más que nunca, por planificación, por cómo abordar un hecho individual desde un contexto colectivo, complejo… Spielberg me gusta mucho en general. Ahora estoy revisando algunas de sus películas con mi hijo, y pienso: ¡qué cabrón, qué barbaridad, qué capacidad!
Me gustan especialmente pelis aparentemente más pequeñas, como Los archivos del Pentágono, o, por encima de todas, Munich, que es una película muy grande, con trazos de obra maestra. Además, con lo que estamos viviendo actualmente, hay pocas películas como Munich, por lo que cuenta y por cómo lo cuenta, me parece de una maestría bestial, lo valiente que es. Y formalmente, tiene un pulso y tiene unas audacias formales, narrativas, dramáticas y estilísticas que son increíbles. Y un Eric Bana fabuloso”.
AZUL (KRZYSZTOF KIESLOWSKI, 1993)
“Tendría 12 años cuando la vi en el cine y fue un shock, una sacudida. No entendí casi nada, no acababa de llegar al nivel del conflicto de aquella mujer, ni a la audacia de cómo estaba contado. Cómo entra directamente en el conflicto, el detonante, la forma de contar un duelo, el carácter simbólico de los elementos, del color… Hay algo místico en Kieslowski, algo innombrable: esa piscina, esa lámpara, las piedritas azules. Hay algo en ese cine que, a mí, de muy pequeña, me caló de una manera que es muy difícil de explicar, y que no sé si llego a comprender todavía. Pero que me provocó algo que luego me he dado cuenta de que es lo que quiero imitar, lo que querría hacer”.
AL LÍMITE (MARTIN SCORSESE, 1999)
“Scorsese es para mí otro padre espiritual, aunque pueda parecer que no tenemos nada que ver. Y podríamos hablar de Uno de los nuestros o de La edad de la inocencia, que me parece su película más terrorífica. O Toro salvaje, y no hay nada que a priori me pueda interesar menos que la historia de un boxeador del Bronx. Pero me quedaría con Al límite, que es menos conocida y que me influyó muchísimo cuando hice Teresa. De hecho, os confesaré que hay una escena en Teresa que copié de Al límite: la bajada al infierno. Le debo muchísimo al cine de Scorsese, que tiene una parte mística muy fuerte, y otra social del individuo contra todas las estructuras, ya sea la mafia o la exquisitez y la extremada cortesía de La edad de la inocencia”.