Paco León y Ernesto Alterio hablan sobre ‘Mari(dos)’, la película de Lucía Alemany que ambos protagonizan

Por Irene Crespo

En 2019 Lucía Alemany debutó en la dirección con La inocencia, un coming of age rural. Un retrato personal de la adolescencia en un entorno pequeño y claustrofóbico. Era una película realista, naturalista, íntima. Cuatro años después, Alemany da el salto al otro extremo en Mari(dos). Es una comedia de gran presupuesto, grandes estrellas, estética muy pensada. Si las segundas películas siempre vienen con mucha presión… “Cuando me llamó mi repre para decirme que me había entrado la oportunidad le dije que no, que yo no sabía cómo hacer comedia, porque yo ni siquiera era consumidora de comedia”, recuerda la directora. Pero se lo pensó un poco, solo un poco, era una gran oportunidad. “Acojonadísima” dijo que sí y empezó a ver toda la comedia que pasaba por sus manos. Desde los títulos de los mismos productores que Mari(dos), Anacleto y Tres bodas de más; a la filmografía de los Farrelly o Will Ferrell (“Dos padres por desigual la vi como 30 veces”, comenta) que partían como referentes. Además, tuvo un año para trabajar en el guion junto a sus autores originales, Pablo Alén y Breixo Corral, y en todo ese tiempo se dio cuenta de quería hacer “una comedia que tuviera un mundo propio, con una estética muy potente” y apoyada en referentes de otro género, el western. “Me empapé también de Tarantino, Fargo… y acabé haciendo un compendio entre ambas”, explica.

Mari(dos) es la historia de dos hombres que llegan al pueblo montañés de Malpaso buscando a su mujer que ha tenido un accidente esquiando, al llegar al hospital se dan cuenta de que su mujer es la misma: Laura (Celia Freijeiro) llevaba dos vidas y familias paralelas entre Madrid y Barcelona. Cuando Lucía Alemany aceptó el proyecto, Paco León ya estaba dentro para interpretar a uno de los dos hombres, Toni; y la directora tuvo siempre claro el otro protagonista, Emilio: Ernesto Alterio. “Fue una petición mía muy férrea”, dice. “Quería una comedia sofisticada, no quería que fuera Dos tontos muy tontos, y Ernesto me daba esa sofisticación en la estética”. Pero el actor de El otro lado de la cama dijo que no…

LA PAREJA ACCIDENTAL

Ernesto, ¿por qué empezaste diciendo que no?

Ernesto Alterio: ¿Eso ha dicho Lucía? No me acuerdo. Quizá sí, quizá me tuvieron que convencer. Yo le doy muchas vueltas a los proyectos. No sé a qué se debió. Supongo que al momento en el que estaba, venía de hacer El cuarto pasajero… pero al saber que la iba a dirigir Lucía, que me había gustado mucho La inocencia, que iba a estar Paco, con el que nunca había trabajado… Volví a leer el guion y le vi posibilidades.

Es vuestra primera vez juntos en pantalla, ¿cómo fue?

Paco León: Muy bien, me gustó mucho ver trabajar a Ernesto y siendo dos actores muy diferentes en sus métodos, los resultados son parecidos, llegamos al mismo sitio desde diferentes caminos. Creo que esa mezcla de contrarios era lo que se buscaba: dos texturas, dos tipos de personajes muy diferentes que se acaban entendiendo. Y es lo que pasó en el rodaje, siendo dos actores muy diferentes respetándose y jugando juntos a algo que creo que ha quedado divertido.

Alterio: Yo me he sentido muy a gusto con él porque Paco tiene esa cosa de ser también director, tiene esa capacidad de salirse fuera y volver, tiene un ojo puesto en otra parte que viene muy bien. Mientras que yo soy solo actor que es interesante también, me meto más ahí y estoy viviendo ese momento. Supongo que las diferencias vienen por ahí.

Los dos fuisteis un apoyo importante para Lucía en su segunda película, primera comedia y tan grande.

Alterio: Me parece una directora con una sensibilidad muy especial, es cierto que para ella es un paso a un cine más “comercial”, pero se ha desenvuelto de manera fantástica. Era un rodaje bastante grande para España, con actores como Paco y yo, y Lucía se coloca súper bien en el rodaje, ha sabido mantener su mirada, poder hacer algo original, mantener su personalidad dentro de un proyecto mainstream, habla de una versatilidad de ella como directora.

León: Yo entendía el marrón suyo, intenté ayudarla, cuando eres director y has pasado por ahí, sabes que dirigir es un estrés, un marrón; además dirigir un encargo, intentar hacerlo tuyo a toda costa también tiene su complicación, y creo que le ha dado un look y una estética que, normalmente en las comedias comerciales se cuidan menos. Lucía ha cuidado mucho sus inspiraciones de Wes Anderson, western…

COMEDIA DE AUTORA

Con Mari(dos) se quería salir de la fórmula, Alemany habla de “dar pasos hacia el cine comercial de autor”, ¿es así?

León: Yo también creo en el cine comercial de autor, creo que es posible, solo en el intento de hacer cosas que se salgan un poco de la fórmula, algo original o diferente hay mucho mérito. El público también lo tiene que agradecer.

Alterio: A mí me cuesta clasificar las películas así, para mí son buenas o malas. Tienes el caso de As bestas, una película muy de autor y que está teniendo éxito comercial. El cuarto pasajero también tiene el sello de Álex [de la Iglesia] y ha ido muy bien en taquilla. ¿Qué hace que una película enganche al público? Es algo que no se puede prever, yo abordo cualquier tipo de proyecto de la misma manera. La cosa es llegarle al corazón a la gente, que se deje llevar por la historia y para eso no hay otra cosa que ser honesto, poner el corazón ahí. 

¿La película se arriesga para salirse de esas fórmulas conocidas?

Alterio: Yo creo que sí que toma ciertos riesgos tanto de contenido como estéticos. La visión de Lucía tiene algo, sus referentes, como Wes Anderson, su manera de filmar, todas sus elecciones estéticas… creo que se sale de lo convencional. En los temas también arriesga hablando de todo esto que tiene que ver con la nueva masculinidad, el nuevo rol del hombre, los nuevos modelos de familia, las opciones de género, el lugar de la mujer –aquí es la que domina a estos dos hombres, se intercambian los roles habitualmente asignados–. Hay algo que me interesa mucho por ahí. Y eso obviamente es un riesgo, pero creo que hace falta asumir riesgos para generar algo de interés.

León: Hoy en día hacer comedia es muy, muy complicado. Primero, envejecen las cosas muy rápido. Lo hablamos mucho, siendo una comedia de hombres, ¿por qué hay que hacer esta película hoy? Es interesante hablar de nuevas masculinidades, unos machos alfa, qué aprenden… Tampoco es sacar un Ken Loach de donde no hay, pero aprovechemos para transmitir algo, valores. Como esa minitrama en la que hablamos del niño trans. Lo hablamos mucho también porque eso de tratar tan de refilón un tema tan serio, pero creo que ayuda a normalizarlo, que lo veas con esa ligereza también es bueno.

NO HAY LÍMITES

Al principio de la película, el personaje de Paco dice: “Basta ya de corrección política, parece que no podemos reírnos de nada”, ¿creéis que los límites del humor se han estrechado demasiado?

León: Muchísimo, yo creo que en todo el mundo. Está pasando, no lo puedes elegir, pero yo soy optimista, prefiero ser práctico y utilizar esa estrechez para agudizar el ingenio. Igual que en épocas de censura genios como Berlanga lo han hecho, hoy lo tenemos complicado, pero creo que también es una oportunidad de replantearte cosas porque si no estamos todavía haciendo chistes de mariquitas y tan panchos.

Alterio: Es algo delicado… A mí no me gusta cuando nos sentimos constreñidos y con miedo. Esos límites tienen que ver con el auge de las redes sociales, que la gente salta ante una cosa que uno dice, se descontextualiza… Con tanta inmediatez. Pero creo que el humor es necesario y uno tiene la libertad de expresarse mientras no sea con la voluntad de ofender a los demás. Y creo que la comedia es un arte muy misterioso y muy simple a la vez, que no ha cambiado desde Chaplin, que lo que hace reír es ver sufrir a otro, es generar situaciones incómodas; hay mucho de inteligencia detrás de lo que hace reír, sublima ciertas cosas y descontractura situaciones. La comedia ha cambiado en cuanto a los temas y las formas, pero el fondo sigue siendo lo mismo.

DIRECTORAS Y COMEDIA

En los últimos Premios Goya ganó una mujer por sexto año consecutivo el premio a mejor dirección novel, Alauda Ruiz de Azúa. Había dos mujeres entre los cinco candidatos a mejor dirección (Carla Simón y Pilar Palomero). Nos repetimos, pero no nos cansamos: las cosas están cambiando. Lo deseable es que cambien hasta que ya no puedan volver atrás. Cada vez hay más mujeres directoras y detrás de las cámaras, pero aún faltan. Y en la comedia se juntan varios techos de cristal. Los géneros se resisten a la dirección femenina. También en la comedia, aún hay quien piensa que comedia y mujeres no van de la mano. Es el género estrella en taquilla, con más recursos. Por eso encontrarnos este mes con dos títulos cómicos grandes como El hotel de los líos y Mari(dos) dirigidos por mujeres es una buena noticia. “Hay muy pocas directoras”, confirma Ana Murugarren, directora de El hotel de los líos y que también filmó la primera parte, García y García. “Se han adoptado unas políticas para la inserción de la mujer y para lograr un equilibrio en el trabajo que están funcionando, y como están funcionando, en lugar de recurrir a los mismos de siempre, que solían ser hombres, ahí estamos”, agrega Lucía Alemany, que se ha estrenado en la comedia dirigiendo Mari(dos). Las dos reclaman la posibilidad de moverse en todos los géneros y en reivindicar, además, la calidad y la dificultad “de hacer reír”. “La gente dice, para menospreciar, que la finalidad de una comedia ‘es solo entretener”, dice Murugarren. “Bueno, eso no lo dices de La fiera de mi niña. Hay mucho cine dentro de las comedias”.

Fotos: Diego López Calvin

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