Michael Mannm, director de ‘Ferrari’: “Es un personaje acechado por la muerte”

Michael Mann

Michael Mann llevaba tres décadas persiguiendo Ferrari. Adam Driver y Penélope Cruz le han ayudado en la realización de su sueño.

Por Nando Salvà

Probablemente, Ferrari no es el tipo de película que primero le viene a uno a la cabeza al pensar en el mundo del automovilismo. Cierto, su protagonista no es otro que Enzo Ferrari –piloto de carreras en su juventud, jefe
de escudería, magnate del mundo del motor–, y sí, su metraje incluye robustas coreografías protagonizadas por bólidos que queman rueda; en general, sin embargo, está menos centrada en lo que aquel hombre ganó que en lo que perdió.

“Ferrari siempre mantenía una presencia inescrutable, sus gafas de sol eran como el muro tras el que se escondía”, explica el director Michael Mann del antihéroe de su duodécima película. “Pero, durante unos meses, una serie de circunstancias convirtieron su vida en algo tan combustible y volátil como los coches que construía, y el muro empezó a resquebrajarse”, añade.

En concreto, la peripecia argumental de la película, que se estrenó en el pasado Festival de Venecia, se sitúa en 1957,
cuando el empresario (interpretado por Adam Driver) se enfrentó a la potencial ruina tanto de su negocio como de
su matrimonio con su esposa, Laura (encarnada por Penélope Cruz, en otro papel ya multinominado), que acababa de descubrir que su marido tenía un hijo con otra mujer; aquel periodo, además, culminó con la celebración de la Mille Miglia –en su día una de las competiciones automovilísticas más célebres del mundo–, durante la que uno de sus pilotos sufrió un accidente que provocó la muerte de 11 personas. “Es un personaje acechado por la muerte”, opina el director.

“No sólo ha sido testigo de demasiados accidentes fatales sino que, además, vive azotado por la pérdida de su hijo Dino, que sufría distrofia muscular y murió a los 24 años”, cuenta Mann. Asegura el director que llevar a la pantalla la vida de Ferrari ha sido su empeño durante tres décadas, desde antes de crear ficciones tan arrolladoras como Heat (1996) y Collateral (2004).

“En ese tiempo tuve muchas ofertas para convertir el proyecto en una película de bajo presupuesto, pero siempre tuve claro que, o la hacía con los medios necesarios, o no la hacía”. Ferrari es el primer largometraje que dirige desde que su thriller Blackhat: amenaza en la red (2015) fracasara en taquilla, y con él demuestra que en este tiempo no ha perdido la obsesión por el detalle que caracteriza su obra; todo cuanto vemos
en él es increíblemente fiel al mundo real que reproduce, desde el diseño de las llantas de los coches al logo de la marca de pasta Buitoni que aparece estampado durante una escena en la carrocería de un Maserati 450S. “Michael es un hombre increíblemente resuelto, y jamás se detendrá hasta alcanzar la exactitud y la perfección en su trabajo” opina Driver.

“En ese sentido, creo que me parezco mucho a él”. Ambos tienen previsto volver a trabajar juntos en la que promete ser la próxima película del director, Heat 2.

Fotos: Getty Images

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