Con su primer largometraje, El llanto, Pedro Martín-Calero se reencuentra con la guionista Isabel Peña (As bestas). Ester Expósito, Mathilde Ollivier y Malena Villa protagonizan este thriller sobre miedos heredados.
Lo que acecha a Andrea (Ester Expósito) en El llanto nadie puede verlo a simple vista, pero la une, con dos décadas y 10.000 kilómetros de por medio, a Marie (Mathilde Ollivier), aterrorizada por el mismo grito ensordecedor, y a Camila (Malena Villa), la única que es capaz de entenderlo.
El director Pedro Martín-Calero debuta con El llanto, pero lo hace de la mano de la multipremiada guionista Isabel Peña (As bestas, Que Dios nos perdone) y juntos consiguieron hace unas semanas llevar el terror hasta la sección oficial del Festival de San Sebastián (al cierre de esta revista aún no se conocían los premiados). “Es una película de género, pero lo más importante son los personajes y tiene una carga psicológica muy fuerte guiada por sus pulsiones”, explica el director.
Y precisamente para uno de esos personajes, Andrea, eligieron a una irreconocible Ester Expósito, con flequillo y pelo negro azabache. Una protagonista impredecible, aunque según cuenta Peña: “En nuestras cabezas siempre había sido ella”. La intérprete, que comparte reparto con la francesa Mathilde Ollivier y la argentina Malena Villa, ya había protagonizado terror con Jaume Balagueró en Venus (2022), aunque Martín-Calero admite que fue antes, viendo algunas de sus series previas, en las que reconoció el potencial de Expósito. “Enseguida vi que defendía la escena y tenía talento. La idea era sorprender al espectador que tenía una imagen preconcebida de ella”, asegura.
Buscar el equilibrio entre lo popular y lo desconocido, entre el miedo y la autoría era el reto detrás de El llanto. “Isabel es muy conocedora del género, y yo no tanto, la verdad”, confiesa el director. “No buscamos el susto gratuito ni la atmósfera mal sana sin sentido”.
Con o sin sentido, algún susto hay, y una dosis más que interesante de fantasía paranormal, pero si algo deja poso cuando acaba la película, son los miedos tangibles que sobreviven a las mujeres generación tras generación. “Precisamente en esa armonía está el terror”, añade Isabel Peña. “A mí lo que me asusta es lo real, y lo paranormal es el cauce, la metáfora, para poder contar ese terror de otra manera, una manera menos obvia, más sugerente”.
UN REENCUENTRO BUSCADO
Pedro Martín-Calero e Isabel Peña se conocían desde hace años, cuando coincidieron en la Escuela de Cine de Madrid a través de otro amigo común: Rodrigo Sorogoyen. Juntos llegaron a escribir algún que otro guion que nunca llegó a salir adelante. Después, cada uno siguió su camino en la industria; y tras la desilusión de un proyecto en EE UU cancelado en el último momento, Pedro volvió a la carga y se decidió a proponerle esta película a Isabel. “Los dos ya habíamos evolucionado por separado. Le gustó y tuve la suerte de que estuviera libre. ¡Es una mujer ocupada!”, recuerda él.
“Me contó una imagen que me cautivó y que acabó siendo el prólogo que abre la película”, continúa Peña. “Esa imagen, junto con el desafío de escribir género y volver a trabajar con Pedro, fueron motivos más que suficientes para sumarme”.
Ninguno ha perdido el tiempo hasta este reencuentro, Isabel Peña ha recogido dos Goyas (por El reino y As bestas) y trabajado con los mejores directores y directoras, aunque su socio y compañero más longevo y cercano es, sin duda, Sorogoyen. Pedro Martín-Calero ha trabajado dentro y fuera de España en numerosas piezas artísticas y audiovisuales que, si repasamos ahora, vemos cómo han ido conformando el lenguaje propio que muestra en esta ópera prima. “Pedro piensa, ve y mira en imágenes, es su manera de comunicarse y expresarse, en la vida y en la sala de guion, así que de alguna manera esa habilidad tan brutal ha marcado nuestro trabajo”, se extiende ella. “Compartimos muchos referentes tanto cinematográficos como literarios o musicales, y eso nos acerca”.
Él está ya trabajando en otros dos guiones, uno de ellos es un thriller con matices fantásticos, aunque no quiere atarse: “Seguir por el género puro no está en mis planes”. Ella, que este año ha recogido la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, asegura que aún se le resiste algún proyecto: “Pero la clave está en cómo de pesada eres con ellos, y yo soy bastante pesada”.
Una apuesta a ciegas por su protagonista, libertad creativa para ella y un flechazo entre director y guionista han dado como resultado lo que Ester Expósito ya ha definido como “el proyecto del que, al verlo, más orgullosa ha estado”.
Fotos: Cesc Maymo-Getty Images
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