Nosferatu, de Robert Eggers, llega hoy a nuestros cines y se erige hoy como quizá la película más fiel, al menos en el primer acto, a la novela ; más que el Drácula de Bram Stoker dirigido en 1992 por Francis Ford Coppola y, sobre todo, que los iconos de Hollywood con capa y colmillos afilados representados por Bela Lugosi y Sir Christopher Lee.
Pero si el nuevo Conde Orlock, interpretado por Bill Skarsgård, se nos presenta quizá como el primer Drácula/Nosferatu que restituye fielmente los rasgos descritos en las páginas del original -incluido el largo y feroz bigote negro que casi ningún director se había atrevido a devolver al Vampiro, salvo quizá el audaz Jesús Franco en los años setenta-, a partir del segundo acto hace su entrada en escena un personaje de aura arcaica, pero decididamente original. Al mismo tiempo, cerca del arco narrativo del principal antagonista del Vampiro, aparece el profesor Van Helsing, dispuesto a asombrarnos con su delirante lucidez intelectual y sus inesperados giros argumentales: el doctor Albin Von Franz, interpretado por uno de los más grandes actores vivos, Willem Dafoe. Y esto es lo que nos cuenta en nuestra entrevista.
Te vemos en una posición verdaderamente única, habiendo interpretado tanto al Conde Orlock en La sombra de un vampiro, del director estadounidense E. Elias Merhige, como en esta nueva variante, verdaderamente moderna, del icono Van Helsing en Nosferatu. ¿Consideraron alguna vez Robert Eggers y usted la idea de volver a interpretar al Conde? ¿Y hablaron de sus experiencias pasadas en el cine de temática vampírica, del propio icono de Orlock?
Sí, por supuesto, el material me era muy familiar. Ya estaba familiarizado con ratones y ratas antes de esta película. La sombra del vampiro era esencialmente una comedia. Una comedia sobre cómo se hizo el Nosferatu de Murnau, en la que interpreto al actor Max Schreck, el protagonista elegido para encarnar al Conde Orlock. En cuanto a Robert Eggers, cuando hace años vi su ópera prima pensé: ‘Vaya, éste sí que es un cineasta’. Así que hablé con alguien porque quería conocerle. Nos conocimos, congeniamos de inmediato de una manera fabulosa. Él también había visto las películas que yo había hecho, por cierto también había visto La sombra del vampiro, así que decidimos que queríamos trabajar juntos. Y así empezamos a buscar la idea correcta. Buscando buscando, no encontramos nada inmediatamente. Pero en ese momento él estaba trabajando en un proyecto de remake de Nosferatu. Así que me dijo: ‘Sé que interpretaste a Schreck en esta película de comedia, pero ¿Qué te parecería?’ Estamos hablando de hace unos diez años, cuando empezó a pensar en la película.
Sin embargo, no es la misma película, ese proyecto nunca llegó a buen puerto y ese Nosferatu nunca se hizo. Robert Eggers, sin embargo, no me ofreció ese papel, otros actores habían sido elegidos en el reparto. Diez años más tarde, sin embargo, Nosferatu se hace. El personaje del Dr. Albin Van Franz fue creado para mí, pero también para él. Me dijo que Van Franz -como usted dijo antes, una variación sobre el tema de Van Helsing- es también el personaje que más le ha gustado escribir. Sus intereses son los de Robert. Y luego Von Franz es el personaje que a Robert Eggers le habría gustado interpretar si hubiera sido actor en la película. Me lo dejó claro. Por supuesto, en un momento dado él y yo llegamos a considerar la idea de que yo interpretara de nuevo a Orlock, el Vampiro, pero no íbamos en serio, sólo barajábamos ideas de ese tipo de manera totalmente informal. Y también sé que ahora se alegra de que aquel primer proyecto de Nosferatu nunca llegara a buen puerto, y de que la película sólo exista ahora, porque hace diez años aún no había crecido tanto como cineasta. Me dijo que estaba agradecido por ello, porque en aquella época no habría tenido la misma capacidad para hacer una película sólida que ahora.
¿Tienes alguna película de terror favorita suya, ya sea protagonizada por ti o por otros?
Difícil pregunta. No estoy obsesionado con el terror. Pero crecí con muchas películas de terror. De niño me atraía este tipo de cine. Hay muchas películas de terror buenas. Lo que me encanta de este género es que puedes hacer una película popular sin dejar de utilizar un lenguaje cinematográfico elevado, en términos de movimientos de cámara y todo lo demás es diferente, tienes más posibilidades que una historia contada en un estilo naturalista, realista. Si tengo que intentar abreviar, en general odio tener «películas favoritas». Pero si tengo que elegir, mi respuesta es Frankenstein. De niño me encantaba Frankenstein. Hay una secuencia maravillosa en el final de La novia de Frankenstein, cuando destruye el castillo, creo que también tiene algo que ver con Nosferatu. Su mano está en la palanca que desencadenará la explosión y destruirá el último piso del castillo . En el primer plano tiene una mirada muy triste. Una lágrima recorre su rostro y entonces dice su frase: ‘¡Nos pertenece la muerte!’, Luego baja la palanca y el lugar explota. Siempre me ha poseído esta imagen. Frankenstein gritando: «¡Nos pertenece la muerte!.
Tiene una conexión tan profunda con tantos maestros de la historia del cine contemporáneo que tenemos que preguntarte: ¿Cuál es el siguiente? ¿Va a volver a trabajar con Yorgos Lanthimos, por ejemplo?
Se supone que mi próxima película será Late Fame, de Kent Jones, basada en una novela de Arthur Schnitzler. Pronto empezaremos a rodar en Nueva York. Pero espero volver a trabajar con Yorgos Lanthimos. Nos lo pasamos muy bien. Nos conocimos hace poco y siempre nos llevamos muy bien. Lo mismo puedo decir de Robert. Si fuera un hombre de apuestas, apostaría todo el dinero del mundo a que seguiré trabajando con ellos dos, Robert Eggers y Yorgos Lanthimos.