Cuidado porque esta lista está llena de spoilers, pero no podrás culparnos. Nos limitamos a recopilar 10 películas que destripan el final en el mismísimo título.
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La semilla del diablo (Roman Polanski,1968). Los Woodhouse, un matrimonio neoyorquino, se mudan a un edificio situado frente a Central Park, sobre el cual, según un amigo, pesa una maldición.
Mia Farrow interpreta a la protagonista, que se queda embarazada. No hace falta estar muy espabilado para saber dónde está el spoiler en el mismísimo título.
El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (Andrew Dominik, 2007). ¿Quién acabará matando Jesse James?
Pesadilla final: La muerte de Freddy (Rachel Talalay, 1991). Después de diez años, Freddy Krueger vuelve a sembrar el pánico entre los adolescentes de Springwood. No sabemos si hace falta decir cómo acaba.
Soñando, soñando… triunfé patinando (Tim Fywell, 2005). Casey Carlyle (Michelle Trachtenberg) sueña con ser patinadora profesional. Está bastante claro si lo acaba consiguiendo.
El hijo del mal (George Ratliff, 2007). la idílica familia Cairn espera a su segundo hijo, pero ya tienen a Joshua, que además de una inteligencia excepcional tiene algunos comportamientos extraños. No es difícil saber qué le pasa.
La última noche de Boris Grushenko (Woody Allen, 1975). En esta comedia de un pacifista ruso se une al ejército para luchar contra Francia. ¿Qué suerte le espera?
Solo ante el peligro (Fred Zinnemann, 1952). El sheriff del pequeño pueblo de Hadleyville pide ayuda a los ciudadanos para hacer frente a un criminal al que encerró y que volverá tras cumplir su condena.
¿Cuántos buenos samaritanos le ofrecerán su ayuda?
Pactar con el diablo (Taylor Hackford, 1997). Un joven y brillante abogado que nunca ha perdido un caso recibe la visita de otro que representa a un poderoso bufete y que tiene detrás a un hombre con oscuros planes. Relee el título y ya sabes por dónde van los tiros.
El final de Damien (La profecía 3) (Graham Baker, 1981). Parece que en la tercera entrega a Damien no le queda mucho.
Tu madre se ha comido a mi perro (Peter Jackson, 1992). La escena más representativa, icónica y recordada, se destripó en el mismo título para pena de los espectadores.