A Claudia Roset el colegio de monjas se le quedaba pequeño y por ello se apuntó a teatro y, aunque tardó un año en atreverse a ponerse delante de una cámara y otros tantos en deshacerse de las dudas que la frenaban, al final encontró su camino. Ahora es una de las protagonistas de Furia, la serie de éxito de la temporada de HBO Max, junto a Carmen Machi o Candela Peña. Un proyecto, como ella misma afirma, lleno de reinonas.
Claudia Roset (Madrid, 2000) admite que es muy dramática, sobre todo para decidir si lo de ser actriz es un futuro posible para ella. O, al menos, lo era (en pasado), pues la recientemente estrenada película juvenil Viaje de fin de curso y su próxima serie de HBO, Furia, ya le han confirmado que, si quiere, el cine tiene un hueco para ella. “Siempre digo: ‘¡Lo dejo!’, y luego, cuando estoy a punto de hacerlo, me sale algo, y es como: ‘¡Me cago en todo!”, dice riendo, consciente de que, en realidad, está justo donde siempre quiso estar.
“Para Viaje de fin de curso empecé el proceso de casting a dos días de haber tenido mi primera mega ruptura amorosa… Estaba fatal, justo me vino una comedia y fue como: ‘No me lo puedo creer”. Y lo dice riendo, como confirmando que, en Mallorca, de donde vuelve tras haber estado promocionando dicha película y con la vista ya puesta en el “proyectazo” que se le viene, no sólo se recuperó, sino que dejó todas aquellas dudas atrás.
Una actriz famosa hija de ‘Glee’
Ella no lo recuerda, pero eso de que siempre soñó con esto no es sólo una frase hecha que suena cursi. Según su padre, de pequeña decía que quería ser “actriz famosa”. “¡Ojo! ¡Esa chiquilla no sabe lo que está diciendo!”, se ríe ahora que está en camino de serlo. Si su progenitor se la tomaba en serio no lo dice, pero desde muy pronto estuvo claro que aquella niña no lo decía en broma, aunque sí que necesitó la ayuda de cierta súper serie de éxito para acabar de dar el paso.
“Yo estaba en un colegio de monjas y decía: ‘¡Dios Santo! ¡La vida no puede ser sólo eso!”, recuerda sobre la chica que era a los 13 años. “Entonces vi una serie que es un poco fricada, pero vi Glee, y ahí mi maricón interior se despertó. Dije: ‘¡Dios mío!’, y les pedí a mis padres si podía apuntarme a clases de teatro”, recuerda.
Admite que el “teatrillo” al que se apuntó al lado de su casa era “un poco circo”, pero entre descubrimientos se dio cuenta también de que existía ese espacio en el que se sentía genial. “Y desde aquella primera clase, no he podido parar”, admite.
Cinco años después empezó con sus primeros trabajos, y aunque ya había aparecido en Skam España y Los favoritos de Midas, recuerda que su primera gran oportunidad fue con el documental de Jonás Trueba Quién lo impide (2021), época durante la cual también estrenó Servir y proteger.
“Hasta el primer corto que haces con amigas para clase de audiovisuales es importante”, explica. “Pero a mí me marcó mucho este porque Trueba vino a nuestro instituto a hacer audiciones y yo me colé en su proyecto. Hicimos un viaje inmersivo de una semana, con ejercicios de interpretación y todo improvisado, sin guiones, y fue la confirmación de que esto es lo que me hace feliz”.
Hasta entonces, todo lo que había querido había estado siempre únicamente en su imaginación, a la cual le echaba muchas ganas, afirma. “De pequeña viajaba mucho por el trabajo de mi padre y me pasaba muchas horas en el coche con mi mp3 que tenía 10 canciones y ya”, ríe. “Me las escuchaba en bucle y me montaba números en la cabeza con gente que conocía donde yo siempre era, obviamente, la protagonista”. Pero no existe esperanza sin duda y ella admite que tuvo siempre muchas. “Me preguntaba: ¿seré capaz de vivir así siempre? ¿Esto es sano? ¿Se podrá? Esta es una profesión preciosa, pero yo encima soy muy sensible y tenía muchos altibajos. Al final eres una especie de producto: te compran, te rechazan… Que nunca hay que tomárselo de esa manera, pero hay que trabajarlo mucho. ¿Para qué estoy haciendo esto y por qué? ¿Qué quiero hacer yo?”. Por suerte, estos últimos años parecen haberle dado la respuesta.
¡A la porra eso de dejarlo! Desde 2022, cuando apareció en las series Alma y La última, la madrileña no ha parado quieta. Tras su última serie, Mano de hierro, participó como personaje secundario en El llanto y apareció también en Virgen roja antes de darse definitivamente a conocer entre los adolescentes con la última película de Paco Caballero sobre unos alumnos que se quedan confinados de vacaciones en un hotel de las Islas Baleares.
Ahora, la actriz ha cambiado la fiesta por la sátira con Furia, la serie de éxito de Félix Sabroso, que protagoniza junto a Carmen Machi, Candela Peña, Nathalie Poza, Cecilia Roth y Claudia Salas. “Ya sólo con las reinonas que están poniéndole cara a esta ficción, el pedazo de director y creador [Sabroso] que tiene detrás y el equipazo exquisito e increíble que había… Vamos, que yo creo que es una bomba”, dice cuidadosamente, pues admite que no sabe cuánto nos puede decir.

Furia
Se trata de una sátira contemporánea sobre cinco mujeres al límite que no dudarán en acudir a cualquier tipo de treta (desde la manipulación a la extorsión) para lograr que se imparta justicia en sus vidas. Roset forma parte del reparto más joven junto a Mima Riera. “Mi querida Mima es una actriz increíble. ¡Me echó una mano, la tía! Y nuestros personajes me parecen muy interesantes porque creo que son muy reales: son unas chiquillas que vienen de un pueblo a la gran urbe a cumplir sus sueños un poco artísticos”, retoma. “Hay algo muy poco contado que me alegro mucho de que Félix haya sacado a relucir y es toda esa gente que viene cargada de sueños y que de repente llega a la ciudad y no es como se esperaban y, de repente, tienen que mantenerse, tienen que meterse en trabajos y casi invierten más en poder mantenerse que en construir sus propias oportunidades. También está el tema de por qué no hay oportunidades fuera de estas urbes… Por ahí van un poco los tiros y ya no puedo contar más”, se corta sonriendo a sí misma antes de contarnos cómo ha sido trabajar con esas reinonas, como las llama ella. “Yo venía de la jungla y claro, ¡estaba salvajada perdida!”, recuerda del cambio de un proyecto a otro. “Estaba súper niñata y la lie un par de veces porque, de repente, frente a unas auténticas profesiones… Tardé un poquito en coger el ritmo. Luego te pillan los trucos y dices: ‘¡Ay, coño!’ y te pone en un estado de alerta”.
De todos los proyectos se aprende algo y ella se queda con todas las mujeres que ha conocido gracias a ellos, empezando por Riera, pero sin olvidar a su madre, a la primera que menciona cuando le preguntamos por todos esos “dramas” que vienen con dedicarse a esto. “Me tiré un año para hablar delante de una cámara porque no podía… De verdad que no podía. Pero, por suerte, ha habido muchas mujeres que, a lo largo de mi carrera, con mucho amor y con mucho trabajo, me han ido quitando mucho la tontería”.
La imaginación, sin embargo, no la ha perdido y, de entre todos los papeles que le gustaría interpretar en un futuro, ella sueña con aquel que consiga transformarla de verdad: “Siempre he soñado con contar historias de todo tipo, con un personaje que lleve una hora en pantalla y mi abuela me pregunte que cuándo salgo”, y termina. “Incluso salir un poco de lo cotidiano… No sé… ¡Ser un bicho, de repente!”.