“Son chavales de 17 o 18 años, súper fit, en un CAR [Centro de Alto Rendimiento]… Por favor, ¡las hormonas son las hormonas! ¡No nos inventamos nada!”, nos cuenta Ibai Abad sobre Olympo, su nueva serie de Netflix ambientada en un centro de jóvenes deportistas de élite que se estrena este 20 de junio. Y sus protagonistas no tardan en confirmarlo. “Aquí te vas a inflar a hacer cardio”, le dice una atleta a otra en los primeros minutos del primer episodio.
Pero que estas declaraciones no den pie a malentendidos: esta es una serie sobre la presión física y mental a la que están sometidos los deportistas de élite y así ha querido ser tratada por Abad y sus compañeros y cocreadores Jan Matheu y Laia Foguet. Ello se traduce en que el deporte no es sólo el telón de fondo de romances, sino el protagonista absoluto de la producción, con la natación sincronizada y el rugby como ejes principales. “La natación sincronizada tiene una cosa muy fascinante que es que hay una capitana y un dúo, pero también un equipo, por lo que las rivalidades están a la orden del día”, analiza Abad sobre lo que los llevó a escogerla como protagonista.
El rugby, en cambio, era ese “deporte de brutos hecho por gentlemen” con el que abordar otros temas como la masculinidad tóxica. “Para nosotros era especialmente importante meter una trama queer porque se ha llegado a decir que estas cosas ya no pasan en el deporte, pero nosotros no estamos de acuerdo”, explica. “Por lo menos queríamos iniciar un debate”.
La verosimilitud era su gran objetivo y, para ello, era necesario también encontrar a actores que se convirtiesen en atletas. Clara Galle (A través de mi ventana, Ni una más) lo sabía y así se lo hizo saber a sus creadores. “Llegó muy preparada, para ella era un papel muy importante y se entregó al casting como lo hace una buena actriz, luchando y defendiendo por qué tenía que ser ella”, recuerda Abad. A ella se sumaron Nira Osahia, Agustín Della Corte, Nuno Gallego, María Romanillos, Martí Cordero, Juan Perales, Andy Duato y Najwa Khliwa y juntos entrenaron como verdaderos deportistas dos o tres meses antes de comenzar a rodar.
“Tuvieron muy buenos entrenadores, en muchas secuencias de Olympo son los propios actores los que hacen todo y hay planos en los que yo mismo me quedo sorprendido de verlos”. En cuanto a esos cuerpos fit que lucen todos en pantalla y que nos demuestran que, efectivamente, esta no es sólo una serie juvenil más con el deporte como excusa, Abad espera que sean también otro tema de debate. “Poner de referente a gente con ese estilo de vida es algo muy loco porque realmente muchos de ellos no beben, no fuman, restringen amistades y prescinden de muchas cosas”, concluye.
“Si es bueno o malo es subjetivo, pero es una cosa de la que la propia serie dará que hablar: ¿hasta qué punto estás dispuesto a llegar?”.
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