Riccardo Milani y Antonio Albanese (‘Como pez fuera del agua’), pesos pesados de la comedia italiana actual, vuelven a colaborar juntos por quinta vez en ‘Un mundo aparte’.
Por Maria Laura Ramello
Riccardo Milani, el director de Como pez fuera del agua, es uno de los nombres más activos y de éxito del cine italiano. Junto a su mujer, Paola Cortellesi, popular actriz y directora de uno de los títulos más taquilleros y respetados del último año, Siempre nos quedará mañana, forma una pareja en la que parece que descansa el destino próximo de la cinematografía trasalpina.
Milani estrena ahora en España la comedia Un mundo aparte de la mano del actor Antonio Albanese, en la que es su quinta película juntos. La historia se desarrolla en el corazón del parque nacional de los Abruzos italianos, donde el maestro de primaria Michele Cortese (Albanese), tras haber pasado 40 años enseñando en la “selva romana”, llega como nuevo director de la única escuela del pueblo para niños de siete a 10 años. Allí, gracias a la ayuda de la subdirectora Agnese (Virginia Raffaele), Cortese supera rápidamente la idea de no valer para el puesto. Cuando todo parece ir viento en popa, les amenazan con el cierre de la escuela por falta de alumnos.
Milani aborda con tintes de comedia un problema real y delicado, que no sólo ocurre en Italia: el de los pequeños pueblos de provincia que se vacían y mueren, al tiempo que reflexiona sobre el valor de la educación. Hablamos con él y su protagonista masculino sobre estas cuestiones.
Riccardo, ¿de dónde nace esta película?
La tenía en mente desde hacía muchos años. La acción se sitúa en un pequeño pueblo de montaña de los Abruzos, una zona que conozco desde adolescente. He sido testigo de la evolución de las escuelas, el tema central de la trama, y conozco bien la situación. En esos pueblecitos, la educación está siempre, por desgracia, un poco en peligro: las escuelas son precarias y su subsistencia depende de la inventiva de las administraciones y de los profesores, que hacen lo imposible para mantenerlas con actividades lícitas e incluso ilícitas. También quería contar el tipo de compromiso que se requiere para ser profesor allí: estamos hablando de maestros que llegan a recorrer 100 o 150 kilómetros al día para enseñar, a veces en condiciones complicadas, con nieve y temperaturas bajo cero. Quería relatar un modelo de vida que siempre me impresionó y que me ha dejado un sentimiento de amor y admiración.
¿Quién es el profesor Cortese para ti, Antonio?
Desde el principio, me sorprendió su deseo de seguir enseñando de forma honesta. Quise aprovechar eso al máximo, respetando el guion. Tras muchos años de docencia, está cansado de ciertos aspectos de la vida y de la ciudad, así que pide el traslado a un pequeño pueblo en el que quiere aportar toda su experiencia. Allí vivirá en plena naturaleza, algo que él ama y que tengo en común con el personaje, y descubrirá una humanidad que hasta ahora le era desconocida y que está en peligro cada día. Y decide salvar la escuela del cierre, porque hacerlo significa salvar a toda la comunidad y al medioambiente que la rodea.
Esta es la quinta vez que trabajáis juntos.
RM: Para mí, Antonio es perfecto para contar bien la historia de nuestro territorio y, además, tenemos un enfoque similar de este trabajo. No siento que forme parte del mundo del cine, sólo hago mi trabajo con mi equipo, con la gente, con los actores… Y Antonio piensa lo mismo. Y además de la afinidad profesional, está la humana, que es un valor añadido muy importante. Aunque las películas que hemos hecho juntos son, en gran parte, divertidas y van dirigidas a un público más amplio, cada vez que he dirigido a Antonio en una película, me he emocionado.
AA: Yo destaco de Riccardo su honestidad. Me gusta como persona, incluso más que como director. Pero manteniéndome en el plano profesional, destacaría su honestidad profesional, el no estar nunca condicionado, su tenacidad a la hora de seguir únicamente sus deseos y plasmarlos en películas. Eso me llena de alegría. Confío mucho en él y en su cine porque es honesto, es popular, nunca se deja llevar por las modas ni por la necesidad de sorprender con efectos especiales. Es sano y libre.
El título original de la película es Un mundo aparte, pero en tus comedias siempre suele contar otros mundos.
RM: Siempre hablo de la desesperación de lo que veo a mi alrededor, que a veces me anima, a veces me angustia, a veces me hace mirar al futuro y a veces al presente. Esta película, sobre un profesor en un pequeño pueblo, también trata sobre la necesidad de la educación. Y creo que esta es una de las muchas urgencias de nuestro país que debemos abordar. Porque veo un sistema educativo que se desmorona y profesores desprotegidos que se desviven por sus alumnos y están abandonados. Luego está la cuestión de la provincia italiana, un ámbito que estamos dejando de lado. Como cineasta, puedo llamar la atención sobre temas que considero importantes.