Figurinista de prestigio, con tres Premios Goya, Clara Bilbao se estrena en la dirección con Tratamos demasiado bien a las mujeres, drama bélico con Carmen Machi y Antonio de la Torre.
Por María Sanz
Cuenta Clara Bilbao (Bilbao, 1971) que de los tres Goya conseguidos por su trabajo como diseñadora de vestuario, dos, el de Blackthorn (Mateo Gil, 2011) y el de Nadie quiere la noche (Isabel Coixet, 2015), los consiguió en películas donde el guion era obra de Miguel Barros. Por eso, cuando Miguel terminó el de Tratamos demasiado bien a las mujeres, basado en la novela francesa On est toujours trop bon avec les femmes, y le dijo que esta película debería dirigirla ella, Clara no se lo pensó y se lanzó a dar forma a una ópera prima bélica, algo surrealista y muy coral, con un reparto encabezado por Carmen Machi y Antonio de la Torre.
Tu experiencia con el vestuario y 30 años trabajando en rodajes, ¿te han ayudado a ponerte detrás de la cámara?
Los diseñadores de vestuario tenemos un conocimiento muy profundo de la narrativa y la experiencia de tratar con
actores, de poner en pie personajes desde una faceta no solamente del vestuario, sino del relato. Hay cuestiones
técnicas muy profundas sobre ciertos departamentos que no las conoces. Sin embargo, en todos mis trabajos, he visto dirigir, he compartido mano a mano con muchos directores y directoras. Es imposible no aprender. Además, creo que hacer una película consiste en contar una historia y los ingredientes más importantes es saber lo que tienes que contar y poder visualizarlos.
En tu ópera prima, te has atrevido con una trama en un contexto bélico, dirigiendo a un equipo mayoritariamente masculino…
He tenido muchas conversaciones sobre que estaba haciendo una película que no era de mujeres. Yo, sin embargo, pienso que mi película sí que es de mujeres porque la dirige una mujer. No puede no tener una visión femenina, pero que no tiene por qué ser distinta a la masculina. Me sentía muy inclinada a contar una historia universal que no hablara de mi intimidad, sino de algo más global, que englobara algo no estrictamente femenino y, aun así, como soy una mujer, no puede no ser una película de mujeres, no puedo sustraerme del hecho de ser una mujer. Creo que estamos listas para contar cualquier historia desde cualquier prisma. Hay muchas directoras que están en una línea más intimista, admiro tanto a unas como a otras, pero yo me inclino más a contar historias unisex.
¿De qué nos habla Tratamos demasiado bien a las mujeres?
Esta película es una comedia negra, nos vamos al humor absurdo en algún momento, incluso surrealista, y además
tiene una pátina melancólica. Por una parte, subyace un tema político, que no es la parte principal que quería contar, y también habla de los sueños, de la supervivencia de dos Españas en su momento. Por otra parte, tiene una reivindicación feminista muy clara abordada desde un lado bastante moderno y es una reflexión sobre el
paternalismo y la condescendencia.
Ahí es donde entra Remedios Buendía, el personaje de Carmen Machi.
Ella es mala, malísima, y puede parecer un personaje antipático. No obstante, es el motor de la historia. No comparto con Remedios Buendía parte de su perspectiva de la vida, pero es un tipo de mujer que admiro porque verdaderamente sabe mimetizarse con su entorno y lograr sus objetivos. Ella dice algunas veces: “Todo lo tenemos
que hacer nosotras”. Comparto este pensamiento. Para tener una faceta feminista es, curiosamente, una película
llena de hombres. Es una paradoja, como en la vida misma: una sola mujer vale más que muchos hombres juntos y con esto no quiero menospreciar la función de los hombres en el mundo porque tampoco es mi objetivo.
En un contexto tan deshumanizador como es una guerra, los actores han creado personajes muy humanos.
He tenido mucho tiempo para hablar con ellos y ensayar. Aparte de las conversaciones individuales con cada actor, ha habido una comunicación colectiva de qué estamos contando de verdad en cada momento y he tenido la
suerte de trabajar con actores de un gran talento interpretativo y, sobre todo, una inteligencia emocional muy grande.