De la cumbre a los infiernos, ese es el viaje en picado que recorre Amanda, la protagonista del drama jurídico Perdiendo el juicio, interpretada por Elena Rivera (Alba, Sequía), para quien el personaje y la trama estaban llenos de retos. “Lo más desafiante fue interpretar a una mujer que ha vivido toda su vida en la élite y que de repente se ve obligada a enfrentarse a su vulnerabilidad”, comparte la actriz. “Amanda es una abogada que tiene un puesto de trabajo muy destacado y sufre un episodio de trastorno obsesivo- compulsivo (TOC) en el momento en que está a punto de ganar un juicio importante. Fue una transformación muy profunda, que me obligó a conectar con el sufrimiento emocional de alguien que de pronto lo pierde todo”.
Y, sin embargo, según la actriz, la serie no se centra en el TOC de Amanda. “Si no en cómo ese trastorno afecta a su vida, cómo se enfrenta a la sociedad, a los juicios, y cómo tiene que reconstruir su vida desde cero”, continúa Rivera.
“Lo que me interesó especialmente fue cómo se muestra ese contraste entre la Amanda de antes y la de después de sufrir su trastorno. Es una mujer que se ve arrastrada por un torbellino de ansiedad y todo eso tiene que reflejarse en su forma de actuar, en sus emociones y, sobre todo, en cómo ve a las personas que están a su alrededor”. Cuando se le pregunta sobre su preparación para interpretar a alguien con este trastorno asegura que “no sabía mucho más allá de algunos estereotipos comunes. Lo que hice fue investigar en profundidad, vi varios documentales, leí unos cuantos libros y me sumergí en casos reales. Amanda no es sólo alguien que tiene manías, está luchando contra algo que consume su vida”.
Perdiendo el juicio es una historia de abogados, cada episodio ofrece un caso legal que se entrelaza con las luchas internas del personaje y sus relaciones en el bufete en el que trabaja. “Amanda se encuentra atrapada entre dos mundos. Por un lado, tiene la historia de César, su exmarido [interpretado por Manu Baqueiro], con quien compartió su vida profesional. Pero, por otro, se siente atraída por Gabriel [Miquel Fernández], su nuevo jefe, que es alguien completamente diferente. En cierto modo, Amanda empieza a ver en Gabriel lo que quizás nunca encontró en su ex: comprensión y el apoyo incondicional”, afirma Rivera.
“Creo que es una serie que ofrece algo más que un drama legal. Es un procedimental muy entretenido, presenta personajes profundos, tramas complejas y mucho conflicto emocional. Amanda es un personaje con el que es fácil empatizar porque sufre, se cae y se levanta. En ese sentido, refleja la presión por el éxito en la sociedad actual”, concluye.
Fotos: Carlos Álvares-Gettyimages
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