Entrevistamos a Ethan Coen y Tricia Cooke, dirigen ‘Dos chicas a la fuga’: «Una road movie lésbica de clase B”

Tricia Cooke

El pequeño de los hermanos Coen, Ethan, y su colaboradora habitual y esposa, Tricia Cooke, dirigen Dos chicas a la fuga, “una road movie lésbica de clase B”.

Por Nando Salvà

Hasta hace muy poco, Ethan Coen no tenía previsto volver a rodar películas. Tras escribir y dirigir 26 largometrajes y un puñado de cortos junto a su hermano Joel, y, en buena medida, a causa de las dificultades que les causaron la producción de ¡Ave, César! (2016) y la de La balada de Buster Scruggs (2018), decidió que ya no merecía la pena.

“Cuando hicimos Sangre fácil (1984) me divertí muchísimo y, justo después, hacer Arizona Baby (1987) me pareció casi igual de divertido”, recuerda el menor de los hermanos. “Pero, 30 años después, el cine se había convertido para mí en algo demasiado parecido a un trabajo”.

Y, si echaba de menos pasarlo bien, tiene sentido que ahora haya decidido volver a ponerse al frente de una película diseñada específicamente para hacerlo pasar bien al espectador, y de la que él mismo dice que “puede compararse con El gran Lebowski (1998) y O Brother (2000)” porque, como esos clásicos de su filmografía, “es una comedia alocada y tontorrona”.

Aunque sobre el papel Dos chicas a la fuga es la primera ficción cinematográfica que él dirige en solitario, lo cierto es que compartió tanto esa responsabilidad como la escritura del guion con Tricia Cooke, que lleva décadas colaborando con él primero como ayudante de dirección Barton Fink (1991) y El gran salto (1994) y luego como montadora de El gran Lebowski, O Brother!, El hombre que nunca estuvo ahí (2001) y, más recientemente, del documental Jerry Lee Lewis: La música del diablo (2022), que completaron juntos durante la pandemia usando exclusivamente material audiovisual de archivo. También es su esposa desde 1993, aunque “es un matrimonio nada convencional”. Lo dice la propia Cooke, que se identifica como lesbiana desde que era adolescente y que, de hecho, utilizó situaciones que había vivido personalmente en bares de ambiente entre finales de los 90 y principios de este siglo como fuente de inspiración de Dos chicas a la fuga.

En realidad, la película está escrita desde aquel periodo y, cuenta Coen, si han tardado tanto en rodarla es, sobre todo, porque durante mucho tiempo no encontraron a nadie que quisiera financiar su producción.“Hasta hace relativamente poco, lo que se esperaba de cualquier película protagonizada por lesbianas es que fuera un drama
severo, incluso trágico, en el que la homosexualidad se vinculara al dolor o al trauma. Nadie quería ver una película como la nuestra, que es orgullosamente idiota y en la que la sexualidad de las protagonistas, además, no desempeña papel dramático alguno. Son lesbianas, y punto”, explica él.

De Dos chicas a la fuga se sabe que es una road movie lésbica de serie B, así la define la pareja. Cuenta la historia de
dos amigas, Jamie (Margaret Qualley) y Marian (Geraldine Viswanathan) que emprenden un viaje por carretera con
destino a Tallahassee, Florida, durante el que deberán enfrentarse a una banda de criminales ineptos; y su reparto
incluye secundarios de lujo como Matt Damon o Pedro Pascal.

Coen la llegó a comparar con el trash cinema abanderado en su día por cineastas como Russ Meyer y John
Waters, pero ahora se arrepiente de ello. “Me temo que ahora mucha gente espera que se parezca a Pink Flamingos (1973), y lo cierto es que es mucho, mucho menos salvaje”, lamenta.

Dicho de otro modo: en ninguna de sus escenas aparece una drag queen ingiriendo heces caninas. Otra información que circula acerca de Dos chicas a la fuga y que no se corresponde con la verdad, al menos no del todo: que es la primera entrega de una trilogía.

“Hemos previsto hacer tres películas protagonizadas por mujeres homosexuales que admiten ser clasificadas como cine de serie B, pero no están conectadas entre sí”, matiza Cooke al respecto. Se prevé que la producción de la segunda de ellas, Honey Don’t, empiece en las próximas semanas; y la tercera no tiene guion todavía, pero sí un título provisional, Go Beavers!.

“El problema de tener escritas dos películas de temática similar es que estás obligado a hacer una tercera, porque todo el mundo espera que una saga tenga como mínimo tres entregas; ni siquiera existe una palabra similar a trilogía con la que referirse a dos películas”, añade Coen, que últimamente ve cómo se le acumula el trabajo.

Además del que le darán esas dos películas junto a Cooke, planea dirigir con su hermano un nuevo filme basado en el guion que acaban de terminar. “Es una historia de terror muy sangrienta”, avanza. “Está listo para empezar a rodarse, pero es posible que Joel tenga que terminar otro proyecto antes”. Tarden lo que tarden en ponerse con ella, lo importante es que se diviertan haciéndola.

Fotos: Stephane Cardinale (Getty Images)

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