Durante un reciente episodio de Podcrushed, el actor Kevin Bacon aseguró que se veía a sí mismo como un actor más serio y que no quería ser conocido sólo por su papel de bailarín en la película Footloose, de 1984.
«Cuando me convertí en una estrella del pop, lo último que quería era ser una estrella del pop», dijo el actor acerca de su participación en la película que lo lazó a la fama. «Ya había pasado a, ya sabes, ‘quiero ser Dustin Hoffman o Meryl Streep o John Cazale o Robert De Niro. Quiero trabajar con Martin Scorsese. Quiero hacer Chejov’, ¿me entiendes?».
Footloose sigue a Ren, el personaje interpretado por Kevin Bacon, un adolescente de ciudad que se muda a un pequeño pueblo donde la música rock y el baile han sido prohibidos. Con su espíritu rebelde, intenta sacudir el pueblo y convencer al ayuntamiento de que levante la prohibición de bailar.
El actor dijo que, aunque de niño soñaba con hacer sesiones de fotos y entrevistas para revistas, una vez que se puso realmente en el punto de mira, se sintió «muy, muy incómodo». «Todo lo que había soñado me producía una tremenda cantidad de dudas sobre mí mismo, pero también ansiedad», recordó el actor en Podcrushed.
Por la misma época, se hizo viral un juego de fiesta llamado Six Degrees of Kevin Bacon (Seis grados de Kevin Bacon), que no hizo sino aumentar su malestar y le llevó a sentirse completamente «horrorizado por ello».
«Pensé que, y esta es mi propia inseguridad interpretativa -síndrome del impostor-, pensé que la broma del asunto era que los grandes actores podían relacionarse con un actor perdedor como yo«, dijo. Con el tiempo, sin embargo, se dio cuenta de que el juego no era un ataque contra él y su carrera. «Aprendí a aceptarlo y me di cuenta de que no iba a desaparecer.» El actor lo aceptó tanto que fundó la organización sin ánimo de lucro Six Degrees (Seis Grados) y un podcast llamado Six Degrees with Kevin Bacon.
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