Hay un nuevo título que está arrasando en Netflix, tanto es así que ha destronado a la aclamada Adolescencia, y, aunque lamentablemente no es ficción, no está muy lejos de lo que nos contó la serie. Hablamos de la docuserie Malas influencias: el lado oscuro de las redes en la infancia, en la que padres y adolescentes cuentan inquietantes casos de maltrato y explotación en el mundo de los influencers infantiles.
La serie se centra especialmente en Tiffany Smith, una madre abolutamente obsesionada con convertir a su hija, Piper Rockelle, en una estrella YouTube. Entre manipulación, prácticas dudosas y la presión psicologica sobre la menor para cumplir con los estándares del éxito virtual, el caso acaba en una investigación federal que revelará el lado más desconocido de los influencers infantiles y los verdaderos peligros de la explotación de adolescentes en redes sociales.
Piper Rockelle subió subió su primer vídeo a youtube a la prematura edad de ocho años. En solo dos años, bajo el ala de su madre, más bien su manager, Tiffany Smith, su popularidad había aumentado tanto que comenzó a reclutar a otros influencers infantiles para colaborar en la creación de contenido, generando un negocio casi redondo, si no fuera por la factura emocional que han tenido que pagar estos menores.
Este grupo de niños se hacía llamar Escuadrón, y escondía una terrible historia se explotación y abusos tras sus vídeeos de una aparecente vida feliz como la de cualquier otro niño. Cuatro de ellos acabaron denunciando a la madre de Piper Rockelle por “abuso emocional, verbal, físico y, en ocasiones, sexual”.
Smith crió a Rockelle como madre soltera y desde pequeña intentó que fuera famosa. La pequeña ganó su primer concurso de belleza con solo 4 años. Cuando acabó, según su madre, "derrotada", Smith aprovechó su interés en las redes sociales para abirle su primera cuenta en Tik Tok. “Mucha gente piensa que está viviendo la vida que no tuvo y persiguiéndola a través de mí”, diría la niña en una entrevita años después.
En poco tiempo Rockelle se había convertido en una estrella infantil de las redes y su madre en la principal beneficiaria de jugoso negocio que escondía un lado oscuro, que se ha acabado revelando en la serie documental Malas Influencias, de Netflix.