Los fans de Seinfeld se llevaron una sorpresa el mes pasado cuando Michael Richards hizo una aparición pública en el estreno en Hollywood de la película de Netflix de Jerry Seinfeld Unfrosted. Fue una de las pocas veces que Richards ha aparecido en una alfombra roja importante en casi 18 años, ya que su carrera más o menos terminó en 2006 después de que fue grabado lanzando la palabra N y otros insultos raciales a un grupo de interrumpidores durante un arrebato infame mientras estaba en el escenario de Laugh Factory en Los Ángeles.
Richards, que interpretó a Kramer en Seinfeld durante casi una década y ganó tres premios Emmy por su actuación, vuelve ahora al candelero debido a la próxima publicación de sus memorias, Entradas y salidas. Recientemente declaró a la revista People que «no estoy buscando un regreso» y subrayó que se arrepintió «inmediatamente del momento» en que dijo insultos racistas en el escenario en noviembre de 2006.
«No soy racista», asegura Michael Richards al hablar de los insultos racistas que utilizó aquella noche. «No tengo nada contra los negros. El hombre que me dijo que no era gracioso acababa de decir lo que yo me decía a mí mismo desde hacía tiempo. Me sentí menospreciado. Quería menospreciarle».
«Mi ira estaba por todas partes y se manifestó con fuerza y rapidez», añadió Richards. «La ira es toda una fuerza. Pero ocurrió. En lugar de huir de ello, me zambullí de lleno e intenté aprender de ello. No ha sido fácil. Los gestores de crisis querían que controlara los daños. Pero en lo que a mí respecta, el daño estaba dentro de mí».
El momento al que se refiere en el Laugh Factory de Los Ángeles, cuando Richards, durante una actuación, fue interrumpido por el público. Según él mimo cuenta en su libro, después de pedir que se “callaran”, uno de los chicos le gritó “no eres gracioso. ¡No creemos que seas muy gracioso!”. Como ha vuelto a reconocer, no se lo tomó nada bien y respondió “Hace cincuenta años te tendríamos colgado boca abajo con un tenedor en el trasero”. Estas terribles palabras marcaron su carrera.
Richards recuerda que han pasado casi dos décadas desde el colapso y haciendo un «análisis profundo» de sí mismo «era hora de averiguar de dónde venía toda la ira». Descubrió que la respuesta era su propia inseguridad por no ser querido, razón por la que rechazó oportunidades profesionales durante su apogeo y nunca encontró el valor de interpretar a Kramer a pesar del enorme y premiado éxito de Seinfeld.
«Dije no a la oferta de una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. No me sentía merecedor», dijo Richards. «Dije que no a ser presentador de Saturday Night Live dos veces porque no me sentía lo bastante bueno. Nunca estuve realmente satisfecha con mi actuación en la serie . La fama magnificó mis inseguridades».
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