‘One Piece’ cumple 25 años: recorremos su historia plagada de récords, anécdotas y evolución

‘One Piece' cumple 25 años

One Piece, la serie de anime y manga de temática pirata creada por Eiichirō Oda, cumple 25 años. Recorremos su historia plagada de récords, anécdotas y evolución.

Por Andrea Di Lecce

One Piece se emitió por primera vez en Japón el 20 de octubre de 1999. A España tardaría aún unos años. Llegó después de que en otros países europeos, como Italia, se convirtiera en un éxito, buscado, pero inesperado porque apostaron incluso por el prime time infantil, emitiéndola a la misma hora que series de animación tan icónicas y celebradas como Los Simpson o Dragon Ball. Como decíamos, en España llegó algo después, exactamente dos años más tarde. Empezó a emitirse en Tele 5 en 2003, pero censurada. Cambiaron diálogos, nombres, filtraron escenas de violencia, aquí en horario infantil, en principio, no todo estaba permitido.

Ahora bien, para llegar al origen de One Piece, tendremos que retroceder unos pasos más. Corría el año 1996 cuando Eiichirō Oda, un dibujante japonés de veintipocos años, publicó, en un breve espacio de tiempo, un conjunto de historias cortas autoconclusivas tituladas Romance Dawn. Allí están los elementos principales de lo que, un año después sería One Piece, un shōnen manga, es decir, un cómic infantil de aventuras y lucha que se publicó de forma serializada en las páginas de la revista Weekly Shōnen Jump, del gigante editorial Shueisha. Los capítulos individuales, publicados semanalmente, gustaron tanto que, a finales de 1997, se recopilaron en el primer volumen de la serie.

Al año siguiente, mientras la publicación impresa seguía a buen ritmo, el estudio de animación Production I.G. (los de Ghost in the Shell) saca un anime de 30 minutos, una especie de episodio sin continuación. Y lo hace antes de que la franquicia pase a manos de Toei Animation (Dragon Ball era entonces su producto estrella, además de Sailor Moon, Los Caballeros del Zodiaco, Hokuto no Ken, Slam Dunk…), la máquina de guerra de las grandes producciones de series animadas para televisión. Toei estrena el anime de One Piece el 20 de octubre de 1999 a las 9:30 horas en Fuji TV, franja que hoy, 25 años después, sigue ocupando con la impresionante cifra de 1.100 episodios.

IT’S A MAD, MAD WORLD

La receta de One Piece es la de los grandes mangas infantiles. Para empezar, el mundo es parecido al nuestro, pero pasado de rosca y mucho más interesante. Luego hay un gimmick, una seña de identidad que lo caracteriza, en este caso, que la profesión más popular del mundo parece ser la de pirata. Y, para acabar, un protagonista ejemplar, portador de todos los valores a los que la tradición nos tiene acostumbrados, es decir, un ser fuerte, valiente, de buen corazón, un poco ingenuo y con un sueño por cumplir.

Y ese no es otro que Monkey D. Luffy quien, junto a su tripulación, los piratas de Sombrero de Paja, surca los mares en busca del One Piece, un tesoro legendario tan grande que quien consigue encontrarlo será coronado con el título de “Rey de los Piratas”. Frente a él, un gobierno mundial fuertemente militarizado dispuesto a todo para mantener el orden y un ejército de piratas rivales que comparte objetivo con Luffy, pero no forzosamente las mismas buenas intenciones.

Si la premisa parece sencilla, la estructura lo es aún más. One Piece ha funcionado durante un cuarto de siglo gracias a una combinación prácticamente perfecta del binomio repetición-acumulación. El lector/ espectador sabe que cada aventura empieza con la llegada de Luffy y su tripulación a una isla, en la que entablarán amistad con sus habitantes para acabar involucrándose en sus historias. La historia, que comienza alegre y sin mayores preocupaciones, poco a poco se va volviendo más seria, se van mezclando temas complejos y más bien intensos, y termina con luchas  espectaculares y catárticas que, como no podía ser de otro modo, verán ganar las causas justas y los buenos sentimientos. Y eso está bien, porque lo que mantiene vivo el interés del público es una mitología en constante expansión que, con cada nueva historia, va ganando en contenido e intriga.

El mundo de One Piece es una versión exagerada, con toques de fantasía y de estética steampunk, de la llamada edad de oro de la piratería en el Caribe a finales de los siglos XVII y XVIII. Así, no es de extrañar que sus escenarios de carácter familiar, en su mayoría de estilo occidental, van dando paso a lugares cada vez más increíbles que desafían las leyes de la física y la lógica, poblados por hombres y mujeres con los poderes de lo más extraño y criaturas fantásticas tales como gigantes, sirenas, animales antropomórficos, monstruos marinos y un largo etcétera.

Sólo hay que ver la tripulación de Luffy, con un reno parlante, un cíborg, un esqueleto viviente y un hombre-pez…

UN RETO INCREÍBLE

Hasta la fecha, la epopeya de One Piece consta de 10 sagas y cada una tiene varios arcos narrativos, repartidos en los 108 volúmenes del manga y los 1.100 episodios que hemos comentado de su transposición animada. Y si para Eiichirō Oda ha sido y sigue siendo un reto increíble gestionar una historia de esta envergadura, lo mismo puede decirse de Toei Animation. Porque llevar un manga de éxito a la televisión pasa por dar con un sutil equilibrio entre presentarlo a un público más amplio, ese al que la historia le suena de algo o nada en absoluto, y no traicionar las expectativas de quienes se lo conocen de memoria.

Si bien en los 80 y 90 no era un sacrilegio adaptar el manga tomándose ciertas libertades, últimamente tanto autores como espectadores prefieren un enfoque más filológico. De momento, One Piece vive en un extraño término medio.

Si hablamos de historia, el respeto por el material original es casi total (sin contar los episodios de relleno, esos tan necesarios para mantener cierta distancia con el manga), lo cierto es que los directores que han ido llevando la batuta de la serie han impuesto estilos cada vez más particulares en cuanto al diseño de personajes, la fotografía y la animación. Son decisiones que tienen que ver con el mood de la historia, con la sensibilidad de cada director y animador, con la moda y los gustos del momento.

Y, sobre todo, con la necesidad de mantener fresco y actual un anime que, habiendo cumplido sus cinco lustros, no puede permitirse el lujo de anquilosarse ni parecer una serie para adultos.

TODOS LOS RÉCORDS DE ‘ONE PIECE’

Entre mangas, la serie de animación, las películas, los videojuegos y toda clase de merchandising se calcula
que One Piece ha facturado sobre los 21.000 millones de dólares. En 2015, el manga entró en el Libro Guinness de los Récords como la serie dibujada por un solo autor con mayor tirada de la historia.

En 2022, como el manga más vendido del mundo con 500 millones de ejemplares en circulación. En Japón, el anime está semana tras semana entre las cinco series más vistas en términos de audiencia. Eso sin contar las cifras que arrojan el streaming. Por su lado, la última película para el cine One Piece Film: Red fue la más taquillera de 2022. Vistos los números, a nadie debería extrañarle la decisión de Netflix de meterse de cabeza en dos proyectos muy ambiciosos. El primero, la serie con actores de carne y hueso –una apuesta arriesgada, dadas los deslucidos antecedentes de Cowboy Bebop y Death Note– que ha batido casi todos los récords, asentándose entre los productos originales más vistos de la historia en la plataforma, con 18 millones de espectadores en todo el mundo en su primera semana y 140 millones de horas de visionado.

La segunda, todavía en fase de planificación, el remake anime que quiere volver a contar la historia desde el principio. Se le encargó el proyecto al prestigioso Wit Studio, responsable de las primeras temporadas del anime Ataque a los Titanes, que no es otra cosa que una parte de aquella Production I.G. que animó One Piece por primera vez en 1998.

¿Y EN ESPAÑA?

En nuestro país, One Piece es la prueba de fuego de cómo ha evolucionado la percepción y el disfrute de la animación japonesa a lo largo de los años. Si bien la traducción del manga –llegado en 1999 de la mano de Planeta DeAgostini– se ha mantenido fiel al original, la del anime parece más bien un producto infantil pasado por una planta de reciclaje de la que sale con cierta censura, traducciones no siempre precisas, y detrás de todo ello la intención, probablemente de buena fe, de simplificar, de hacer digerible algo tan exótico, apto para todos los públicos.

Vamos, que no tardaron en hacer desparecer la sangre, las fugaces e inofensivas escenas de desnudos e incluso el consumo de alcohol (temibles bucaneros tomándose un zumito de frutas, claro, por qué no). Y no olvidemos que la serie debutó con el título de East Blue (así se llamó a los primeros capítulos del 1-61). De hecho, tuvieron que pasar años para que One Piece apareciera al menos como subtítulo, y más de una década para que se convirtiera en el título consensuado que todo el mundo reconoce.

El caso es que, mientras la primera adaptación hizo lo posible para mantener la mayor distancia posible entre España y Japón, los seguidores del anime empezaban leyendo el manga, luego entraban en internet a la caza de spoilers y, en algunos casos, incluso estudiaban japonés para beber de la fuente. La globalización nos ha acercado mucho a Japón, y Eiichirō Oda ha demostrado ser un autor mucho más atento que sus colegas a la internacionalización de su obra. Prueba de ello es su implicación en la producción de la serie de acción real.

En estos 25 años, también la distribución del anime ha pasado por una increíble evolución. En 2003 la única forma de ver One Piece era sintonizarla en Tele 5. Aunque los nuevos episodios pueden verse en simulcasting, es decir, simultáneamente con Japón, en el idioma original y con subtítulos, en Crunchyroll, Netflix y Anime Generation, el canal temático de Prime Video. Pero eso no es todo amigos. Podéis encontrar la serie completa, también en idioma original y subtitulada en Crunchyroll, y Anime Generation va publicando los episodios doblados de la primera saga. Eso sí, lo hace poco a poco. A esto se le suman las películas, repartidas entre Netflix y Prime Video, y, por supuesto, la serie de acción real, exclusiva de Netflix. Los pequeños cambios son poderosos, y juntos hacen una revolución.

Esa de la que One Piece ha sido a la vez espectador y protagonista. Además, Selecta Visión que compró los derechos en 2016 para nuestro país, tiene un catálogo increíble de ediciones home video de las películas (que ha ido estrenando directamente en este formato o incluso antes pasando por salas). Encontrarás cajas de coleccionistas y los filmes en dvd o Blu-ray: así como figuritas de 20 cm de Vivi, Rebecca, Sanji o Nico que harán las delicias de los más fanáticos.

 

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