Blake Lively y Anna Kendrick se reúnen de nuevo en la secuela Otro pequeño favor (estreno en Prime Video el 1 de mayo), en la que Paul Feig repite como director. Llena de secretos, giros, mentiras y asesinatos, esta vez viajan hasta Capri.
Por Alice Cuchetti
La primera vez que la súper estilosa Emily (Blake Lively) le pidió un pequeño favor a la nerviosa Stephanie (Anna Kendrick) no salió demasiado bien: a partir de un sencillo “¿puedes recoger a mi hijo del colegio?” nos sumergimos en una espiral de misterios, desapariciones, traiciones, giros, identidades equivocadas y, por supuesto, asesinatos.
Pero si hay algo que nos quedó claro ya en Un pequeño favor (Paul Feig, 2018) es que Emily y Stephanie realmente no pueden prescindir la una de la otra. “Blake y Anna tienen una química natural como personajes y como actrices, un nivel de entendimiento que no se puede limitar de ninguna manera”, confirmó Feig, una vez más al mando, presentando Otro pequeño favor en el pasado festival SXSW de Austin. “Cuando comparten una escena, es simplemente maravilloso. Son la razón principal por la que quise hacer una secuela”.
Y así, aquí estamos, Otro pequeño favor se estrena directamente en Prime Video y arranca con el reencuentro de ambas protagonistas cuando la maquiavélica Emily –¿quizás redimida?– invita a Stephanie a su suntuosa boda con un empresario italiano, en Capri. “Probablemente es el personaje que más disfruto interpretado de todos los que he tenido la suerte de afrontar en mi carrera”, comentó con entusiasmo Lively en Austin.
Por eso, cuando Paul le pidió volver, no se lo pensó un segundo. Ayudó también que la historia se mudara de los suburbios de Connecticut al mar y los colores de Capri. “No entendía por qué quería filmar en Capri a toda costa –confesó– y ahora quiero vivir allí. ¡Es un lugar maravilloso!”. Por su parte, el personaje de Anna Kendrick es ahora una mujer diferente a la inquieta madre soltera, siempre ocupada buscando la perfección, que conocimos al principio de Un pequeño favor, se ha convertido en una célebre autora de libros, con mucha confianza en sí misma.
“Cuando arrancamos, me dije que si mi personaje iba a meterse en situaciones peligrosas, tenía que tomármelo con calma”, dijo Kendrick. “Volví a ver Kiss Kiss Bang Bang (Shane Black, 2005), me inspiró la actitud relajada de Robert Downey Jr. ¡Sí, hay asesinatos y caos, pero estoy bien!”.
Ante el miedo habitual de hacer una secuela, Feig encontró la solución añadiendo más comedia y extremando la aventura: “Hay mucho en juego, el peligro es real y también las emociones”. Una adrenalínica secuela que no parece el final definitivo… ¿Quedarán favores por pedir? Paul Feig no dice que no, al contrario: “Tengo una buena idea en mente. Creo que esta historia podría ser una trilogía”.
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