Sara, ¿qué se siente cuando se ha sido un mito y una mujer bellísima y una se convierte en una payasa embustera?”. Con estas palabras se dirigían algunos programas de televisión en su vejez a Sara Montiel, la considerada como una de las más grandes actrices que España ha visto nacer. La vida de la ciudadrealeña de Campo de Criptana, artista admirada que acabó siendo maltratada tanto por el público como por los medios, es de esas historias que debían ser contadas. La documentalista y periodista valenciana Valeria Vegas lo sabía y, por eso, nos trae ahora su docuserie de tres episodios Súper Sara.
“Diosa, icono, petarda, divertida, el primer sex symbol de España, precursora de la libertad, adelantada a su tiempo y de las primeras feministas sin saberlo”. Definiciones de la artista que se esconden tras este título con el que su creadora y directora ha querido presentar esta oda a Montiel y para la que se ha nutrido de los relatos de aquellos que se cruzaron en su camino, desde familiares a compañeros de trabajo, y entre los que encontramos a su hijo Zeus Tous, a su mejor amigo Luis Fernando Carrasco –a quien consideraba un hermano y que habla por primera vez frente a las cámaras–, a su biógrafo Pedro Víllora, a sus admiradoras, las drag queens Supremme de Luxe, Sharonne y Samantha Ballentines, y a otros rostros televisivos de España como Alaska, Chelo García-Cortés, Norma Duval, Loles León o Boris Izaguirre. Ellos son los encargados, a través de anécdotas y recuerdos, de repasar la vida de aquella que se convirtió en la primera actriz española en conquistar Hollywood, aquella mujer que rompió corazones por doquier, que enamoró –y se enamoró– más de una y dos veces, que defendió sus derechos y los de sus hijos por encima de todo y de la que dicen que “ni Franco la paró”.
Pero mucho más se escondía tras el nombre de Sara Montiel que sus anécdotas junto a James Dean y Fernando Fernán Gómez, sus historias inventadas, su éxito al otro lado del charco con Vera Cruz (1954) y su regreso por todo lo alto con El último cuplé (1957) y, por ello, este es el retrato también de María Antonia Abad Fernández, la mujer a la que descubrieron cantando saetas en un balcón, la que hacía huevos fritos (¡con puntillita!) y la protagonista de las cintas caseras que grabó para el recuerdo su gran amor Pepe Tous, las mismas que ahora ven la luz por primera vez en esta historia construida desde el cariño de los que la rodearon y de aquellos que, desde muy pequeños, descubrieron gracias a ella que sepodía ser uno mismo sin importar el lugar de procedencia o lo que pensase el resto de la gente. Sara Montiel vivió más de una vida y, ahora, Vegas las recupera todas al son de Alaska y con la saritización por banda.
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