Esta misma semana ha llegado a las salas de cine la nueva adaptación de Super Mario Bros., el emblemático videojuego de Nintendo. Se trata del segundo intento de llevar a la gran pantalla el universo de este particular fontanero: en 1993, Bob Hoskins lo encarnó en un live-action que obtuvo terribles resultados (y no únicamente en taquilla).
En palabras de sus directores, Rocky Morton y Annabel Jankel, Super Mario Bros. fue tan vilipendiada en su estreno que dejó una «marca negra» en sus carreras. Pero, aunque llegó incluso a ser considerada como una de las peores películas de la historia del cine, aquel filme se ha terminado convirtiendo en una auténtica obra de culto.
El pasado 11 de marzo, Quentin Tarantino (que ya había reivindicado el filme en su podcast The Video Archives) organizó en su New Beverly Cinema una proyección de la película a medianoche. Una velada que, según aseguran sus directores, que acudieron al pase, «borró la mancha»: había muchísima más gente de lo que ambos esperaban («¡El cine estaba abarrotado!»), y al final muchos espectadores se acercaron a pedirles fotos y autógrafos.
«Hicieron falta 30 años de mal rollo para borrarlo en una noche», aseguró Annabel Jankel. «Creo que Quentin Tarantino entiende de dónde venimos creativamente», comentó Rocky Morton: «Una cierta extravagancia que no encajaba bien en la escena de Hollywood de aquella época».
Foto: Daniele Venturelli (Getty Images)
© REPRODUCCIÓN RESERVADA