La serie de Daniel Calparsoro, Asalto al Banco Central, que está arrasando en Netflix, nos lleva hasta uno de los sucesos que conmocionaron a España. Barcelona, 23 de mayo de 1981. Han pasado tres meses exactos desde el intento de golpe de estado en el congreso de los diputados cuando once hombres encapuchados entran en la sede del Banco Central de Barcelona. Lo que comienza como un espectacular atraco pronto se convierte en un verdadero desafío para la reciente democracia española. Los atracadores tienen más de 200 rehenes en el banco y amenazan con matarles si el gobierno no accede a liberar al coronel Tejero y a otros tres responsables del 23F.
¿Cuál fue la conclusión de la policía y las autoridades?
La versión oficial del Gobierno sobre los motivos de los atracadores para perpetuar el asalto es que se trataba de un grupo de fanáticos de ultraderecha. Esta aclaración fue ofrecida por el propio Calvo Sotelo en 1981. Sin embargo, desde un principio se pensó que se trataba de afines a Tejero, responsable del golpe de Estado, ya que en un comunicado pedían su liberación y un avión para huir a Argentina.
Más tarde, también se ofreció la teoría de que detrás del atraco estaba José Juan Martínez Gómez, un quinqui conocido por pertenecer a bandas de ladrones anarquistas.
Por si fuera poco, la serie también ofrece la versión del propio Martínez Gómez, que a día de hoy asegura que tras cumplir prisión le captaron para formar parte del grupo paramilitar las Centurias Amarillas, que trabajaban para los Servicios Secretos de Carrero Blanco. El grupo estaba a cargo de Emilio Manglano (Roberto Álamo en Asalto al Banco Central), quien según él apareció años después para encargarle a él y otras personas el atraco y conseguir unos documentos que estaban en una caja de seguridad y contendrían, en teoría, el nombramiento de un Gobierno provisional tras el 23F.
Esta versión nunca fue demostrada, aunque muchos se inclinan por ella.
¿Cómo acabó el atraco?
Tras 37 horas de angustioso atraco, los GEO deciden acceder al edificio por la azotea asesinando a uno de los asaltantes. Número 1 y sus compañeros deciden huir camuflándose entre los rehenes, aunque finalmente son reconocidos y detenidos por la policía. También se salvaron los 800 millones de pesetas de la cámara acorazada.