La pareja perfecta se mantiene a la cabeza de las series más vistas en la plataforma Netflix, sólo superada por el imparable éxito de la segunda parte de Emily en París 4. La serie creada por Jenna Lamia, y basada en la novela homónima de Elin Hilderbrand, se centra en la densa red de secretos, rivalidades y mentiras que se esconden tras la aparente perfección de la adinerada familia Winbury, dominada por la matriarca Greer, una famosa autora de novelas policíacas superventas, interpretada por Nicole Kidman. La inminente y fastuosa boda de su hijo Benji (Billy Howle) con Amelia (Eve Hewson) en su residencia de verano se ve de hecho perturbada por el asesinato de la dama de honor Merritt Monaco (Meghann Fahy). Y, cuando resulta que la influencer era en realidad también la amante del marido de Greer, Tag Winbury (Liev Schreiber), así como la futura madre de su hijo, todos los sórdidos secretos están destinados a salir a la luz.
Advertencia. Este artículo contiene SPOILERS sobre el final de La pareja perfecta
La trama de a La pareja perfecta está hábilmente construida para que todos los miembros de la familia y sus allegados parezcan en algún momento culpables. A través de flahbacks y del momento de su interrogatorio con la policía podemos ir descartando su implicación. Pero si tenemos que esperar hasta el último episodio de la serie para que los detectives finalmente identifiquen y atrapen a la verdadera culpable, los espectadores más atentos no han pasado por alto un detalle que desde el primer episodio introduce toda una serie de pistas, todas apuntando en su dirección.
Hablamos, por supuesto, del personaje de Abby, interpretado por Dakota Fanning. La joven esposa de Thomas Winbury (Jack Reynor) tiene que neutralizar a la madre del nuevo hijo de Tag para hacerse con el fondo fiduciario destinado al menor de sus herederos, el bebé que espera. Para llevar a cabo su plan asesino, utilizará las pastillas que esconde la madre de la novia, enferma de cáncer terminal, para poder elegir libremente la eutanasia. Pero antes de que nos enteremos de la existencia de estas drogas o del hecho de que Thomas acostumbra a robar los medicamentos de sus parientes como parte de sus muchos vicios ocultos, ya hemos visto a Abby en un momento decididamente comprometedor.
En el primer episodio, de hecho, se ve claramente a la mujer en la cocina lavando un vaso. Dado su estilo de vida, resulta de por sí extraño que no delegara la tarea en la criada. La propia Gosia (Irina Dubova) contará al final de la miniserie, durante su testimonio, la insistencia con la que ya le había pedido que volviera a lavar ese vaso. Así llegaremos al flashback que muestra finalmente a Abby con Merritt, veremos cómo la engaña para que beba la bebida que contiene la droga y, finalmente, la impactante secuencia de su ahogamiento. El personaje de Abby es inicialmente excluido por los detectives de la lista de sospechosos y es sólo a través de una serie de pequeñas pistas que llegamos a conocerla bajo una luz totalmente diferente, ya que inicialmente parecía sólo un personaje muy superficial y frívolo, ciertamente vinculado a los Winsbury por su dinero, pero carente de un posible motivo.
Sin embargo, antes de que nos enteremos de la existencia del fondo fiduciario y de sus particulares condiciones, los autores han esparcido numerosas pistas: el vaso, la forma en que Abby intenta presionar a su marido para que pida a su padre el dinero para el nuevo piso, el hecho de que quisiera abandonar la isla inmediatamente después del asesinato, la manera en que intenta desacreditar la reputación de la víctima y la forma en que intenta acercarse a la novia aprovechando ese momento de dolor y desesperación. Y por encima de todo, su personaje intenta manipular a los demás aprovechando su avanzado estado de gestación, cuando su naturaleza demostrará estar muy lejos de la de la inocente madre de familia, empezando por la forma en que finge no darse cuenta de la aventura extramatrimonial de Thomas Winsbury.
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