Nacidos en Vancouver en 1982, Seth Rogen y Evan Goldberg se conocieron en la escuela secundaria, de donde procede el nombre de su productora, Point Grey Pictures. La fundaron en 2011, pero su fructífera colaboración se remonta a mucho tiempo atrás. Empezaron a trabajar juntos uniéndose primero a la sala de guionistas de Da Ali G Show (2000) y luego escribiendo comedias como Supersalidos (2007) y Superfumados (2008), dirigiendo Juerga hasta el fin (2013) y La entrevista (2014) y finalmente produciendo series como The Boys (2019) y sus spin-offs (Preacher, Invencible) o las películas La fiesta de las salchichas (2016) y Ninja Turtles: Caos mutante (2023). Esta importante lista de títulos, además de hablar por sí sola, los acredita como las personas adecuadas para haber creado, escrito y dirigido (y, en el caso de Seth Rogen, también protagonizado) The Studio, una radiografía sin complejos y una sátira hilarante de la industria contemporánea de Hollywood, vista desde un ángulo algo inédito en televisión: el del productor. Rogen interpreta a Matt Remick, un ejecutivo de la industria y un cinéfilo empedernido. Cuando por fin logra el sueño de su vida de convertirse en el responsable de Continental Studios, se fija el objetivo de producir películas que sean grandes obras de arte y éxitos de taquilla.
Unas magníficas intenciones que chocan casi de inmediato con la cruda realidad, en la que los propietarios de los estudios quieren proyectos seguros, explotar derechos de autor inverosímiles y conciliar los intereses contrapuestos de inversores, autores, actores y directores, ¡una tarea muy difícil, a menudo imposible! Por no hablar de que Matt, tan entusiasta como a veces inepto, comete errores y encadena una equivocación tras otra para el disgusto de todos.
“Casi todo lo que se ve en The Studio se inspira directamente en algo que nos ha ocurrido o en sentimientos o miedos que tenemos sobre cosas que esperamos que nunca ocurran”, declaró Rogen a Vanity Fair. “Muchas de las cosas que se ven nos han pasado o nos las han contado”.
Toda esta realidad la cuentan de dos formas diferentes. Primero, a través del reparto, en el que Rogen encarna al protagonista Matt Remick acompañado por una experimentada productora (Catherine O’Hara), un colega y amigo mucho menos idealista que él (Ike Barinholtz), la especialista en marketing Maya (Kathryn Hahn), su antiguo ayudante recién ascendido a ejecutivo (Chase Sui Wonders, Muerte muerte muerte) y el temible jefe delestudio (Bryan Cranston), que no deja de acosarle.
A su alrededor se agolpa, además, un sorprendente número de celebridades de Hollywood, todas interpretan una exagerada versión de sí mismas, en la línea de series como El séquito y Call My Agent! De esta manera, veremos circular por los capítulos a directores como Martin Scorsese y Ron Howard, actrices como Charlize Theron, Olivia Wilde y Zoë Kravitz; y actores como Steve Buscemi, Anthony Mackie y Paul Dano, e incluso al ejecutivo que le hace la competencia a Apple TV+, nada más y nada menos que Ted Sarandos, el coCEO de Netflix. Y esto es sólo una idea de la larga lista de cameos que aparecen y se presentan como uno de los grandes atractivos de The Studio.
“Apuntamos lo más alto posible, de hecho, la mayoría de estas estrellas invitadas ya estaban en el guion”, explicó Goldberg. “Tuvimos suerte. Obviamente, no todas pudieron o quisieron. Para esos tuvimos que adaptar los guiones. Hubo casos en los que habíamos escrito pensando en un nombre y luego tuvimos que reescribirlos por completo, lo que significaba rehacer cada línea porque todas eran a medida”. Y Rogen añadió. “Teníamos que asegurarnos de que todos tuvieran al menos una buena línea, aunque estuvieran en pantalla 10 segundos”.
Además, les dejaron a ellos improvisar y sumar ideas. Ron Howard, por ejemplo, parecía estar ansioso por “destruir” su propia imagen de hombre siempre tranquilo y amable, tan famosa en Hollywood y en el planeta entero. “Incluyó un montón de cosas que querría haber dicho en el pasado, todas esas veces que se mordió la lengua”, comentó. Hasta alguien como Ron Howard, que lleva décadas en la industria y es famoso por su buen carácter le he llegado a decir a un ejecutivo de los grandes estudios: “Vete a la mierda”.
La segunda forma de aportar toques de realidad a The Studio es el estilo de rodaje que consiste en planos secuencia y planos largos sin cortes en contraste con los títulos que se ruedan dentro de la serie, con un montaje invisible más tradicional. Y, como era de esperar, pedir a grandes directores que actúen como estrellas invitadas también significa tener que dirigir bajo su atenta y crítica mirada. Scorsese, por ejemplo, que aparece en el episodio piloto, se pasaba el tiempo entre toma y toma murmurando furiosamente.
“Le pregunté: ‘¿Qué es tanto murmullo?”, ha recordado Goldberg. “A lo que respondió: ‘Decía que no estabas haciendo bien la escena y que estaba esperando a que la hicieras bien.
Y finalmente la hiciste como es debido. Pero no quería decírtelo y parecer un maleducado. ¡Sabía que al final la harías como es debido!’. Estábamos tan preocupados por no quedar mal con Marty que, aunque habíamos optado por rodar con una sola cámara, preparamos una segunda unidad de rodaje, por si no estaba de acuerdo con nuestra forma de rodar”, confesó Rogen. “Por suerte, nos dijo: ‘¡Vaya, como en la nouvelle vague!’. Le encantó”. Misión cumplida.