Con la llegada al cine de 28 años después , el tercer capítulo de la saga creada por Danny Boyle y Alex Garland , una franquicia que ha reinventado el terror postapocalíptico vuelve a estar en el punto de mira . Pero pocos recuerdan que el inicio de la primera película, 28 días después , esconde una de las decisiones más crudas y perturbadoras jamás vistas en el cine de terror contemporáneo. No tanto por la violencia escenificada, sino por la realidad en la que se inspira.
En la famosa secuencia inicial de la película de 2002, un mono encadenado observa una serie de películas proyectadas en varias pantallas. Son imágenes impactantes de violencia, linchamientos, disturbios y brutalidad humana . Estos fotogramas, filmados específicamente para la película pero construidos de forma realista, están inspirados en hechos reales ocurridos en África Central , en particular durante los genocidios de Ruanda y los conflictos armados de Sierra Leona .
El propio guionista Alex Garland lo reveló en el contenido adicional del DVD 28 Días después , explicando que él y Boyle investigaron a fondo la dinámica de la violencia colectiva y el odio social . El objetivo era mostrar cómo el virus de la rabia , central en la narrativa, era en realidad una poderosa metáfora de algo mucho más real y documentado: la capacidad del hombre para transformarse en bestia . En la escena, vemos cuerpos apilados en edificios sagrados, incendios, masacres: todo «falso», pero reconstruido inspirándose en atrocidades reales.
Durante el genocidio de Ruanda de 1994, aproximadamente 800.000 personas, en su mayoría de etnia tutsi , fueron masacradas en tan solo 100 días por milicias hutus . Muchas buscaron refugio en iglesias, que se convirtieron en blanco de ejecuciones masivas. Incidentes similares ocurrieron durante la guerra civil de Sierra Leona (1991-2002), donde rebeldes del Frente Revolucionario Unido cometieron mutilaciones sistemáticas, violaciones y asesinatos indiscriminados.
Así, 28 Días Después comienza con una escena que, además de inaugurar la narrativa zombi, lleva al espectador a reflexionar sobre el verdadero origen del mal: no un virus imaginario, sino el horror que los humanos son capaces de infligirse unos a otros. La actualidad, como se desprende de esta curiosidad sobre la primera película, siempre ha sido parte fundamental de la saga, y esto también se demuestra en 28 Años Después, que, según afirman los protagonistas, también se inspira en el aislamiento vivido durante la pandemia de la COVID-19 .