Los que han pasado por ello lo saben, los demás lo sospechan: organizar una boda es un asunto muy estresante. Por supuesto, los matices del agotamiento psicofísico varían en función del tipo de celebración elegida y, más aún, del carácter de los implicados (novios y sus respectivos familiares), pero pocas otras ocasiones pueden acercar peligrosamente a los implicados al borde de un ataque de nervios. Es por ello que las bodas son un marco y un motor narrativo perfecto para el cine (más sobre esto en la página …), y es por ello que una fiesta de bodas nos parece el contexto ideal en el que ambientar la esperada «unión» entre dos talentos sin parangón de la comedia americana contemporánea: Reese Witherspoon y Will Ferrell.
Parece increíble, dadas sus respectivas brillantes carreras, pero la ex rubia de carrera y la ex estrella de Saturday Night Live aún no habían compartido pantalla en un largometraje, hasta ahora. Lo hacen, por fin, a partir del 30 de enero en Prime Video en Estáis cordialmente invitados. Que es doble, para bien pero sobre todo para mal: en el centro de la trama está lo que -estamos razonablemente seguros- ha perseguido los temores recurrentes de tantos futuros recién casados como una pesadilla. Es decir, descubrir, cuando ya es demasiado tarde, que por un error irremediable el codiciado lugar reservado para la ceremonia también ha sido reservado para otra persona, el mismo día. Así les ocurre a Jim y Margot, interpretados por Will Ferrell y Reese Witherspoon. Él es un cariñoso padre empeñado en que su hija Jenni (la Geraldine Viswanathan de Drive-Away Dolls y The Beanie Bubble) pueda tener una boda de ensueño, concretamente en un remoto y adorable pequeño resort en una isla de la costa de Georgia.
Margot es una hermana mayor orientada a su carrera y extasiada ante la idea de organizar la boda de su hermana pequeña Snow (Meredith Hagner, de Search Party, vista el año pasado en dos series cómicas de Bill Lawrence, Bad Monkey y Shrinking), que por una increíble coincidencia también tendrá lugar en un remoto y adorable pequeño resort en una isla de Georgia. El mismo que reservó Jim. El mismo día. El solapamiento (o, si se prefiere llamar a las cosas por su nombre, la terrible catástrofe), que se produjo por error y fue comunicado por el desconcertado director del hotel interpretado por Jack McBrayer (30 Rock), sale a la luz cuando ya es demasiado tarde, y no sólo Jim, Margot, Jenni, Snow y sus futuros cónyuges ya están en el lugar de celebración, sino que también se les han unido los pequeños grupos de invitados.
Todos reaccionan inicialmente con civismo, cortesía y aparente sentido común, prometiéndose compartir el espacio por igual y no estorbarse en las celebraciones; inevitablemente, los ánimos no tardan en caldearse, la situación degenera, la rivalidad aumenta y se desencadena un dominó de consecuencias que acabará implicando, entre otras cosas, zambullidas inesperadas y caimanes en el dormitorio.
«Estoy muy contento de haber hecho esta película con Reese y Will», dijo el director y guionista Nicholas Stoller en una entrevista. «Trata de un lugar de bodas reservado al mismo tiempo para dos bodas diferentes, y de todo el caos que eso conlleva, pero para mí de lo que realmente trata es de mi relación personal con mis hijos y mis hermanos, aunque a muchos niveles diferentes. Trato de hacer películas honestas y humanas; aunque a primera vista parezcan cómicas, siempre tienen un fondo emocional».
No es de extrañar que fuera Stoller quien concertara el «matrimonio cinematográfico» entre Witherspoon y Ferrell (que también son productores de esta película), dada su habilidad para modular distintos tipos de narración cómica, desde el debut de No me quites hasta las nuevas películas de los Teleñecos, desde las desastrosas escaladas de Malos vecinos hasta la autenticidad sentimental de rom-coms como 5 años de noviazgo o la reciente serie Platonic. Will Farrell y Reese Witherspoon están igualmente entusiasmados con este primer trabajo juntos y, a juzgar por los clips promocionales, parecen haber encontrado inmediatamente la química perfecta necesaria para una comedia nupcial memorable.
