La nueva película de Joe Lawlor y Christine Molloy, Baltimore, que llega a los cines este 13 de junio y cuenta la historia real de Rose Dugdale, una rica heredera inglesa que lideró un sonado robo de obras de arte en una operación del IRA contra las fuerzas británicas. Imogen Poots es la protagonista.
El 26 de abril de 1974, una mujer y tres hombres entraron en Russborough House. En muy poco tiempo separaron 19 pinturas de sus marcos y escaparon con ellas. Entre otras, se llevaron tres obras de Rubens, dos de Gainsborough, una de Goya y una de Vermeer. Fue una operación del IRA, que pidió la liberación de las hermanas Dolours y Marian Price, a cambio de devolver intactos los lienzos.
Si no, los destruirían. Rose Dugdale, una joven inglesa, hija de un multimillonario, fue la persona que lideró el robo y quien custodió los lienzos en una casa de campo en Glandore, en la cosa del sudoeste de Irlanda.
Interpretada por Imogen Poots (Vivarium, 28 semanas después), esta mujer se había ido aproximando a ciertos movimientos revolucionarios, pero fueron los hechos del conocido como Bloody Sunday, la masacre del 30 de enero de 1972 en Derry, los que la decidieron definitivamente a pasar a la acción.
MOSAICO VITAL
Como antes hicieron en The Future Tense o La interpretación de Rose, Joe Lawlor y Christine Molloy dirigen y escriben juntos la película, que se estrenó en el Festival de Dublín y que pasó por el de Gijón. Fascinados por la historia real de esta mujer, los cineastas construyen una especie de mosaico con unos momentos escogidos de su vida.
Recuerdos de infancia de Rose Dugdale, su paso por la Universidad de Oxford en 1959, la reunión con miembros del IRA y los hechos ocurridos en 1974 se superponen en este relato, en el que la actriz está acompañada en el reparto artístico por Tom Vaughan-Lawlor (Vengadores: Infitiniy War, Vengadores: Endgame), Lewis Brophy (Dead and Buried), Jack Meade (Vikingos: Valhalla, La monja guerrera) y Patrick Martins (Redemption), entre otros.
UN TRÍPTICO
“Esta mujer nos pareció cautivadora”, dijeron los directores de Baltimore tras el estreno de la película en Dublín, donde añadieron: “Nos gusta interesarnos por la gente. No necesariamente tenemos que empatizaron incluso que nos caiga bien alguien cuando vemos una película para que nos parezca interesante. Hay mucha gente a la que, instintivamente, Rose Dugdale no le caería bien, dirían que es una pija que sólo buscaba llamar la atención. La han llamado de todo tipo de maneras, pero la verdad es que una vez que tomó una decisión, nunca se arrepintió”. Narrada como un thriller con elementos de drama y algunos instantes de comedia, Baltimore propone una mirada abierta hacia unos personajes que no son simples atracadores y lo hace con una estructura de tríptico, que conecta directamente con las obras de arte que protagonizaron aquel robo de 1974.
Unas pinturas que el propio personaje principal explica en distintas secuencias de la historia, en conversaciones con un niño de Russborough House o en charlas con uno de sus camaradas.
Con este trabajo, además, la pareja de cineastas persigue comprender el proceso de radicalización, cómo afectó a ello lo ocurrido en el Bloody Sunday, donde murieron 14 personas, y también rastrear el lado más humano de unas personas que estaban dispuestas a matar por conquistar sus ideales.