Damien Chazelle rindió homenaje al gran director William Friedkin el domingo en un emotivo discurso en el Festival de Cine de Venecia, donde la última película de Friedkin, The Caine Mutiny Court-Martial, se estrenó fuera de concurso entre calurosos aplausos.
Friedkin, que falleció el 7 de agosto en Los Ángeles a la edad de 87 años, murió poco antes de terminar la película, protagonizada por Kiefer Sutherland en el papel del teniente comandante Queeg, que es juzgado por motín por asumir el mando de un capitán de barco que, según él, actúa de forma mentalmente inestable y pone en peligro tanto al barco como a su tripulación.
«Cuando conocí el nombre de Billy Friedkin era un niño, y el propio nombre me llenó de miedo», dijo Chazelle, que preside el jurado de Venecia de este año.
«Probablemente tenía en mente El exorcista. Aún no había visto la película, pero había visto las letras escritas con ese tipo de letra, y el sonido de la palabra «Fried-kin» me parecía sugerir los recovecos más oscuros y prohibidos de la imaginación. El tipo de cosas que inspiran pesadillas para el resto de tu vida», añadió Chazelle.
«Así que para mí William Friedkin significaba miedo. Pero hoy pienso en su nombre y pienso en el amor. Pienso en el amor al cine, en el amor a todo el arte, y en una visión de cómo las artes pueden entrecruzarse e informarse mutuamente. Una visión del cine que no está separada, sino inextricablemente unida a la música, a la literatura, a la pintura. Por supuesto, a la ópera», señaló Chazelle.
«Y nunca olvidaré la experiencia de descubrir que un hombre responsable de películas que me golpearon tan despiadadamente en las tripas, era en persona tan cálido, tan acogedor, tan dulce, humilde y cariñoso».
«Llegar a conocer a Billy y pasar tiempo con él y Sherry Lansing y su matrimonio en sí fue una de las historias de amor de todos los tiempos ha sido uno de los grandes honores de mi vida», explica Chazelle. «Pero volviendo a la idea del miedo. Últimamente hay mucho en el mundo del cine, sobre todo en Hollywood. Parece que hemos perdido a Friedkin cuando más lo necesitábamos. Era intrépido en todos los sentidos de la palabra. En sus películas se tiene la sensación de que el cineasta y sus personajes van más allá de los límites de lo posible».
La conmemoración de William Friedkin en Venecia también incluyó homenajes del director artístico del festival, Alberto Barbera, y de la productora de la película, Annabelle Dunne.
