Un musical mexicano de narcos, desaparecidos y transexuales es la nueva sorpresa cinematográfica que nos regala el cineasta Jacques Audiard (Un profeta). Con una trayectoria larga a sus espaldas, Emilia Pérez ha colocado a la actriz española Karla Sofía Gascón en un lugar de visibilidad y representación ante un futuro lleno de reconocimientos y proyectos.
Por Begoña Piña
Esta gente no sabe lo que ha hecho, acaban de meter un tigre en un gallinero”, escribió un amigo a la actriz Karla Sofía Gascón (Madrid, 1972) cuando recibió el premio en Cannes. Tenía razón, la intérprete se ha convertido en poderosa bandera de la representación de las personas trans en el cine, algo que no ha elegido, pero por lo que está dispuesta a pelear, a pesar de todo lo que conlleva.
¿Cuánto te molesta que te vean como bandera de las personas trans más que como actriz?
Bueno, soy bandera de algo que yo no he elegido, pero tengo una capacidad de lucha y de guerrear muy grande y eso me encanta. Hay algo muy bonito en esto, significo algo maravilloso para muchas personas, no solamente para la minoría a la que represento, sino para personas que desean vivir sus vidas en libertad y hacer lo que les da la gana y que están masacrados a veces incluso por sus propias familias.
O sea, puedo ser un ejemplo para muchísimas personas que pueden llegar a conseguir sus sueños. Eso es muy bonito, pero también es una responsabilidad muy peligrosa.
Esto es más en el terreno de lo personal, pero ¿desde el punto de vista profesional?
Me da mucha rabia el desconocimiento del trabajo que he hecho y que digan que todo lo que estoy recibiendo es un apoyo simplemente por mi identidad. En ese aspecto es terrible, pero me da ventaja porque seguramente en otros momentos podré tener la opción de no tener que hacer un vídeo casting para conseguir personajes.
¿Cómo ha sido volver atrás haciendo el personaje de Manitas? ¿Hay una implicación personal más allá de la interpretación?
Ha sido súper divertido meterme en este personaje que no tiene nada que ver conmigo. Hubo un momento en el que yo tuve que parar de hacer personajes masculinos para poder continuar con mi vida sin tener que seguir retrocediendo, pero en este momento de mi existencia, que ya he superado todo eso, creo que hacer este tipo de trabajos me llena muchísimo.
A mí me dicen ahora de hacer el Conde de Montecristo y digo: “Trae para acá, dame un bigote que me lo ponga”.
¿El hecho de que una mujer trans tenga un papel protagonista es un acto político?
Obviamente, es muy importante que suceda, pero seguramente no habría sucedido si no fuera realmente necesario o no estuviéramos en este momento. Quizá hace 20, 30 o 40 años, alguien que hubiera creado este personaje realmente estaría pensando en una actriz y en un actor, y a nadie le habría chirriado.
Ahora, reflexionando sobre lo que ha pasado y sobre el trabajo que llevamos hecho, yo creo que fue una elección correcta. Es una decisión muy acertada que va a abrir puertas, pero que, si no hubiera sido necesaria, seguramente nadie la habría tomado.