Pamela Anderson resurge en ‘The Last Showgirl’: “Se ha abierto ante mí un mundo nuevo”

Pamela Anderson resurge en ‘The Last Showgirl’: “Se ha abierto ante mí un mundo nuevo”

Pamela Anderson

La protagonista de The Last Showgirl está agradecida a su directora, Gia Coppola, que supo captar su verdadera esencia y la eligió tras ver el documental basado en su autobiografía Love, Pamela. Espera que esto sea sólo el principio.

Por Elisa Leonelli

Lentejuelas, plumas y mucho brilli brilli en la oscura Las Vegas, la ciudad que despierta de noche. Shelly (Pamela Anderson) es una vedette que conoció el esplendor de la capital del juego, pero que ahora, a la fuerza, tiene que despedirse para siempre de los escenarios. Gia Coppola, nieta de Francis Ford, sobrina de Sofia, dirige The Last Showgirl, su tercer largometraje (después de Palo Alto y Popular), el más celebrado hasta la fecha, sobre todo, por el resurgir que ha supuesto para Pamela Anderson. Hablamos con la actriz.

¿Cómo estás llevando el éxito de la película y este resurgir en el que te ha colocado?

Me siento muy honrada y aliviada. Era como si hubiera estado guardando en secreto mi verdadera identidad durante mucho tiempo. Sentía culpa por ciertas decisiones que había tomado. No creo que mucha gente supiera que durante aquellos años en los que posaba para Playboy, pasaba muchas horas leyendo obras de Tennessee Williams y Eugene O’Neill en la librería Samuel French de Hollywood. Sus personajes femeninos me atraían, pero no conocía a nadie que trabajara a partir de ellos. Tengo amigos artistas, como Jeff Koons y Richard Prince, gente increíble que me adora, pero no tenía ningún conocido que trabajara en la industria del cine.

Siempre he dicho que formar parte de la cultura popular es a la vez una bendición y una maldición, porque tenía la dificultad de tener que demostrar que podía hacer otras cosas más allá de las dotes superficiales por las que me hice famosa.

¿Te identificas con esta bailarina de cierta edad que debe planificar su futuro cuando su espectáculo cierra de la noche a la mañana tras 30 años en la cartelera?

Hay muchos paralelismos entre mi historia y la de Shelly, que duda sobre sus opciones en la vida. El papel me venía como anillo al dedo. Sé el esfuerzo que supone llevar toda esa purpurina y sujetar esas plumas tan pesadas en la cabeza. Sé lo que es esperar en el camerino hablando con tus colegas de tus hijos y qué comprar para la cena, y oír la señal que te avisa de que te toca actuar y correr por los pasillos detrás del escenario.

Interpreté a Roxie Hart en el musical de Broadway Chicago y manteníamos este tipo de conversaciones. Esa experiencia me ayudó mucho a interpretar a Shelly. Luego, cuando Gia, alguien que no juzga el comportamiento de los demás, se puso en contacto conmigo, fue como si los planetas se alinearan a mi favor. En el mundo del cine ocurren muchas cosas mágicas y soy muy afortunada por haber tenido esta oportunidad.

¿Qué otras similitudes y diferencias encuentras con tu personaje?

Hay similitudes muy obvias que me sirvieron de punto de partida, como el amor y la nostalgia por la belleza o la fascinación por este tipo de arte, que consiste en crear personajes inolvidables. Y también grandes diferencias. Por ejemplo, me pasé mucho tiempo criando a mis dos hijos [Brandon y Dylan, nacidos de su matrimonio con Tommy Lee de Motley Crue en 1995].

No quería ayuda, quería hacerlo yo misma. Así que no me ocurriría como con Shelly, cuando la bailarina [interpretada por Kiernan Shipka] llama a su puerta y no la deja entrar. Yo la habría invitado a entrar, le habría cocinado algo y habríamos llorado juntas toda la noche. Me gusta la complejidad de Shelly, el hecho de que siempre tenga los sentimientos a flor de piel, de que sea tan optimista y generosa, a la vez que compleja e imperfecta. Era fácil empatizar con el personaje, al que el guion describe maravillosamente.

Billie Lourd, interpreta a tu hija, ¿cómo trabajasteis esa relación?

Nos conocimos el día que rodamos esa escena. La vi muy preparada, con mucha experiencia vital, al igual que yo. El hecho de que no nos conociéramos de antes fue algo positivo, porque entre ambos personajes hay muchos conflictos. Como madre me entristece pensar que Shelly tiene instinto maternal hacia las jóvenes bailarinas y, al mismo tiempo, no conoce realmente a su hija. Se siente distante, perole desea una vida mejor. Billie me confesó después que había pensado en su abuela, Debbie Reynolds, y se había identificado con su madre, Carrie Fisher.

Poder expresar esos sentimientos le resultó muy sanador.

¿Qué piensas cuando ves directores de cine jóvenes a quienes les gusta trabajar con actrices de tu generación o de la de Jamie Lee Curtis, Demi Moore y Nicole Kidman?

Me invade la emoción cuando veo la diferencia de respeto hacia actrices como nosotras, porque durante muchos años se me ha visto como una persona de un solo registro, a pesar de tener hijos y una vida plagada de problemas. Me alegra que esta película muestre a la nueva generación de actrices que se enfrentan a estas dificultades cómo han cambiado las cosas, que pueden crear una familia con otras mujeres en el plató, como ha sido el caso en nuestra película. Se ha abierto ante mí un mundo nuevo y espero que esto sea sólo la punta del iceberg, que surjan otras oportunidades en mi carrera. Mi alma necesitaba hacer una película así.

Fotos: Getty Images

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