El director recogió el galardón a toda su carrera en el Festival de San Sebastián de manos de Tilda Swinton.
Por Irene Crespo
Muy feliz, Pedro Almodóvar llegó ayer al Festival de San Sebastián, en el día que cumplía 75 años. Una noche después, hoy, recoge el Premio Donostia a toda su carrera, que no puede llegar en mejor momento: tras recibir el León de Oro en el último Festival de Venecia por cumplir un sueño que llevaba mucho tiempo persiguiendo, rodar un largometraje en inglés. La habitación de al lado, su último filme, con Tilda Swinton y Julianne Moore como protagonistas, se proyectó también esta noche después de que la primera le entregara al director manchego el premio en una ceremonia a la que acudió el presidente del gobierno, Pedro Sánchez.
La asistencia del presidente fue una de las curiosidades más comentas en las últimas horas en San Sebastián y, por supuesto, una de las preguntas obligadas en la multitudinaria rueda de prensa con Almodóvar y parte del equipo artístico de la película (estaban Tilda Swinton, Victoria Luengo, Juan Diego Botto, Raúl Arévalo y Melina Matthews). “Le conozco y le agradezco que venga porque muestra su apoyo a la cultura. Y no siempre se hace así”, dijo y puso como ejemplo que nadie del actual Ayuntamiento de Madrid haya pasado aún por la exposición sobre su carrera, que ideó con el gobierno de Manuela Carmena.
Preguntado sobre cómo afectaría la visita a la noche y su discurso, Almodóvar ofreció el momento viral del día. “[Pedro Sánchez] es un hombre al que llaman ‘Mr. Handsome’, ‘Míster Guapo’ en Europa y EE UU. Tengo muchas cosas que pedirle y que decirle a un hombre de esas características, a nivel de político y a nivel físico también. Tengo que decidir si me convierto en mitad petarda, mitad cineasta que recoge un premio…”, dijo entre risas de la prensa allí presente. “Se me ocurren muchas cosas que hacer esta noche, desde cabaret –yo en mis principios era muy cabaretero– o decidir algo más serio” y seguir por “los problemas que nombra John Turturro en la película y que representan lo que ocurre ahora mismo en EE UU”, explicó respecto a las elecciones próximas y el avance de la ultra derecha en ese país y en el resto del mundo.
UNA CARRERA PLENA
La rueda de prensa también sirvió, como tocaba, para hacer un repaso a su carrera, recordar sus visitas y relación con el Festival. “La primera vez que estuve fue hace 44 años, con Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, que era una película muy defectuosa”, dijo. “Cuando una película tiene dos defectos la gente la crítica, pero esta tenía tantos que se convirtió en un estilo. Ayer me di cuenta de cuanto habían cambiado las cosas en estos 44 años, pero esta ciudad me sigue provocando sensaciones muy profundas, aunque sean tan diferentes de cuando terminábamos a las ocho de la mañana en la playa. Yo tengo una vocación que es más fuerte que yo mismo, el cine, y si no hubiera podido hacer cine sería la persona más desgraciada del universo”.
Agradeció después que su hermano, Agustín, pensara en crear El Deseo, su productora, para ser ellos los dueños de todas sus películas, como así ha sido. Decidiendo así con quién las hacían y con quién las estrenaban.
Sobre el paso del tiempo, sobre esos 44 años, también habló de cómo le han cambiado en lo personal. Cómo pasó de ser el que saldría toda la noche a elegir la disciplina y la rutina de las que habla últimamente en su cine. Ese cine que también ha ido evolucionando y depurándose con él hasta la elegante contención que ha perfeccionado en La habitación de al lado.
“He pasado por muchas etapas. He tenido una juventud como cineasta en la que me desfogué mucho”, expresó. “Pero ahora, por ejemplo, prefiero las elipsis a las escenas eróticas. Si es necesario para la historia volveré a rodarlas, pero pienso que, en las películas que ruedo actualmente, no lo son. Siempre he sido muy barroco, pero para mí significa la depuración de mi estilo. Empecé a hacerlo desde Julieta y así sigo”.
Y festejó el que sus películas, su cine, sus historias sigan siendo relevantes hoy también para generaciones más jóvenes. “El paso del tiempo es muy cruel con el cine y las películas, incluso con las obras maestras. Pero creo que el tiempo ha enriquecido las historias que contaba. Pienso que soy muy afortunado en ese sentido. Además, nunca he entendido el secreto del éxito, por eso me he limitado a ser lo más fiel posible a mí mismo”.
UN PREMIO A LA VOCACIÓN Y LA PASIÓN
Después de recibir el premio de manos de su actriz y de su ya amiga, Tilda Swinton, Pedro Almodóvar recitó un discurso emocionado y comprometido en defensa de su vocación y de la pasión por el cine que le han dado todo, dijo. “Desde muy pequeño, descubrí en el cine una realidad más real que la que yo vivía en el pueblo, prefería vivir en esa realidad, aunque aún no sabía cómo…”. Siguió recordando sus comienzos, su llegada a Madrid, sus años en la Telefónica, hasta que en 1981 lo abandonó para rodar Laberinto de pasiones. “No quiero enfatizar la épica de una larga espera, lo que quiero es hablar de la historia de una pasión, mi pasión sobre el cine, que ha dado una dirección a mi vida y que, probablemente me ha salvado de muchos peligros. El cine me lo ha dado todo”.
Dijo que el Premio Donostia no lo ve “como el final del camino”, porque no ve ese final. “El cine es una bendición o maldición. No intuyo otro tipo de vida que escribir y dirigir sin pausa, he pensado en el día que me fallen las ideas, el físico o mi propia mente, cuando me fallen, seguiré haciendo películas, quizá serán malas películas, pero incluso a eso estoy dispuesto”.
Celebró haber recibido este premio junto a “otros grandes amigos, Cate Blanchett y Javier Bardem” e insistió en la idea de que el cine es una vocación más fuerte que él mismo y todo lo que le rodea. Aunque sabe que ha podido contar todas las historias que ha querido, que ha podido “imponer” su mentalidad desde los márgenes, también sabe que no ha cambiado sociedades. Y acabó dando un consejo: “Hagamos lo posible porque las grandes tragedias, la falta de empatía, el dolor, la injusticia social, el odio, todo lo negativo imaginable, pertenezcan a la ficción y que la vida real transcurra de un modo justo. Sé que estoy viviendo demasiado pero siempre he sido así”.
Y después de dar paso al elenco español de la película y de un sentido “Eskerrik asko” de Tilda Swinton a una audiencia en pie, comenzó La habitación de al lado, esa película “contra el odio” y a favor “de la empatía”.