Crítica ‘Aún estoy aquí’: emotiva reivindicación de la memoria colectiva

Aún estoy aquí

Aún estoy aquí está nominada a tres Oscar, incluyendo mejor película, mejor película internacional y mejor actriz protagonista, Fernanda Torres.

★★★★

Walter Salles coincidió en el tiempo con la familia Paiva, estuvo en esa casa llena de vida en Río de Janeiro delante de la playa que el cineasta ahora, más de 50 años después reproduce con todo lujo de detalles en, probablemente, su mejor película hasta ahora Aún estoy aquí.

En los últimos años, el director brasileño ha pasado casi más tiempo fuera de las historias y cinematografías de su país que dentro, aunque fuera precisamente la pequeña e íntima historia de Estación central de Brasil la que le lanzara internacionalmente (Diarios de motocicleta, Dark Water, En la carretera), con Aún estoy aquí regresa de lleno a Brasil, a su idioma, a su ciudad, a su historia y su lengua en una preciosa reivindicación de la memoria individual, familiar y colectiva.

Es la historia de la familia Paiva: el patriarca Rubens Paiva, diputado de izquierdas, fue secuestrado en 1971, en los primeros años de la dictadura militar y su familia luchó durante años por saber qué le había pasado. La protagonista de la historia, la heroína, es Eunice Paiva, la esposa, la madre, que tira para adelante, luchando por seguir la vida con sus hijos y por encontrar a su marido. El director adapta las memorias de uno de los hijos, Marcelo Rubens, pero también tira de su propia memoria para componer un retrato de la resiliencia y de lucha.

La primera parte del filme, en la recomposición de aquellos años de fiestas interminables y familiares en casa de los Paiva, Salles ha tratado de recuperar hasta los olores de aquella casa en la que siempre suena música (es el filme del director en el que más música se escucha). Es la parte más emocionante y disfrutable de la película, una alegría contagiosa, una luminosidad que apagaron de la noche a la mañana, sin dejar que pudieran volver a recuperarla nunca hasta muchos años después.

Fernanda Torres, la soberbia actriz brasileña que da vida a Eunice, es el centro y corazón de Aún estoy aquí, la razón por la que la película es tan especial. Sin duda, una de las interpretaciones del año, con todos los premios y nominaciones que ha acumulado, muy merecidos. Su madre en la vida real, la también actriz, Fernanda Montenegro (protagonista de Estación central de Brasil), interpreta a Eunice en el tramo final, en un aún más emotivo giro para darle más sentido a esta reivindicación de la imagen y del contar historias como forma de mantener viva nuestra memoria. Porque de eso va Aún estoy aquí, de recordar que el cine, el arte, es nuestra mejor arma para no olvidar e intentar no repetir.

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